ONU¡ S.O.S.! ¡¡S.O.S.!! ¿S.O.S.?
Complicado país en el que vivimos, la impunidad es la orden del día, emblemático caso el de la niña asesinada hace unos años, en medio de su propia familia, caso que continúa sin resolución alguna. La lista de funcionarios procesados por corrupción es larga: diputados, jueces, alcaldes, entre otros, no hay año que pase sin que algún notable se añada a la augusta lista. El narcotráfico y las pandillas azotan nuestras ciudades. Las pandillas crecen a un acelerado ritmo, el crimen organizado más sofisticado cada día. Los funcionarios hacen de los medios de comunicación sus más acérrimos enemigos: los medios están comprados, sus reportes son falsos, exageran todo, no son confiables.
La polarización entre los dos partidos dominantes, las dos fuerzas políticas, está llevando al país al caos, a la parálisis institucional. El discurso del gobierno ofende a nuestros aliados, la meritocracia la tiraron por la borda, nombran secuaces y compinches, todos sacados del mismo costal.
El diálogo y consenso son recuerdos de otras épocas, predomina el servilismo, el de opinión contraria pronto se encuentra viendo para adentro desde afuera. La conducta de un caballero y una dama también se fueron por la borda, ya no digamos el culto lenguaje. El maquiavelismo es la orden del día, el fin justifica los medios, así son los Estados Unidos de América hoy día.
Cualquiera pensaría que estaba describiendo a nuestro querido El Salvador, pero no... así es el Imperio hoy día: Jonbenet Ramsey, asesinada a los seis años de edad, el 25 de diciembre de 1996, aún sin resolver; la lista de funcionarios procesados por corrupción es larga, Grossman, M. (2003). “Political corruption in America: an encyclopedia of scandals, power, and greed”; según el FBI, existen unas 33,000 pandillas violentas activas, con un aproximado de 1.4 millones de miembros; el insaciable apetito por drogas de toda clase crea ese fértil campo que tan bien cosecha el narcotráfico: Suramérica no controla la producción, quemen los campos, dicen los del norte, Mesoamérica no controla el tráfico, chuecos y miedosos ejércitos, dicen los del norte, pero lo más importante no lo mencionan, Norteamérica no controla la demanda, ese voraz apetito por un buen “pericazo” o cualquier otra cosa que altere la conciencia.
“America first” es el nuevo grito de guerra, excluyente sociedad; la oposición son los medios clama el nuevo gobierno, todo lo que publican es falso, tergiversan todo, aunque vean fotos o videos no lo crean; la polarización, la ineptocracia, el nepotismo, el servilismo, son las órdenes del día; la urbanidad, el civismo, el respeto, no importan, lo que importa es el fin.
Sin embargo, no se escuchan voces clamando que vengan las Naciones Unidas a mediar el diálogo entre republicanos, demócratas y los nuevos apóstoles de “gobernanza por disrupción”, ¡ah! Pero en nuestro querido El Salvador parece que es la única viable solución: sin las Naciones Unidas, sin un mediador de envergadura, los muchachos simplemente no se hablan, no llegan a entendimientos, ¡no lo creo!
El problema no es el sistema político, el problema son los políticos. ¿Cómo van a lograr acuerdos, si son los mismos que se hablaban a través de la punta del fusil? Basta con ver los integrantes de las mesas de negociación, ¡son los mismos! Aquí no necesitamos a las Naciones Unidas, necesitamos nuevos e independientes políticos, por eso, en las elecciones que se avecinan vote por su partido de preferencia, pero no vote por esa cara si la ha visto antes, vote por aquellos que nunca ha visto u oído de ellos. Si no vota, no se queje.