Elsalvador enfrases
Nelson Mandela indicaba: “Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por la paz”. La polarización que impera en el país impide un entendimiento básico y promueve el odio entre salvadoreños. Tan es así que varios dirigentes políticos y gubernamentales insisten en desacreditar y descalificar a toda persona u organización que piense diferente. Se requieren, entonces, líderes democráticos y ciudadanos activos para edificar la paz social.
Albert Einstein planteaba: “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”. Al aplicar esta aseveración al país, se constata que la apatía o indiferencia ciudadana permite que el 30 % de los electores (el “voto duro”) defina el rumbo del país. Esta tendencia es adversa porque consolida el centralismo y estimula la lucha partidaria por el control del aparato estatal.
Mark Twain apuntaba: “Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados”. Este refrán es adecuado para destacar el radicalismo con que las fuerzas políticas dominantes han motivado a sus seguidores en El Salvador. El odio inculcado hace que numerosos coterráneos sigan anclados en la Guerra Fría (capitalismo vs. comunismo). La incógnita es si la ciudadanía despertará a tiempo o el populismo cautivará al electorado con propuestas inviables y falsas promesas.
Abraham Lincoln afirmaba: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Esta frase invita a que sociedad civil, círculo académico y medios de comunicación aúnen esfuerzos para analizar y debatir sobre la realidad nacional. No se vale que se siga gobernando a base de estrategias comunicacionales (marketing político). Ha llegado la hora de que la sociedad civil levante su voz constructivamente y defienda sus derechos e intereses. Urgen acuerdos mínimos y el cumplimiento de los mismos.
Henry Ford subrayaba: “No puedes construir tu reputación hablando sobre lo que vas a hacer”. Esta afirmación les plantea un reto a los partidos políticos para superar la crisis de credibilidad por la cual atraviesan. Miles de ciudadanos están hartos de promesas incumplidas y cansados de que la vida nacional gire alrededor de la agenda electoral (omitiendo las causas determinantes de la inseguridad y el desempleo). La población demanda acciones y resultados concretos.
Malala Yousafzai plantea: “No queremos políticos que tomen todas sus decisiones con el único objetivo de imponer sus ideologías, lo que queremos es que escuchen a la gente”. Esta reflexión de la Nobel de la Paz es pertinente porque los gobiernos de turno han hipotecado el futuro de los niños salvadoreños (creciente endeudamiento) y se percibe –en el contexto electoral– la amenaza del neopopulismo. Conviene, entonces, que la ciudadanía declare que la educación es la solución.
John F Kennedy interpelaba: “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país”. Esta idea invita a los salvadoreños a dejar de pensar en que “papá gobierno” les va a solucionar sus problemas. La vía democrática es que los ciudadanos se organicen, movilicen, propongan e incidan en la gestión de políticas públicas. Es decir, no hay solución sin participación.