Poruna regiónfuerte yunida
La integración y el trabajo conjunto entre los pueblos de nuestra región ha sido siempre una de las convicciones con las que hemos conducido nuestra política exterior, desde que llegamos al Ministerio de Relaciones Exteriores en el año 2009, y más aun a partir del mandato de nuestro presidente, Salvador Sánchez Cerén.
Nuestro Plan Quinquenal de Desarrollo 2014-2019, de hecho, apunta a potenciar a El Salvador como un país con una firme vocación integracionista y con una visión integral que genere beneficios a nuestros pueblos, por lo que buscará contribuir a que el proceso de integración latinoamericana y caribeña continúe con fuerza, con un enfoque que potencie la cooperación, la complementariedad y la solidaridad.
Por eso, esta semana, asumimos con gran compromiso y responsabilidad el honor que nos han conferido nuestros hermanos de América Latina y el Caribe, al confiarnos para este 2017 la Presidencia Pro Témpore (PPT) de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el foro de diálogo y concertación más amplio de toda la región, del que participan sus 33 países.
Como lo ha señalado el presidente Sánchez Cerén, es un reconocimiento que aceptamos en nombre del pueblo salvadoreño, seguros de que podemos aportar a que este mecanismo siga potenciando nuestros intereses comunes frente a otros países y espacios a nivel global, para que las justas aspiraciones de nuestras poblaciones sean escuchadas y tomadas en cuenta.
Creemos que el potencial que nos brinda esta Comunidad es muy alto, y por ello es que ya en los últimos meses veníamos ejerciendo, por ejemplo, la coordinación de su Grupo de Trabajo sobre Adelanto de la Mujer, y albergando en San Salvador importantes reuniones alrededor de su Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre –conocido como Plan SAN CELAC 2025–, agricultura familiar y migración, entre otras.
Estos, justamente, son temas en los que haremos un especial énfasis durante nuestra PPT, pues son aspectos de especial sensibilidad para nuestra gente y con los que, además, podemos abonar sustancialmente para que nuestra región avance en la ruta del desarrollo sostenible, tal como nos lo hemos propuesto incluso a nivel mundial, con la Agenda año, época en que la mayoría de los trabajadores ganan una importante cantidad de su sustento anual.
Como consecuencia de lo anterior, la realidad demuestra que la producción de café a nivel nacional, en el último quinquenio, ha bajado de 2.6 millones de quintales a cerca de 500,000. Cifra que debería preocupar a todos, pues esto significa que las familias salvadoreñas han dejado de percibir un total de 35 millones de dólares en salarios anuales y lo cual significa que cerca de 130 mil familias no han recibido el ingreso que estaban acostumbradas a percibir; solo por concepto de la baja en la producción de café.
Parecería que este problema solo es de los dueños de las fincas de café, los cuales tradicionalmente se han visto como gente “millonaria” y que debería aguantar todo tipo de problemas, pues tienen los fondos necesarios.
Este planteamiento hace caso omiso que ya no hay dueños de fincas con suficientes recursos para seguir financiando las pérdidas de sus propiedades y que el enfoque del gobierno debe cambiar hacia el de promover medidas que logren solventar el problema de la baja producción de café. Además, no tanto hacerlo por los dueños, sino por las mismas familias campesinas que viven del cultivo del café, las cuales se encuentran, igualmente, sufriendo las consecuencias de la falta de una política cafetera a nivel 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Para lograrlo, será vital que sigamos promoviendo la cooperación Sur-sur entre nuestras naciones, una modalidad en la que El Salvador cree firmemente y en la que cada vez adquiere más experiencia en su rol de país oferente de cooperación. Y, asimismo, será necesario que fomentemos el diálogo con otros bloques regionales, como la Unión Europea, por lo que, para el último trimestre de este año, estaremos impulsando la celebración en San Salvador de un encuentro CELAC-UNIÓN Europea.
Con todo ello, como hemos venido planteando desde que en octubre pasado nos eligieron para ejercer esta Presidencia, pretendemos construir una agenda fuerte, inclusiva y humana, que, aun reconociendo y respetando nuestra diversidad, sea capaz de concertar esfuerzos e impulsar soluciones a las necesidades comunes y exigencias propias de nuestros países y de la región.
Tendremos, pues, un año de intensa labor, que nos presenta no solo la oportunidad para trabajar juntos de cara a los retos de nuestra agenda interna, sino también para que El Salvador aporte a toda Latinoamérica y el Caribe, y hacer de nuestra región una cada vez más fuerte y unida para el mayor beneficio de su gente. nacional y que solvente o más bien enfrente las bajas de precio a nivel internacional y el eliminar la plaga de la roya; que ambos tienen que ser un esfuerzo a nivel de gobierno, pues los productores, individualmente, no pueden hacerles frente.
Comprendiendo el drama que están sufriendo gran cantidad de familias en el sector cafetalero, el gobierno no puede seguir sin hacer nada mientras la riqueza nacional que representa el cultivo del café desaparece. Por el otro lado, una cosa es segura y es que los precios del café se van a recuperar y su riqueza nacional va a volver a beneficiar a las familias salvadoreñas.
Como dice un famoso cantante popular y de mucha sabiduría: “Ojalá... que llueva café en el campo”.
Sin embargo, algo tiene que hacer el gobierno mientras tanto, de forma que todas las familias perjudicadas no tengan necesidad de que alguno de sus miembros tenga que emigrar a los Estados Unidos o que alguno de sus hijos no tenga más opción que incorporarse a las maras.
¿Qué hacer? Se debe reconocer que la riqueza del café es de todos los salvadoreños y como tal, una medida a adoptar, para mientras los precios del café se recuperan, es que las fincas de café no paguen IVA y que el gobierno absorba la mitad de los intereses que están pagando al sistema financiero.