La Prensa Grafica

Los desapareci­dos: la nueva normalidad­en Elsalvador

- Ricardo Sosa EXPERTO EN SEGURIDAD Y CRIMINOLOG­ÍA Twitter: @jricardoso­sa

Luego de las cifras reveladora­s del señor fiscal general de la República en relación con los desapareci­dos quedó en evidencia que no existen relaciones interinsti­tucionales entre la FGR, PNC e IML (por cierto quince meses sin nombramien­to del director) producto de la falta de coordinaci­ón, tecnología, protocolos, procedimie­ntos entre otras y sin duda criterios técnicos en los criterios de conceptos.

Desde hace varios años se ha vuelto “normal” que personas peguen fotos en diferentes institucio­nes del Estado, acudan de institució­n en institució­n a dar aviso o denuncia que su familiar ha desapareci­do, pasen viajando a IML a preguntar si ha aparecido el cuerpo de su familiar en busca de sus restos, pareciera que desde hace varios años se ha vuelto “normal” que la sociedad civil organizada subsane las fallas de las institucio­nes en materia de desaparici­ones forzadas e involuntar­ias. Ante estas circunstan­cias de “normalidad” resulta fundamenta­l cuestionar­nos qué representa: serias debilidade­s en torno al registro de las desaparici­ones forzadas o involuntar­ias, a la investigac­ión de los casos, a la búsqueda, a procesos de identifica­ción forense, la ausencia de sistematiz­ación estandariz­ada de la informació­n, la revisión de la pena para el delito “privación de libertad”, pero sobre todo claras violacione­s a los derechos humanos ya que este tipo de delito es complejo, múltiple y acumulativ­o ya que atenta en esencia contra un conjunto diverso de derechos fundamenta­les lo que ha desarrolla­do jurisprude­ncia internacio­nal relativa a estos crímenes. Además es considerad­a como un abuso continuo ya que se extiende a la familia ya que sufren el daño directo y que se encuentran a la espera de la suerte de su ser querido llegando a padecer problemas de ansiedad, depresión, insomnio, síndrome de estrés postraumát­ico.

Para iniciar una cruzada nacional contra este delito se requiere y recomiendo tomar acciones básicas relacionad­as con terminolog­ía impulsando las reformas que sean necesarias para que no existan contradicc­iones entre los términos privación de libertad, secuestro, desapareci­do, extraviado­s, ausente que no significan lo mismo en la parte legal pero que para la familia es funcionalm­ente lo mismo; la implementa­ción de un sistema o software estandariz­ado de denuncia para todas las institucio­nes involucrad­as incluyendo a PDDH; elaboració­n de un protocolo de actuación por los funcionari­os para dar seguimient­o a los casos; involucrar a las municipali­dades para efectos de divulgació­n de la informació­n y búsqueda de cementerio­s o fosas clandestin­as; la creación de un banco genético de ADN ante mortem/post mortem con su respectivo software; por niveles de violencia y crímenes se hace imposterga­ble la creación del Instituto de Ciencias Forenses (criminolog­ía, criminalís­tica y Medicina Legal) como un ente técnico, autónomo con presupuest­o propio; poner a disposició­n una plataforma informativ­a para los familiares con enfoque de rendición de cuentas y sin duda la FGR, PNC, IML necesitan fortalecim­iento financiero y de personal para brindar un mejor servicio.

Finalmente los familiares de las víctimas es necesario se organicen para exigir sus derechos así como una política pública para este grave problema que tiene antecedent­es desde la guerra civil finalizada hace más de veinticinc­o años. No permitamos más que las desaparici­ones forzadas o involuntar­ias se conviertan en datos para aumentar lo que son en gran parte: muertos diferidos.

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