Kakabadse Por el planeta, ¡todo!
En SEMANA, el testimonio de una de las voces más sonoras en temas ambientales y de conservación a nivel mundial.
PARA EMPATAR con Yolanda hay que tener, más que paciencia, fe. Es una mujer que, por sus múltiples actividades, viajes y compromisos, no es fácil atrapar. Al primer contacto, iniciaba un periplo de conferencias y reuniones por tres países europeos sobre la materia que domina y en la que ha sobresalido por más de cuatro décadas. Al regresar, Yolanda remataría unos días en Galápagos, donde encontró un remanso de paz para recargar energías en su casa en Puerto Ayora, para luego en Quito avanzar finalmente con la producción de este espacio.
De origen georgiano
Apátrida, el georgiano Dimitri Kakabadse fue quien inculcó en la ambientalista la pasión por la naturaleza, la aventura y los destinos remotos. Cuenta Yolanda que a los 10 años ya conocía toda la Amazonía, algo poco común hace 60 años. En ese andar por la vida, es lógico el resultado: “Mi padre llegó al Ecuador en 1937, luego de haber terminado sus estudios como ingeniero en Berlín. Poco después se le concedió la nacionalidad ecuatoriana. Trabajó en el campo de la hidroelectricidad, por lo que conoció el país más que la mayoría. Su origen quizá fue una de las razones por las que siempre me ha interesado conocer y entender otras culturas y países. `workaholic', idealista y luchadora como él”.
Nace Fundación Natura
Explorar diferentes regiones del país fue una constante, acompañada de sus hermanos, primos y amigos, con los que creó Fundación Natura, la primera ONG ambiental del Ecuador y, por pedido de Roque Sevilla (quien presidía el directorio), fue su primera directora ejecutiva. “El tema ambiental es como un virus... ¡Entra a tu sistema sanguíneo y se queda ahí para siempre!”.
Psicóloga de profesión, no obstante la carrera de su vida se fue delineando a través de esta institución que abrió el debate sobre el medio ambiente en el país. Gran desafío para quienes la conformaron, Yolanda empezó así su formación en ciencias ambientales y, sobre todo, a volcar ese conocimiento en propuestas de política pública. “Había mucho por aprender, como para el resto del país que debía enfrentarse a retos y oportunidades en sus procesos de desarrollo”.
A través de la fundación, abrió caminos y encontró en ellos razones para enriquecer su espíritu y sus sueños, buscando mejorar las condiciones de los bosques, del agua, del aire, de las áreas protegidas, controlar el uso excesivo de plaguicidas en los alimentos, entre otros temas relevantes.
A través del mundo
La ecuatoriana lidera desde entonces este sector a nivel mundial. “Los vínculos construidos con organizaciones internacionales han sido el resultado de esta visión global que me ha caracterizado”.
En tanto, su dinámica agenda la lleva a viajar constantemente, invitada a conferencias, simposios y como miembro y directora de vaSoy
rias organizaciones ambientales y de conservación a nivel mundial. Al publicarse esta entrevista, la expresidenta del Fondo Mundial para la Naturaleza (2010-2017) estará ya en Washington DC, en una reunión de directorio de la WWF.
Sobre la mesa, trabaja con énfasis en varios temas que le apasionan, como la pérdida y desperdicio de alimentos, “lo que constituye una de las fuentes más importantes de emisión de gases que agravan la crisis climática, además de afectar los ecosistemas naturales y el agua dulce. Es también un tema social, de inequidad: mientras unos arrojamos comida a la basura, otros (demasiados) van a dormir sin comer”. Un mensaje potente, como los tantos que va dejando esta ejemplar mujer, dedicada a mejorar el planeta en el que vivimos con una conciencia de respeto y conservación como bandera de vida.
El tema ambiental es como un virus…
¡Entra a tu sistema sanguíneo y se queda ahí para siempre!”.