Encuestasy prepotencia
El problema de muchos no es estar equivocados o ir por un camino errado, sino empeñarse en seguir en el error despreciando cualquier crítica o advertencia y, cuando por eventos del destino quienes están errados y cerrados a aceptarlo son los encargados de dirigir un gobierno, quienes pagan el precio de la obstinación y prepotencia son todos los desafortunados ciudadanos bajo ese gobierno.
En días recientes y como es habitual cuando se cierra el ciclo anual del gobierno de la república, numerosas personas e instituciones hacen una evaluación de lo actuado por el gobierno y emiten sus opiniones al respecto. Invariablemente y ya desde hace algunos años, la evaluación sobre el desempeño de los gobiernos del FMLN ha sido baja, denotando en las múltiples debilidades que se le señalan el malestar popular ante lo que no puede llamarse menos que una desafortunada administración pública.
Dentro de las organizaciones que se dedican a medir el sentimiento popular, hay algunas que por su trayectoria y profesionalismo deben ser tenidas muy en cuenta. Una de ellas es la del Instituto de Opinión Publica de la UCA, que más que ser vista como una simple encuesta debería servir como una alerta a cualquier gestión gubernamental o política en el país. Los bajos niveles de aceptación popular que refleja el régimen de turno son escandalosamente alarmantes sobre todo si se toma en cuenta que su muestra es ampliamente representativa.
Los certeros señalamientos del desgaste de la clase política en general que delata la de este año reflejan lo que la sociedad civil expresa en cada oportunidad que tiene: los salvadoreños estamos profundamente decepcionados de los que debieran ser nuestros representantes, pero especialmente con quienes tienen el encargo temporal de ser gobierno.
En los foros, discusiones y conversatorios que realizamos cotidianamente dentro del Movimiento Libertad la expresión social es la misma siempre y demanda de todos los actores políticos una atención urgente, puesto que el divorcio entre la clase política y la ciudadanía es cada día más pronunciado, avizorando señales inequívocas de una crisis democrática de dimensiones enormes.
Lo menos que se puede esperar de alguien a quien se le señala un error es un tanto de humildad en reconocer lo que de cierto pueda haber en la crítica; tristemente para los salvadoreños ese no es el caso con el FMLN y su gobierno que muy por el contrario se ha dedicado sistemáticamente a desmentir y desprestigiar a cuanta organización o individuo le ha señalado los yerros o sugerido soluciones.
La falta de diálogo en nuestra sociedad está cayendo en una espiral alarmante en la que, en lugar de analizar y debatir los conceptos e ideas, se desacredita a quienes los emiten y cuando eso parte de las más altas esferas del gobierno, como lo actuado esta semana por el secretario general del FMLN, Medardo González, en contra de la encuesta de la UCA, debe ser tenido por un signo de la incapacidad de nuestros gobernantes para sostener un diálogo inteligente con las estructuras de la sociedad civil.
Esperemos que la prepotencia mostrada por el Sr. González no sea el tono de los dos últimos años de esta administración puesto que, de ser así, solo podemos esperar una debacle social de alcance nunca antes visto.