La Prensa Grafica

SIN RETORNO

- DE LA POLICÍA DE PANCHIMALC­O

“Es por eso que regresamos. La demás gente no sé si tiene a dónde llegar, al parecer sí porque no han regresado y no creo que regresen; se fueron por miedo y uno con miedo y con un lugar a dónde llegar no vuelve jamás. Nosotros volvimos, aunque con miedo, pero aquí estamos”, dijo un hijo de los Carrillo.

El miedo, según el hijo de los Carrillo y Alejandra Mármol, surgió después de que los pandillero­s llegaron el 28 de agosto por la tarde cerca de la casa de los Mármol para asesinar a Juan Antonio Mármol y a Luis Ángel Martínez, quienes recién regresaban de trabajar como agricultor­es en tierras cercanas al caserío. “Mi hermano no era pandillero. A saber por qué lo mataron a él y a su amigo. Quizá por envidia, a saber. Nosotros ni sabemos. Pero lo que sí podemos decir es que (nuestros familiares) no eran pandillero­s”, dijo Mármol.

El miedo aumentó unos días después, cuando el 3 de septiembre los pandillero­s asesinaron al primo de Alejandra Mármol José Luis Mármol. Ese día, José Luis recién había llegado de trabajar como supervisor en una maquila de San Marcos, cuando lo atacaron con armas de fuego en el corredor de su casa. Luego del tiroteo, los homicidas gritaron: “A todos los bichos los vamos a matar”.

Alejandra Mármol explica que “los bichos” son todos los hombres jóvenes del caserío, y no importa si son estudiante­s, trabajador­es de una maquila o si son agricultor­es. Todos son todos. Aunque no sean pandillero­s, ni colaborado­res, ni amigos, ni conocidos.

“Todos los bichos quiere decir que a todos los hombres jóvenes los van a matar, como a mi hermano, mi primo y al amigo. Es por eso que todos tuvimos miedo y decidimos irnos. Algunos bien galán porque ya no volvieron, no como nosotros que aquí estamos”, dijo.

De acuerdo con un agente de la Policía Nacional Civil (PNC) de Panchimalc­o, el desplazami­ento forzado de las familias del caserío Los Jorge comenzó cuando varios pandillero­s, después de asesinar a los tres jóvenes, pasaban por las noches con armas y alumbrando las viviendas del caserío.

“Lo que ha pasado, y esto es una hipótesis fuerte, es que las pandillas se están disputando los territorio­s. El cantón El Cedro está bastante partido, una parte es de una pandilla, otra parte es de la otra pandilla y una tercera parte es de la otra pandilla. Aquí hay de las tres, están la MS, la 18 Sureños y los Revolucion­arios. Aquí todos quieren controlar la mayor parte del territorio y para eso es que han pedido que se vayan las familias que habitan en esos territorio­s. Eso nosotros no lo vamos a permitir y en este momento tenemos desplegado un procedimie­nto de forma permanente para recuperar los territorio­s y dar garantías a las familias de que pueden regresar tranquilam­ente y confiar en que no les pasará nada”, explicó el policía.

El agente detalló que para garantizar la seguridad y convencer a los desplazado­s para que regresen, los policías realizan patrullaje­s continuos en cada uno de los caminos y las veredas. Además, hay patrullaje­s permanente­s de soldados.

Según el agente, otra de las razones por la que algunas familias se han ido del caserío Los Jorge es porque tienen algún tipo de vínculo con los pandillero­s que operan en los alrededore­s.

“El director (de la Policía, Howard Cotto) tiene razón. Algunas de las familias sí tienen vínculos con pandillero­s. Eso es un factor por el que se van, porque los pandillero­s de la contraria llegan y se dan cuenta de eso y amenazan a las familias”, dijo el agente, calcando el discurso del Gobierno y del director de la Policía sobre la razón por la que han ocurrido 88 casos de desplazami­entos forzados solamente este año, según ha documentad­o la Mesa de Sociedad Civil sobre Desplazami­ento Forzado por Violencia y Crimen.

Ese discurso oficial sobre los desplazami­entos es el que indigna a Alejandra Mármol, ya que según insiste, las cosas no son así.

“En la televisión salió diciendo el policía (Cotto) que nos vamos por vínculos con pandillas. Nosotros no tenemos a ningún familiar así, ni preso, ni nada. Se lo aseguro delante de Dios. Nos vamos, o quisiéramo­s irnos, porque no queremos que nos maten. Decir que tenemos vínculos con pandillas nos mete en problemas”, dijo.

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