@prensagrafica
ahora, cuando está de moda la discusión sobre la posibilidad de armar comunidades contra las pandillas o legalizar las autodefensas.
Vilanova explica que en los nueve cantones, cinco barrios y una colonia, donde viven aproximadamente 11,000 habitantes, ha logrado tener una red de informantes. Ha levantado una pequeña base de datos en la que registra el nombre, el alias, la pandilla a la que pertenecen y en qué delitos han participado los pandilleros. Esa base es alimentada constantemente y también es compartida con elementos del GCAC.
“Ahora tenemos buena información sobre lo que hacen los pandilleros y dónde se mueven, pero todo es gracias a los informantes. Esa es la clave para enfrentar a las pandillas. No queremos matarlos, queremos capturarlos. Todo eso se logra con informantes sin miedo”, dice.
GÉNESIS Cuando Vilanova ganó, por primera vez, la Alcaldía de Guayabal en 2000, el problema de inseguridad era una banda que hurtaba el ganado. La gente se quejaba en la alcaldía de que los policías de la localidad no hacían nada con las denuncias que presentaban las víctimas. Los policías, por su parte, argumentaban que tenían toda la disposición de capturar a los responsables, pero que no tenían los recursos para movilizarse, ya que el único vehículo patrulla pasaba más días en el taller que patrullando. Las víctimas se organizaron y se turnaron para cuidar a los animales por las noches. “No teníamos armas, solo bastaba estar despiertos para que los de la banda no se llevaran a los animales. En esos días comenzamos a investigar, por nuestra propia cuenta, quiénes eran y hacia dónde llevaban el ganado para vender y destazar”, dice un habitante, mientras recuerda aquella época. La investigación que hizo la comunidad, y que luego informó al alcalde Vilanova, llamó la atención de investigadores policiales del departamento de Cuscatlán. Con los perfiles que la comunidad hizo de cada uno de los miembros de la estructura y con la identificación de los lugares a donde llevaban el ganado hurtado, la Policía Nacional Civil (PNC) hizo una redada y desarticuló la banda de más de 15 personas involucradas. En 2004, cuando un pandillero conocido como “Chato” llegó a la zona central del municipio para reclutar adolescentes y activar una célula de la pandilla en Guayabal, el alcalde probó nuevamente la fórmula que había tenido éxito contra la banda: crear una red de informantes, que no tuvieran miedo para denunciar. “A este pandillero no lo dejamos en paz. Los informantes nos decían sus movimientos y nosotros íbamos con el GCAC. No le dimos espacio para reclutar a muchos, no le dejamos cometer delitos. Al final se fue de Guayabal y en 2005 nos dimos cuenta de que fue asesinado en un parque de San Salvador”, cuenta el residente.
“No estoy de acuerdo con las autodefensas, ni con entregar armas a los civiles. De hecho, el diputado Guillermo Gallegos me parece una persona falsa, que ha tomado el tema de la seguridad como una plataforma electoral”. MAURICIO VILANOVA, ALCALDE DE SAN JOSÉ GUAYABAL
“Los antisociales, de apellido Montes, no se tientan los hígados pa’ matar en el cantón El Sauce”. CATALINA, INFORMANTE
“Ya me salí de la pandilla. Ahora tengo acuerdos con el alcalde”. TULIPÁN, PANDILLERO REINSERTADO DE GUAYABAL
ASÍ FUNCIONA LA RED Desde 2004, la red de informantes del alcalde fue incrementando en número y en denuncias sobre los pandilleros que quedaron después de que “Chato” se fue de Guayabal. “Estuvimos tranquilos después de que el ‘Chato’ se fue, pero en 2014 se nos complicó todo cuando la tregua iba finalizando. Varios pandilleros llegaron al municipio y retomaron el trabajo inconcluso del ‘Chato’. El problema es que no solo vino de la misma pandilla del ‘Chato’, también vino de la otra”, comenta el alcalde. Uno de los delitos más denunciados por los informantes, desde la llegada de los pandilleros, fue el de la extorsión a pequeños y medianos empresarios del municipio. Uno de esos casos ocurrió el año pasado, cuando los habitantes