¡Vaya! ¡Otro muro!
El anuncio reciente sobre la construcción de las partes faltantes del muro entre México y EUA lleva a pensar en iniciativas relativamente similares, con vistas a establecer el resultado de las mismas.
Al parecer los muros solo sirven para separar y dividir, pero pasadas las circunstancias que los originaron tienden a convertirse en algo diferente a lo planeado. Viviendo en un mundo donde el cambio es normal y tiene una velocidad impresionante lo más probable es que el asunto termine de una manera diferente.
Por ejemplo, la Gran Muralla China, antigua fortificación construida y reconstruida desde el siglo V antes de Cristo para proteger la frontera norte del Imperio chino de los ataques de los nómadas xiongnu de Mongolia y Manchuria, de extensión oficial fijada en unos 7,300 kilómetros, incluyendo sus ramificaciones y construcciones secundarias, tendría unos 21,196 kilómetros de largo.
Después de haberse pensado como instrumento para que no entraran los enemigos, la muralla fue designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987 convirtiéndose en una joya arquitectónica de gran majestuosidad. Se estima que unos 10 millones de trabajadores murieron durante su construcción. Ojalá que en esfuerzos recientes, no muera nadie. Los Emperadores que ordenaron la construcción ¿habrán previsto en qué se convertiría la obra que iniciaron?
Empero, hacia 1220 cayeron sobre ella los mongoles acaudillados por Gengis Khan, que logró destruirla y conquistaron el imperio del Medio y establecieron el imperio mongol de Yüan.
Aunque de dimensiones nada comparables con la anterior obra, la Muralla romana de Lugo en Galicia, España, podría considerarse un ejemplo de parecida intencionalidad. Rodea el casco histórico de Lugo en la provincia del mismo nombre. La antigua ciudad de Lucus Augusti, fundada por Paulo Fabio Máximo, fue dotada de un muro de defensa que ha perdurado, con escasas reformas, hasta la actualidad. Este se construyó con la finalidad de anexionar, definitivamente, el noroeste de la Península Ibérica al Imperio romano.
Tiene solamente una longitud de 2,266 metros y 85 poderosas torres: delimita el casco histórico de la urbe gallega y ha pasado de ser un obstáculo para su evolución y crecimiento a ser un monumento integrado en la estructura urbana y fuente de riqueza turística. Pensada como separación y defensa se ha transformado en un elemento integrador entre la antigua Lucus y la que se ha desarrollado a su alrededor.
La muralla romana de Lugo fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000 y está hermanada desde 2007 con la Gran Muralla China.
Finalmente, el Muro de Berlín que formó parte de la República Democrática Alemana, del 13 de agosto de 1961 al 9 de noviembre de 1989, formaba parte de la frontera interalemana y separaba el Berlín Oeste del Berlín Este. Un muro de 45 kilómetros dividía la ciudad de Berlín en dos, mientras que otros 115 kilómetros rodeaban su parte oeste aislándola de la RDA. La muralla fue denominada por sus constructores como Muro de Protección Antifascista y por parte de los medios de comunicación y parte de la opinión pública occidental como “muro de la vergüenza”. Prácticamente sirvió para impedir la emigración masiva que marcó a Alemania del Este y al bloque comunista tras la Segunda Guerra Mundial.
Se calcula que el muro propuesto a construir mediría unos 1,123 kilómetros. Sería recomendable incluir elementos artísticos para que una vez superada la actual coyuntura histórica y con inteligencia, creatividad y buena voluntad los pueblos hayan superado las barreras físicas y mentales que los separan, se disponga de una obra que cumpla al menos funciones turísticas.