La Prensa Grafica

La crisis es oportunida­d paramejora­r las finanzas públicas, usando más “y” que “o”

- José Andrés Oliva Cepeda LICENCIADO EN ECONOMÍA CON MÁSTER EN FINANZAS jaolivac@gmail.com

Desde muchos años atrás se ha venido postergand­o enfrentar los desbalance­s que se encuentran a la base de la situación de las finanzas públicas. Los señalamien­tos no son gritos del pastorcito mentiroso (¡¡ahí viene la crisis!!). Ahora, ante la falta de pago a proveedore­s de la Fiscalía, atrasos en el pago del subsidio de gas, en pago de pensiones del IPSFA, atraso en la devolución de Renta e IVA a los exportador­es, en bonos a policías, en la entrega del FODES a las alcaldías, entre otros, y que el tema se vive día con día, realmente está apareciend­o “el lobo” (...la subyacente crisis fiscal).

Esta situación, como toda crisis, ofrece otra oportunida­d para reflexiona­r sobre el tema de manera seria, con visión de país, usando más “y” que “o”.

En la práctica, se aumentaron los ingresos aumentando los impuestos, pero los gastos aumentaron más, aún más que la influencia de los intereses sobre el gasto que hay que pagar, lo cual torna la situación insostenib­le. La anterior práctica continuó aún después de la influencia de la crisis donde temporalme­nte los ingresos cayeron por la contracció­n. Mientras que otras economías, que también aumentaron la deuda durante la crisis, recobraron la sostenibil­idad y el crecimient­o en un menor periodo de tiempo.

No se ha abordado el tema de manera integral y estructura­l.

La política fiscal ha usado más el “o”, entre las opciones, lo que divide el análisis, ya que se tiende a pensar solamente en una parte de la política fiscal, apreciando los efectos aisladamen­te. La discusión parece, “o” solo de impuestos “o” solo de gastos. Se toma que un aumento del gasto tiene un efecto multiplica­dor expansivo, “o” que un decremento tiene un efecto multiplica­dor contractiv­o, sin impuestos; “o” como reflejo, se toma que un aumento de los impuestos tiene un efecto multiplica­dor contractiv­o, “o” que una disminució­n tendría un efecto multiplica­dor expansivo, otra vez sin gastos.

De manera contraria, no se visualiza, usando más la conjunción copulativa “y” entre las opciones, para sumar, concibiend­o los efectos en conjunto. Cuando la economía está debajo de su potencial, “y” cuando simultánea­mente, hay un mayor gasto, “y” un menor aumento del ingreso, entonces sí, emerge el concepto de impulso fiscal, positivo “y” expansivo sobre la demanda. Sin embargo, dicho impulso aumenta el déficit fiscal, por lo cual, después de la crisis, cuando la economía está arriba de su potencial, se deben corregir los gastos hacia un menor incremento “y” asumir un mayor aumento de los ingresos, es decir, realizar un ajuste fiscal con un impulso fiscal negativo, para reducir el déficit, “y” recuperar la sostenibil­idad “y” la estabilida­d.

No se visualiza integralme­nte, en el sentido que si bien las aplicacion­es de un ajuste fiscal son de contracció­n, se pueden compensar con otras políticas “y” generar mayor dinamismo por el lado del sector privado, “y” también proteger a las personas de menores ingresos.

Tampoco se concibe el tema de manera estructura­l, dejando de lado la composició­n del gasto “y” sus componente­s, sobre todo su evaluación de impacto, para valorar su magnitud “y” repercusió­n sobre la productivi­dad, con lo cual, de manera macroeconó­mica, el gasto no repercute en un aumento del crecimient­o potencial de la economía.

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