Asesinatos y sospechas de pandillas estremecen suburbios de Nueva York
Los crímenes golpean a la comunidad escolar de Brentwood. Se les pide a los niños no usar ropa ligada con las pandillas.
Amaba el fútbol y tenía una noviecita en cada esquina. A Miguel García le gustaba además su escuela en Brentwood, un suburbio a 64 kilómetros de Manhattan. Los huesos del adolescente ecuatoriano de 15 años fueron descubiertos la semana pasada cerca de las vías del tren, siete meses después de haber desaparecido. “Han sido meses muy duros, demasiado. Estamos muy tristes, muy adoloridos”, dijo a The Associated Press Abraham Chaparro, padrastro del joven.
García es uno de los cuatro estudiantes –al menos tres de ellos hispanos– que acudían a la misma escuela y que han sido asesinados en los últimos meses en este suburbio de casas con jardín, ubicado a una hora y media en automóvil de los lujosos Hamptons, donde celebridades y neoyorquinos disfrutan de sus veranos.
La Policía informó que sospecha que los autores del crimen forman parte de las violenta pandilla MS-13, o Mara Salvatrucha, y que se calcula ha matado al menos a 30 personas en Long Island desde 2010.
Los asesinatos perpetrados por la MS-13 han estremecido durante años la zona, donde se concentra la comunidad centroamericana de Nueva York y adonde han ido a parar muchos menores de El Salvador y Honduras que cruzaron ilegalmente la frontera con Estados Unidos en 2014 y 2015 huyendo precisamente de la violencia en sus países natales.
“Tenemos miedo”, dijo Karen Umanzor, una salvadoreña de 20 años que estudia en la escuela pública de Brentwood a la que concurría García. “Nos han dicho que cuando salgamos de clase deberíamos ir a casa, que no deberíamos quedarnos por la calle”.
Las noticias sobre las maras saltaron a las portadas de los diarios a mediados de septiembre cuando los cuerpos de Nisa Mickens y Kayla Cuevas, de 15 y 16 años, fueron descubiertos en las calles de Brentwood, uno cerca