La crisis es oportunidad paramejorar las finanzas públicas, usando más “y” que “o”
Desde muchos años atrás se ha venido postergando enfrentar los desbalances que se encuentran a la base de la situación de las finanzas públicas. Los señalamientos no son gritos del pastorcito mentiroso (¡¡ahí viene la crisis!!). Ahora, ante la falta de pago a proveedores de la Fiscalía, atrasos en el pago del subsidio de gas, en pago de pensiones del IPSFA, atraso en la devolución de Renta e IVA a los exportadores, en bonos a policías, en la entrega del FODES a las alcaldías, entre otros, y que el tema se vive día con día, realmente está apareciendo “el lobo” (...la subyacente crisis fiscal).
Esta situación, como toda crisis, ofrece otra oportunidad para reflexionar sobre el tema de manera seria, con visión de país, usando más “y” que “o”.
En la práctica, se aumentaron los ingresos aumentando los impuestos, pero los gastos aumentaron más, aún más que la influencia de los intereses sobre el gasto que hay que pagar, lo cual torna la situación insostenible. La anterior práctica continuó aún después de la influencia de la crisis donde temporalmente los ingresos cayeron por la contracción. Mientras que otras economías, que también aumentaron la deuda durante la crisis, recobraron la sostenibilidad y el crecimiento en un menor periodo de tiempo.
No se ha abordado el tema de manera integral y estructural.
La política fiscal ha usado más el “o”, entre las opciones, lo que divide el análisis, ya que se tiende a pensar solamente en una parte de la política fiscal, apreciando los efectos aisladamente. La discusión parece, “o” solo de impuestos “o” solo de gastos. Se toma que un aumento del gasto tiene un efecto multiplicador expansivo, “o” que un decremento tiene un efecto multiplicador contractivo, sin impuestos; “o” como reflejo, se toma que un aumento de los impuestos tiene un efecto multiplicador contractivo, “o” que una disminución tendría un efecto multiplicador expansivo, otra vez sin gastos.
De manera contraria, no se visualiza, usando más la conjunción copulativa “y” entre las opciones, para sumar, concibiendo los efectos en conjunto. Cuando la economía está debajo de su potencial, “y” cuando simultáneamente, hay un mayor gasto, “y” un menor aumento del ingreso, entonces sí, emerge el concepto de impulso fiscal, positivo “y” expansivo sobre la demanda. Sin embargo, dicho impulso aumenta el déficit fiscal, por lo cual, después de la crisis, cuando la economía está arriba de su potencial, se deben corregir los gastos hacia un menor incremento “y” asumir un mayor aumento de los ingresos, es decir, realizar un ajuste fiscal con un impulso fiscal negativo, para reducir el déficit, “y” recuperar la sostenibilidad “y” la estabilidad.
No se visualiza integralmente, en el sentido que si bien las aplicaciones de un ajuste fiscal son de contracción, se pueden compensar con otras políticas “y” generar mayor dinamismo por el lado del sector privado, “y” también proteger a las personas de menores ingresos.
Tampoco se concibe el tema de manera estructural, dejando de lado la composición del gasto “y” sus componentes, sobre todo su evaluación de impacto, para valorar su magnitud “y” repercusión sobre la productividad, con lo cual, de manera macroeconómica, el gasto no repercute en un aumento del crecimiento potencial de la economía.