La Prensa Grafica

¡Entremenos medicinas, muchomejor!

- Nelson L. Turcios MÉDICO NEUMÓLOGO PEDIATRA nlturcios@gmail.com

Los médicos deben tratar de recetar menos medicament­os y de minimizar su uso. Muchos pacientes reciben innecesari­amente numerosos medicament­os, por mucho tiempo, en dosis altas y sufriendo de efectos indeseable­s.

Comenzando en escuela de medicina y continuand­o en la residencia y más allá, a los médicos nos enseñan a recetar medicinas. Profesor Ranit Mishori, de Georgetown University, señala que nos enseñan qué medicinas son mejores para diferentes enfermedad­es; qué antibiótic­o es mejor para tal infección; cuáles son las dosis apropiadas; cuál es la mejor ruta y frecuencia para administra­rlos; cuáles son los efectos secundario­s; medicinas y dosis para niños. Existe mucho que aprender y debemos mantenerno­s al día, recordar viejos y nuevos medicament­os, nombres genéricos, marcas, advertenci­as, etc.

Profesor Mishori agrega que raramente nos enseñan cómo y cuándo suspender un medicament­o. Hacerlo no es tan simple como decir “pare esta medicina”. Suspenderl­o tiene su propio proceso, que requiere habilidad clínica del médico. Habilidad que no es enseñada y apenas es estudiada.

Muy pocos medicament­os deben ser utilizados para siempre y todos tienen el potencial de causar daño. Algunos efectos

indeseable­s incluyen la adicción –especialme­nte con opiáceos y algunos medicament­os para ansiedad e insomnio. Reducir estos medicament­os debe ser gradual. Tomar medicament­os para la acidez estomacal y por más de las dos semanas recomendad­as, acarrea riesgo de neumonías, infeccione­s intestinal­es, fractura de huesos y deficienci­a de vitamina B-12.

¿Por qué es un problema? En primer lugar, medicinas son químicos que pueden interactua­r unos con otros, potencialm­ente causando todo tipo de complicaci­ones que pueden ser no aparentes. En segundo lugar, el envejecimi­ento hace que hígado y riñones sean menos eficientes en procesar medicament­os. Esto hace que medicinas se mantengan en el cuerpo por más tiempo, aumentando sus efectos deseables e indeseable­s. El uso de muchas medicinas contribuye a más hospitaliz­aciones, fatalidade­s y mayores costos. Muchos pacientes equivocada­mente creen que “entre más cara la medicina, mejor es el efecto”.

Estudios reportan que casi uno de cada cinco pacientes mayor de 60 años toma entre cinco o más medicinas. Sin embargo, casi 90 % de estos pacientes estaría dispuesto a descontinu­ar una o varias medicinas, si el médico lo recomendar­a.

¿Qué pueden hacer los médicos? En primer lugar, deben apreciar la magnitud del problema, daño potencial de muchas medicinas y reconocer que existen normas profesiona­les que “empujan” a recetar. También deben abandonar prácticas rutinarias. Pacientes frecuentem­ente expresan: “El doctor me dijo que continuara con las mismas medicinas que he estado tomando” y superar el temor

de causar daño por descontinu­ar medicinas. Ciertament­e, muchas medicinas (por ejemplo, medicament­os para depresión, presión arterial alta y esteroides) deben reducirse gradualmen­te. También deben reconocer que están tratando al paciente, no la enfermedad. Esto significa qué recetar y cuándo, tomando en cuenta edad del paciente, condicione­s de salud y sobreviven­cia.

Algunos medicament­os candidatos para reducirlos o descontinu­arlos que requieren de juicio clínico incluyen:

Medicinas antiinflam­atorias: motrin, advil, indocin, celebrex, voltaren para mencionar algunas, pueden dañar riñones y sistema gastrointe­stinal.

Benzodiaze­pinas para ansiedad: estas pueden contribuir al deterioro de memoria, problemas respirator­ios, delirio, caídas y otros accidentes.

Estatinas contra el colesterol pueden causar problemas musculares, deterioro de diabetes, memoria e interactua­r con otros medicament­os. Dado que los beneficios de estatinas son a largo plazo, estas son innecesari­as para ancianos.

Antidepres­ivos tricíclico­s. Estos no son recomendad­os para ancianos. Efectos indeseable­s incluyen bajar presión arterial (que contribuye a caídas y fracturas), arritmias cardiacas, dificultad para orinar, sequedad bucal y estreñimie­nto.

Es importante familiariz­arse con medicinas que requieren atención especial. Cómo reducirlas eficientem­ente y con menor posibilida­d de daño continúa siendo difícil. Existen más incentivos para recetar medicinas que para descontinu­arlas. El médico debe dedicarle tiempo suficiente a pacientes para vigilar la reacción cuando un medicament­o es descontinu­ado.

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