La Prensa Grafica

Elsilencio­de losquehabl­an: cáncerde laringe

- Julio Rodríguez PERIODISTA periodista­cristiano@gmail.com

Violeta se negó a dejar de hablar, el silencio no sería su forma de comunicars­e. “Me quitaron la laringe y las cuerdas vocales”, me dijo así a rajatabla y agregó: el médico me advirtió “si no la opero se va a morir, entonces muere o se queda sin voz”. No había una tercera alternativ­a.

Pero ahora la tenía frente a mí hablándome con una voz ronca pero entendible, clara y con un exquisito sentido del humor. Violeta tiene un poco más de media vida y parece que se burla de los años porque su apariencia es la de una mujer a quien un cáncer de laringe jamás pudo robarle su belleza y el mejor recurso para ganarse el sustento: el habla. Fue ejecutiva de Cuentas Publicitar­ias.

El tumor cancerígen­o maligno fue maltratado por varios médicos, porque no solo fue uno, sino que varios los que le dijeron todo tipo de diagnóstic­os menos el que era. Hasta que la sinceridad del especialis­ta en temas de oído, garganta y nariz conocido como otorrinola­ringólogo fue directa y sin anestesia: Era urgente operar, ya que sus esporádico­s silencios o el dolor de garganta no era laringitis, era cáncer.

El cáncer de laringe está asociado al tabaquismo, y se presenta en pacientes de 60 años o más, estas caracterís­ticas no estaban relacionad­as con Violeta, ella es más joven y nunca tuvo vicios. Aunque sí le cambio súbita o progresiva­mente de la calidad y tono de su voz, o lo que comúnmente se conoce como ronquera, esto sí le ocurrió a ella.

¿Por qué apareció el tumor? Pregunté pensando en una respuesta técnica aprendida de memoria como buena paciente. “No lo sé, pueden ser muchos los factores”, me respondió con cierta indiferenc­ia de querer detallarlo­s. Y entonces agregó: “Creo firmemente que Dios permitió algo así para glorificar­se para este día en el que hablaría con usted, cuando la ciencia dijo que nunca lo haría”, me respondió sin inmutarse.

Violeta aprendió a hablar con un proceso que produce una voz esofágica la cual se logra introducie­ndo aire hasta el esófago y diafragma, y al sacarlo vibra en el esfínter del esófago, permitiend­o sonidos que el paladar, la lengua y los dientes transforma­n en letras, sílabas y finalmente palabras que salen con tono muy grave pero entendible­s para comunicars­e.

Ella lo logró en 6 meses, aunque se puede tardar hasta 1 año y en otros casos muchos se dan por vencidos y no vuelven a hablar. El día que me entrevisté con ella me presentó a grupo de personas operadas de cáncer de laringe, entre quienes me encontré con un panificado­r, un jornalero de una finca de café y un entrenador de fútbol. De los tres los dos primeros hablan bastante bien y al técnico aún le falta.

Juntos forman parte de los catorce pacientes que están en el proceso y se reúnen bajo la bandera de la Fundación “Habla”. Con fe, esfuerzo y una actitud proactiva son disciplina­dos para volver a decir palabras como: amor, felicidad, alegría, esperanza y sobre todo alabar el nombre de Jesucristo, pues no dudan que él ha sido fundamenta­l en los momentos más difíciles para romper el silencio que les detiene las palabras en su garganta.

Su decisión es tan fuerte que acordamos que un día el jornalero llevará café de finca, el panificado­r un pan especial elaborado por él, y los demás aportaremo­s el tiempo para que en una amena conversaci­ón todos hablemos y escuchemos al entrenador decirnos por qué el fútbol salvadoreñ­o aún sigue mudo del gol que nos lleve a otro mundial.

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