Embajadory “embajadoren misiónespecial”
Con el rimbombante título de “embajador en misión especial para la promoción de las exportaciones e inversiones de El Salvador”, el expresidente de la Asamblea Legislativa Sigfrido Reyes entró de cabeza al Cuerpo Diplomático de la República de El Salvador.
Lo primero que salta a la vista es ¿para qué nombrarlo embajador en misión especial para la promoción de las exportaciones e inversiones de El Salvador cuando, precisamente, él dirige el Organismo Promotor de Exportaciones e Inversiones de El Salvador (PROESA)? Según el comunicado que difundieron para dar a conocer su nombramiento, el título de “embajador en misión especial” es para que “cuente con la representación que le permita el mayor nivel de interlocución posible”.
Es decir que como presidente de PROESA no tenía la suficiente representación. ¿Es esto un reconocimiento de una gestión fracasada, que no ha logrado grandes gestiones por no tener “suficiente representación”?
Sin embargo, la lectura es otra. Y suena a buscar ingresar al selecto club de funcionarios protegidos por fuero, definido en el artículo 236 de la Constitución. Para poder ser procesados en los tribunales, antes deben pasar por un proceso de antejuicio en la Asamblea Legislativa.
Y es precisamente esto último en lo que Reyes se diferencia de otro “notable” embajador, el general José Atilio Benítez. Benítez, después de seis meses de altibajos y negociaciones, fue despojado de su inmunidad por representar al país en Alemania, pero para enfrentar acusaciones provenientes de su desempeño como ministro de la Defensa.
Reyes aún no ha sido acusado. Lo que hay es un aumento en su patrimonio, según lo que reportó a la Sección de Probidad de la Corte Suprema, pero también por lo que no reportó, pero que fue de conocimiento público. Sin embargo, Reyes fue el presidente de la Asamblea Legislativa. Eso es una diferencia sustancial respecto de Benítez, porque muchos de los llamados a formar la comisión de antejuicio para quitarle el fuero (en el caso que así lo solicite la Fiscalía General de la República) serán sus excompañeros diputados. Algunos habrán compartido con él incluso en la junta directiva de la Asamblea y hasta es probable que tengan en mente alguna “buena gestión”, el nombramiento a una misión especial hacia un exótico destino o la oportuna asignación de presupuesto y viáticos.
Con Reyes ya son dos dirigentes del FMLN que han ingresado con calzador al club de funcionarios con inmunidad. El primero fue José Luis Merino, nombrado viceministro de Inversión en la cancillería (¿será él el jefe de Reyes, ya que los dos tienen como misión la atracción de inversiones extranjeras?), justo cuando terminó su gestión como diputado del PARLACEN. Y ya que estamos con esto, ¿qué será de los agregados comerciales en las embajadas? ¿Se le cuadrarán a Reyes o a Merino?