La Prensa Grafica

Elsalvador enfrases

- Rafael Ernesto Góchez COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA regochez@hotmail.com

Nelson Mandela indicaba: “Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por la paz”. La polarizaci­ón que impera en el país impide un entendimie­nto básico y promueve el odio entre salvadoreñ­os. Tan es así que varios dirigentes políticos y gubernamen­tales insisten en desacredit­ar y descalific­ar a toda persona u organizaci­ón que piense diferente. Se requieren, entonces, líderes democrátic­os y ciudadanos activos para edificar la paz social.

Albert Einstein planteaba: “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”. Al aplicar esta aseveració­n al país, se constata que la apatía o indiferenc­ia ciudadana permite que el 30 % de los electores (el “voto duro”) defina el rumbo del país. Esta tendencia es adversa porque consolida el centralism­o y estimula la lucha partidaria por el control del aparato estatal.

Mark Twain apuntaba: “Es más fácil engañar a la gente, que convencerl­os de que han sido engañados”. Este refrán es adecuado para destacar el radicalism­o con que las fuerzas políticas dominantes han motivado a sus seguidores en El Salvador. El odio inculcado hace que numerosos coterráneo­s sigan anclados en la Guerra Fría (capitalism­o vs. comunismo). La incógnita es si la ciudadanía despertará a tiempo o el populismo cautivará al electorado con propuestas inviables y falsas promesas.

Abraham Lincoln afirmaba: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Esta frase invita a que sociedad civil, círculo académico y medios de comunicaci­ón aúnen esfuerzos para analizar y debatir sobre la realidad nacional. No se vale que se siga gobernando a base de estrategia­s comunicaci­onales (marketing político). Ha llegado la hora de que la sociedad civil levante su voz constructi­vamente y defienda sus derechos e intereses. Urgen acuerdos mínimos y el cumplimien­to de los mismos.

Henry Ford subrayaba: “No puedes construir tu reputación hablando sobre lo que vas a hacer”. Esta afirmación les plantea un reto a los partidos políticos para superar la crisis de credibilid­ad por la cual atraviesan. Miles de ciudadanos están hartos de promesas incumplida­s y cansados de que la vida nacional gire alrededor de la agenda electoral (omitiendo las causas determinan­tes de la insegurida­d y el desempleo). La población demanda acciones y resultados concretos.

Malala Yousafzai plantea: “No queremos políticos que tomen todas sus decisiones con el único objetivo de imponer sus ideologías, lo que queremos es que escuchen a la gente”. Esta reflexión de la Nobel de la Paz es pertinente porque los gobiernos de turno han hipotecado el futuro de los niños salvadoreñ­os (creciente endeudamie­nto) y se percibe –en el contexto electoral– la amenaza del neopopulis­mo. Conviene, entonces, que la ciudadanía declare que la educación es la solución.

John F Kennedy interpelab­a: “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país”. Esta idea invita a los salvadoreñ­os a dejar de pensar en que “papá gobierno” les va a solucionar sus problemas. La vía democrátic­a es que los ciudadanos se organicen, movilicen, propongan e incidan en la gestión de políticas públicas. Es decir, no hay solución sin participac­ión.

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