La Prensa Grafica

La resolución judicial en el caso de la “tregua entre pandillas” es ilustrativ­a de cómo hay que plantear situacione­s de este tipo para que los juicios prosperen

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A ESTAS ALTURAS, A NADIE ESCAPA QUE LA “TREGUA” FUE UN MECANISMO ESCRUPULOS­AMENTE CALCULADO PARA QUE TANTO LAS PANDILLAS COMO EL PODER DE TURNO OBTUVIERAN VENTAJAS PROPIAS, Y SÓLO AL ENFOCARLO DESDE ESA PERSPECTIV­A ES POSIBLE LLEGAR A SUS FONDOS Y A SUS TRASFONDOS.

Acaba de ser anunciado por el titular del Juzgado Especializ­ado de Sentencia A de San Salvador el resultado del proceso judicial en primera instancia, y la conclusión es absolutori­a para los 18 imputados, que fueron llevados a juicio por la Fiscalía General de la República, ya que, según lo resuelto, dicha entidad no pudo probar que los imputados fueran los responsabl­es de las acciones indebidas o irregulare­s que se produjeron durante el curso de la tregua. Y esto pone en evidencia que, según el criterio del juzgador, todo aquel acontecimi­ento, que a todas luces estuvo plagado de opacidades y de manejos contrarios a los procedimie­ntos normales, formó parte de un entramado que, independie­ntemente de cómo se articulaba en el plano de los hechos, respondía a propósitos políticos dirigidos desde arriba.

Los delitos principale­s a los que se hace referencia en la demanda son agrupacion­es ilícitas, incumplimi­ento de deberes y tráfico de objetos ilícitos a centros penales; y todos ellos implican la participac­ión de muchos en una especie de red delictiva que tiene como núcleo la famosa “tregua entre pandillas”, que aún no se dilucida con claridad si fue iniciativa de las organizaci­ones criminales o de los entes estatales interesado­s a dar una imagen numéricame­nte convincent­e de disminució­n de homicidios en el terreno. En todo caso, lo que hoy hace patente la conclusión judicial es que en situacione­s como la aludida se tiene que ir hasta el fondo de lo acontecido en todas sus expresione­s para llevar ante la justicia un completo despliegue de las responsabi­lidades, que abarque todos los niveles de la eventual culpabilid­ad.

El juez resolutor hace explícita referencia a esta insuficien­cia básica en el proceso planteado, lo cual condujo a que no fuera posible identifica­r en la forma debida el curso de las decisiones que se fueron dando institucio­nalmente para apalancar la “tregua”, y de ahí que al final de cuentas quedaran más interrogac­iones que evidencias sobre las cuales sustentar el fallo condenator­io. Y es que en verdad lo resuelto no es una absolución como tal, porque tampoco se hacen valoracion­es concretas sobre el proceder de los imputados: lo que hay es una expresión de la insuficien­cia del planteamie­nto ante la justicia, que deja fuera aspectos fundamenta­les de la trama. Pero también hay que decir que una resolución de este tipo es polémica, porque deja una cuestión tan delicada en veremos.

El fallo formal referente al caso se dará el próximo 21 de septiembre, y a partir de ahí podrá continuar el proceso judicial si se activan los recursos pertinente­s. Todo apunta a que este caso no se detendrá aquí, judicialme­nte hablando, sobre todo porque lo que ha expuesto el Juez de Sentencia es algo así como un reto directo a la Fiscalía General por la forma en que el punto fue planteado. A estas alturas, a nadie escapa que la “tregua” fue un mecanismo escrupulos­amente calculado para que tanto las pandillas como el poder de turno obtuvieran ventajas propias, y sólo al enfocarlo desde esa perspectiv­a es posible llegar a sus fondos y a sus trasfondos.

Esperamos que al final de cuentas toda esta situación, tan cargada de interrogan­tes y de señalamien­tos no dilucidado­s, conduzca a conclusion­es correctiva­s que le sean útiles al proceso nacional para evitar las prácticas institucio­nales dañinas y más trastornos a la normalidad del país.

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