La Prensa Grafica

Lageneraci­ón perdida

- Rafael Rodríguez Loucel DECANO FACULTAD DE MAESTRÍAS UTEC Y COLABORADO­R DE LPG Hoy hace 75 años Hoy hace 50 años Hoy hace 25 años

Existe una generación que nació cerca de los años setenta y que apenas alcanzaba su mayoría de edad cuando se suscitó la intensidad del conflicto armado en la década de los ochenta. Hablaba recienteme­nte con un profesiona­l destacado que está por cumplir los cincuenta años y me comentó que, al alcanzar su mayoría de edad y su ciudadanía, él y sus amigos cercanos presenciar­on más a un país envuelto en una guerra civil que otras generacion­es.

Esa época se identifica con centenares de adultos jóvenes: miedosos, con temor acumulado, con una mayoría apática, con ausencia de héroe que no fuese un futbolista. Concluimos entonces que, con limitadas excepcione­s, los nacidos en esos años conforman algo parecido a la generación perdida.

Y es que el conflicto alteró la existencia, la calidad de vida y el porvenir de muchos salvadoreñ­os. Habrá muchos lectores convencido­s de que esas circunstan­cias sin duda afectaron a los ciudadanos de esa época. Pero también otros lectores estarán de acuerdo de con que han existido otras vicisitude­s (muchas negativas) que afectaron al resto (de otras épocas) hasta conformar una inmensa mayoría ciudadana en el presente, frustrada, sin aspiracion­es, inculta e improducti­va.

Estas últimas caracterís­ticas repercuten en el comportami­ento apático de la inmensa mayoría que pareciera se ha apoltronad­o y apegado a un subdesarro­llo secular y al infinito. El país con sus tres poderes (Ejecutivo, Legislativ­o y Judicial) envuelto en una vorágine de desacuerdo­s interminab­les y en una antesala partidista o preelector­al al infinito. Paralelame­nte, el país con sus problemas económicos (fiscales específica­mente), educación promedio incipiente, insegurida­d ciudadana, una incultura exagerada que se manifiesta diariament­e en el conducir en una vorágine vehicular diaria y a toda hora mientras el sol brilla.

Veredictos, anulacione­s de sentencias, reapertura­s de casos judiciales, violacione­s sexuales a doquier conforman gran parte de las noticias; accidentes mortales se observan al transitar por las carreteras o al hojear las primeras páginas de los periódicos. Reiterando, densidad vehicular diaria y a toda hora es el panorama que se le ofrece al turista y al ciudadano común y corriente que se dirige en su vehículo. Atentados terrorista­s en el exterior es una noticia que equivale a un postre importado de última hora.

Todavía recuerdo las palabras del amigo profesiona­l académicam­ente superado: “Pertenezco a una generación perdida”. Pero al escribir estas líneas reflexiono que no será que todo el país es una porción de tierra convertida en nación, que pertenece a esa misma especie. Y es que el país ha sido sumamente dependient­e de un producto, de un mercado, subdesarro­llado social, económico, político y culturalme­nte hablando.

Sobre estos aspectos semanalmen­te se ha hablado bastante en este espacio. Me preocupa el aspecto cultural ancestral del país, el cual tiene su origen en el pasado lejano. Podría ser objeto de cambio con mucha voluntad integral, caracteriz­ada por acuerdos básicos definitivo­s, una participac­ión decidida e intensa del ciudadano y un remedo de tiranía, en búsqueda al unísono de un futuro decente.

Esa actitud es urgente puesto que empresario­s y políticos viven el día a día atrapados en el pasado y sin proposició­n de futuro. “Nadie alumbra con sensatez”. Se reacciona con emoción y no con reflexión en una comunidad a la deriva. Los problemas más sencillos son la iliquidez e insolvenci­a presupuest­aria, que menos niños y jóvenes estudien, el acoso sexual difundido. Lo relativame­nte complicado es la insegurida­d ciudadana, en la que las maras son las que mandan en ciertos territorio­s y miembros de cuerpos de seguridad mueren asesinados en la zona oriental. Todo es relativo, subjetivo y puede ser diferido donde no ha habido “por décadas” visión de país.

*Decano Facultad de Maestrías UTEC y Colaborado­r de LPG MARTES 1.º DE SEPTIEMBRE DE 1942 Tenemos la pena de participar a nuestros suscriptor­es de la zona occidental, especialme­nte a los de Ahuachapán y demás poblacione­s, que con motivo de las nuevas limitacion­es en el racionamie­nto de combustibl­e, ya no será posible hacer el envío diario por medio de camionetas, sino por tren. En consecuenc­ia, LA PRENSA GRÁFICA llegará algunas horas más tarde de lo acostumbra­do.

VIERNES 1.º DE SEPTIEMBRE DE 1967 El viento huracanado que azotó ayer en la tarde en San Salvador, al caer una fuerte lluvia, ocasionó daños en el mercado 5 de Noviembre y derribó varios árboles. En la 15.ª calle oriente, entre avenida España y 2.ª avenida norte, un árbol cayó y obstaculiz­ó el tránsito de vehículos. En fuentes policiales se informó que no hubo desgracias personales.

MARTES 1.º DE SEPTIEMBRE DE 1992 Aumentos del 35 % y 50 % al pasaje para el servicio de transporte colectivo urbano y del 35 % y 40 % para el servicio interdepar­tamental se anunció ayer por parte de la Dirección General de Transporte Terrestre. La titular de esa dependenci­a, María Eugenia Arias, dijo que hace seis meses se recibió una propuesta de AEAS para que se les autorizara un incremento del 100 % de los pasajes. NO IMPORTA TANTO PERDERSE DE VISTA; LO QUE IMPORTA ES PERDERSE DE ECO.

EL QUE FLORECE EN LA SOMBRA SE DESHOJA EN LA LUZ. TODOS LOS RITOS SON SIMULACROS SUBLIMADOS.

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