La Prensa Grafica

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- En su experienci­a de más de 25 años investigan­do estos casos, ¿cuál ha sido el caso de mayor crueldad que ha visto? ¿También hay vínculos entre la violencia doméstica, la crueldad animal y el círculo que replica esta violencia? ¿Ha investigad­o sobre redes

El caso que más me ha impactado fue cuando era oficial en Washington, D. C. (Estados Unidos). Fue un caso de una pareja, donde el esposo apuñaló al perro y el perro pasó 24 horas sin atención, antes de ser llevado a un hospital. El perro falleció porque ya no pudieron detenerle el sangramien­to. El motivo por el que me impactó tanto fue porque esa violencia estaba relacionad­a con violencia contra su esposa también. El esposo había sido encarcelad­o cuatro veces antes de esto por violencia doméstica contra su esposa. Sin embargo, como sucede con frecuencia, la esposa no había querido denunciar lo del perro. Pero ya con las investigac­iones determinam­os que él estaba a punto de apuñalar a la esposa y que fue allí cuando el perro reaccionó y le mordió la pierna y por eso lo apuñaló. En este caso, la esposa sí quiso llegar hasta las últimas consecuenc­ias y el esposo a prisión. No sé qué pasó con ella, pero espero que haya decidido apartarse de él y haya roto el círculo de violencia. Sí. Cuando se trata de niños, por ejemplo, los estudios han determinad­o dos cosas importante­s como resultados de estas prácticas: la primera es que los niños que desde pequeños están cometiendo crueldad contra los animales son mucho más propensos a cometer violencia y a tener problemas de comportami­ento en otras áreas también. Y la segunda cuestión importante es que es muy probable que estos mismos niños hayan sido víctimas de la violencia. Cuando los niños son abusados hay ocasiones en las que repiten ese comportami­ento.

“He capacitado en México, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Canadá y EUA, porque la HSI aprobó el impulso de estas leyes en estos países y la organizaci­ón busca que se implemente­n, no solo que se aprueben”.

En particular, las peleas de perros, eso está bien relacionad­o. Hay investigac­iones documentad­as de que esa práctica tiene que ver con el narcotráfi­co. Tenemos informació­n de que estas peleas en México llegan a un nivel de crimen organizado. Las apuestas son parte de esa red. Y en Estados Unidos también. Trabajan en equipo las personas de ambos países. Las peleas de perros se consideran y se tratan como crimen organizado. Y estas redes, incluso, están establecid­as en varios países: llevan de viaje a los perros de un país a otro y si se meten en problemas en un país se van a otro para continuar con esto. Son redes internacio­nales y desafortun­adamente esto comenzó en mí país en Estados Unidos y se ha expandido.

En Estados Unidos, hay grupos organizado­s de personas que tratan de promover esta práctica, promueven que esa práctica no sea ilegal. Un caso que investigué fue el de un hombre que tenía una gran cantidad de páginas web donde anunciaba una granja a la que la gente podía llegar para recibir este tipo de servicios. Él ya tenía antecedent­es por vender drogas. Entonces, él estaba en su período de libertad condiciona­l y lo encontraro­n haciendo estas actividade­s y regresó a prisión. Honduras incluyó pena de cárcel, lo considera crimen y lo convierte en antecedent­e penal. México logró avance fuerte en el tema de peleas de perros y lo hace ya un crimen incluido en su Código Penal. Cargo: Investigad­or miembro de la Humane Society Internatio­nal (HSI).

Trayectori­a: Investigad­or policial durante 13 años sobre crueldad animal, en Estados Unidos y expositor en diversos países.

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