Realidad vs. ficción
Conozca cómo influye en su vida íntima mirar este TIPO DE CONTENIDO.
Cuando dos personas llevan un tiempo significativo en una relación, uno de sus principales deseos es que no se apague la famosa llama de la pasión. Con este objetivo y para combatir la monotonía en la intimidad, la pareja puede optar por incluir en su vida sexual una herramienta de estimulación, como es el mirar pornografía.
¿Pero qué ocurre cuando ese nuevo ingrediente no mejora la receta? ¿Hasta qué punto puede influir en la autoestima o el desarrollo de las relaciones sexuales? En revista SEMANA dialogamos con profesionales para tener su punto de vista sobre esta práctica.
Para Silvia Guevara, médica sexóloga, la pornografía siempre ha existido, va a existir y todos en algún momento la van a ver. La diferencia actual es la accesibilidad. “Antes era limitada. Se la veía por revistas o canales televisivos de pago, mientras que ahora basta que tengamos un teléfono celular”.
A criterio de la experta, una pareja puede decidir ver pornografía para dar variedad a su vida sexual, tener mayor estimulación y utilizarla como un instrumento más.
Puede ser una aliada
“Si la vemos como una aliada y entendemos que usarla es similar a ver una película de ciencia ficción, podemos, luego de consultar con nuestra pareja, descubrir que funciona bien como una herramienta adicional que nos estimula y nos agrada”.
Para ello, es necesario tener claro que ese contenido es solo un recurso para propiciar una intimidad distinta y más interesante, siempre que ambos estén de acuerdo.
Según un informe de Save The Children, los jóvenes acceden a la pornografía a partir de los 12 años, utilizándola como fuente de entretenimiento, información y educación. “Cuando ves estos videos desde tan joven, el cerebro todavía está inmaduro y se está desarrollando; entonces todo lo que yo voy consumiendo, voy asumiéndolo como real”, explica Guevara.
Y justamente el no poder diferenciar la vida real de la `perfección' que se ve en la ficción, hace que hombres y mujeres al momento de la intimidad estén preocupados por temas como el tamaño del pene, la duración del tiempo de erección, la forma de los senos, que no exista vello corporal, etc.
Y es ahí cuando aparecen los problemas de autoestima, agrega Guaranda. “En consulta mencionan
cosas como que `mi pareja le presta más atención a la actriz (o al actor) que está viendo', `este personaje tiene una figura esbelta y yo no soy así, yo soy gordita, tengo mis kilitos de más', entre otras”.
Además, aparte de idealizar un estándar en términos físicos, se resta importancia a temas como el preámbulo o el juego previo, la utilización de preservativos, entre otros detalles que por lo general no se muestran en los videos sexuales.
“Están enfocados en que la sexualidad tiene que comenzar de una forma, que a todas las mujeres les gusta hacer una felación, que siempre el hombre está dispuesto y erecto y que ambos deben tener un orgasmo para demostrar que hubo un disfrute”, señala la sexóloga.
“Entonces me preocupo y no cuestiono que lo que veo es actuado, que son mujeres a las que les pagan; pero sí dudo de mí, pienso que me está pasando algo y esto hace que yo me sienta mal”.