Futuros imposibles, presentes posibles
Los tres están frente a mí contándome sus historias de vida que, de alguna forma, también son el reflejo de la realidad de muchos jóvenes en El Salvador. Dos o tres líneas bastarán para tener una idea de quiénes son y qué les hace iguales.
Historia uno. Verónica tiene 19 años de edad y es huérfana de papá, él fue asesinado por ser policía, vive solo con su madre, que también es agente. Los ingresos no alcanzan para ir a la universidad.
Historia dos. Kevin tiene 21 años, en su casa son cinco, su mamá vende pupusas, él ha vendido de todo junto a su madre desde que tiene uso de razón. Los ingresos no alcanzan para ir a la universidad.
Historia tres. Cecilia tiene 20 años, junto a su madre y dos hermanos fueron abandonados por su padre en San Miguel. Se vinieron a la capital y han hecho de todo para sobrevivir, ella ha sido niñera y ha vendido en la calle. Los ingresos no alcanzan para ir a la universidad.
En el lugar donde estamos les han
dado permiso para hablar con este periodista, pues aquí ellos al igual que otros 52 jóvenes tienen responsabilidades que cumplir y tareas académicas que presentar. Como lector apreciará el factor común en sus breves historias: “los ingresos no alcanzan para ir a la universidad”. Una frase que no les ha detenido para seguir un triunfo que parecía imposible.
La Universidad Internacional “Nehemías” se ha instalado en una casa construida en los años cincuenta a la orilla de un lago, con una infraestructura muy adelantada para la época, habitaciones, salas amplias, zona de comedores, patio grande, piscina, cocina, etcétera. Pero todo estaba en ruinas hace casi tres años que llegaron aquí. Lo único bonito e intacto del lugar era la bella vista hacia el lago, el bosque y un cielo que se pinta de colores todas las mañanas.
Mientras hablo con ellos, decenas de jóvenes hacen diversas tareas de reconstrucción, cocinan el almuerzo, hacen tareas académicas. Es que ellos aquí viven de lunes a viernes, y los fines de semana vuelven a sus casas ubicadas en colonias, comunidades y cantones donde casi todos los días la muerte desafía a la esperanza y en las casas todas las noches hay un milagro de multiplicación de panes y peces. Pero donde su fe y su actitud parecen muros infranqueables.
Ellos aceptaron el reto de un empresario norteamericano que creyó en
sus capacidades. Decidió poner parte de sus fondos, buscar ayuda entre empresarios, autoridades y cristianos comprometidos para ponerle fe al plan. Muy sencillo. La International University “Nehemías” con sede en West Virginia aprobó los planes de estudio para dos carreras: Contaduría y Administración de Empresas, para jóvenes cuyos sueños fueren imposibles. Hace casi tres años comenzó todo.
Requisitos: Que demuestren que jamás irían a la universidad por cuestiones económicas. Reglas: vivir adentro, asumir tareas (limpieza, cocinas y cuidarse unos a otros). Notas en los tres años de estudio: 7.0, 8.5 y 9.0 no menos. En enero de 2018, 16 de ellos recibirán sus títulos de licenciados avalados por Estados Unidos de América.
Los tres muchachos han terminado de contarme sus historias, fue imposible no llorar, pero también no sonreír; ese es un mundo de contrastes, algunos han deambulado por las calles, a otros los han intentado matar, algunos con familias “normales” pero sin ingresos adecuados, imposible a veces entender esta unión y lucha de contrarios, pero que ahora juntos buscan más que un título. Estos jóvenes sin un futuro imposible tienen un presente posible. Tengo que terminar la entrevista porque vamos a orar, si no, esto no sería algo real.