Europa se juega su futuro en elecciones de Francia
Las encuestas vaticinan una dura carrera por el primer lugar entre Le Pen y Macron, y con Fillon y Mélenchon siguiéndolos de cerca.
“Marie Le Pen podría conseguir en la segunda vuelta (electoral) votantes que no concurrieron en la primera”. EDOUARD LECERF, EXPERTO
“En Francia las campañas son cada vez un momento extraordinario en el que la gente quiere recuperar la esperanza”. EDOUARD LECERF, EXPERTO
Francia votará hoy en unas elecciones presidenciales que podrían decidir el futuro de Europa, con el resultado más impredecible de su historia reciente ante la presencia de cuatro candidatos casi empatados.
Según las encuestas, los cuatro tienen opciones de pasar a la segunda y decisiva vuelta el 7 de mayo. Dos de ellos están convencidos de que Francia debería remodelar la Unión Europea (UE), y una, Marine Le Pen, incluso cree que habría que considerar abandonar del todo el bloque.
Le Pen ha estado trabajando para llegar a este punto desde que tomó el mando del ultraderechista Frente Nacional en 2011 de manos de su fundador, su padre Jean-marie Le Pen. Aunque las encuestas vaticinan que perderá en la segunda vuelta, los europeístas temen que protagonice una sorpresa, como ocurrió con la votación a favor del “brexit”, la salida de Reino Unido de la UE, o la victoria de Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos.
La antipatía de Le Pen hacia la UE es muy obvia. Hace poco agradeció a Nigel Farage, uno de los líderes de la campaña a favor del “brexit”, por mostrar “el camino para salir de esta enorme prisión”.
La dirigente de 48 años está decidida a que Francia abandone el euro y a que remodele o abandone la UE y, sobre todo, a que se frene la inmigración. Aunque ha ido moderando el discurso de su partido, no resta dramatismo a sus proclamas.
Algunos de los ataques más duros contra Le Pen los pronunció el otro candidato crítico con la UE, el izquierdista Jean-luc Mélenchon, quien se ubica tercero o cuarto en la intención de voto, según los distintos sondeos.
Mélenchon ha denunciado reiteradamente las políticas del bloque que considera van a favor de las empresas y no de los trabajadores.
El líder del movimiento Francia Insumisa quiere dejar de acatar las reglas europeas sobre control de déficit, salir de acuerdos comerciales y renegociar los tratados de la UE. También propone que Francia abandone la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la alianza militar que es el corazón del sistema de defensa europeo.
Pero no es solo la desilusión con la UE lo que da alas a los candidatos “antisistema”. En Francia existe un sentimiento muy generalizado de malestar, una sensación de que el país no está explotando su auténtico potencial.
El crecimiento económico es muy débil, apenas del 1.1 % en 2016, y la tasa de desempleo se mantiene estancada en torno de un 10 %.
El candidato más joven y actualmente el favorito en las encuestas para la segunda ronda, Emmanuel Macron, de 39 años, proclama que combatirá tanto ese sentimiento como el bajo rendimiento económico.
Macron, exministro de Economía bajo la presidencia de François Hollande, apuesta por el optimismo frente al miedo y la sensación de declive que explota Le Pen.
Es un europeísta convencido que afirma que Francia debe convencer a Alemania de cambiar su política hacia el bloque en dirección a una más centrada en lo social. Al tiempo que se presenta como una alternativa a la tradicional división entre izquierda y derecha, que considera superada, promete mejorar la formación para los jóvenes y los desempleados y hacer una transición hacia la energía limpia.
Macron ha sido ridiculizado por sus oponentes y por algunos medios por hablar sin ahondar en el contenido, buscando los acuerdos más que los desacuerdos entre la izquierda y la derecha. Pero esta estrategia puede redundar en su beneficio si consigue pasar a la segunda ronda, algo que certifican los sondeos, que aseguran que es el mejor situado frente a Le Pen en la vuelta decisiva.
Es una opción aceptable para muchos votantes tanto de derecha como de izquierda.
El último de los cuatro candidatos con opciones es Fillon, incluso pese a estar sometido a una investigación formal por la justicia por la sospecha de que pagó durante años con dinero público un sueldo de asesora a su esposa cuando era parlamentario, aunque ella no realizaba tarea alguna.
Al igual que Macron, Fillon es proeuropeo y cree que las ideas de Le Pen “arrastrarán al país al caos social y económico”.