La Prensa Grafica

ONU¡ S.O.S.! ¡¡S.O.S.!! ¿S.O.S.?

- Carlos G. Romero INGENIERO MBA, MSC carlosgast­onromero@gmail.com

Complicado país en el que vivimos, la impunidad es la orden del día, emblemátic­o caso el de la niña asesinada hace unos años, en medio de su propia familia, caso que continúa sin resolución alguna. La lista de funcionari­os procesados por corrupción es larga: diputados, jueces, alcaldes, entre otros, no hay año que pase sin que algún notable se añada a la augusta lista. El narcotráfi­co y las pandillas azotan nuestras ciudades. Las pandillas crecen a un acelerado ritmo, el crimen organizado más sofisticad­o cada día. Los funcionari­os hacen de los medios de comunicaci­ón sus más acérrimos enemigos: los medios están comprados, sus reportes son falsos, exageran todo, no son confiables.

La polarizaci­ón entre los dos partidos dominantes, las dos fuerzas políticas, está llevando al país al caos, a la parálisis institucio­nal. El discurso del gobierno ofende a nuestros aliados, la meritocrac­ia la tiraron por la borda, nombran secuaces y compinches, todos sacados del mismo costal.

El diálogo y consenso son recuerdos de otras épocas, predomina el servilismo, el de opinión contraria pronto se encuentra viendo para adentro desde afuera. La conducta de un caballero y una dama también se fueron por la borda, ya no digamos el culto lenguaje. El maquiaveli­smo es la orden del día, el fin justifica los medios, así son los Estados Unidos de América hoy día.

Cualquiera pensaría que estaba describien­do a nuestro querido El Salvador, pero no... así es el Imperio hoy día: Jonbenet Ramsey, asesinada a los seis años de edad, el 25 de diciembre de 1996, aún sin resolver; la lista de funcionari­os procesados por corrupción es larga, Grossman, M. (2003). “Political corruption in America: an encycloped­ia of scandals, power, and greed”; según el FBI, existen unas 33,000 pandillas violentas activas, con un aproximado de 1.4 millones de miembros; el insaciable apetito por drogas de toda clase crea ese fértil campo que tan bien cosecha el narcotráfi­co: Suramérica no controla la producción, quemen los campos, dicen los del norte, Mesoaméric­a no controla el tráfico, chuecos y miedosos ejércitos, dicen los del norte, pero lo más importante no lo mencionan, Norteaméri­ca no controla la demanda, ese voraz apetito por un buen “pericazo” o cualquier otra cosa que altere la conciencia.

“America first” es el nuevo grito de guerra, excluyente sociedad; la oposición son los medios clama el nuevo gobierno, todo lo que publican es falso, tergiversa­n todo, aunque vean fotos o videos no lo crean; la polarizaci­ón, la ineptocrac­ia, el nepotismo, el servilismo, son las órdenes del día; la urbanidad, el civismo, el respeto, no importan, lo que importa es el fin.

Sin embargo, no se escuchan voces clamando que vengan las Naciones Unidas a mediar el diálogo entre republican­os, demócratas y los nuevos apóstoles de “gobernanza por disrupción”, ¡ah! Pero en nuestro querido El Salvador parece que es la única viable solución: sin las Naciones Unidas, sin un mediador de envergadur­a, los muchachos simplement­e no se hablan, no llegan a entendimie­ntos, ¡no lo creo!

El problema no es el sistema político, el problema son los políticos. ¿Cómo van a lograr acuerdos, si son los mismos que se hablaban a través de la punta del fusil? Basta con ver los integrante­s de las mesas de negociació­n, ¡son los mismos! Aquí no necesitamo­s a las Naciones Unidas, necesitamo­s nuevos e independie­ntes políticos, por eso, en las elecciones que se avecinan vote por su partido de preferenci­a, pero no vote por esa cara si la ha visto antes, vote por aquellos que nunca ha visto u oído de ellos. Si no vota, no se queje.

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