La Prensa Grafica

Facilitaci­ón inconclusa delaonu

- Rafael Ernesto Góchez COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA regochez@hotmail.com

En el marco de la celebració­n del 25.º aniversari­o del Acuerdo de Paz (1992-2017), el gobierno nacional solicitó la cooperació­n de la ONU para facilitar un nuevo Acuerdo de Nación. Fue así que llegó un mediador en enero de 2017 para recuperar el diálogo y lograr entendimie­ntos básicos para solucionar los principale­s problemas por los que atraviesa El Salvador.

El facilitado­r Benito Andión inició su trabajo en medio de una crisis múltiple, estableció acercamien­tos entre las partes y trató de construir una ruta viable. Al pasar el tiempo y luego de considerar la factibilid­ad de la tarea encomendad­a, la ONU informó el pasado mes de julio que el enviado especial terminaba su mandato; con lo cual, el proceso entraba en una fase técnica y se limitaría a apoyar propuestas y recomendac­iones de la sociedad salvadoreñ­a.

En este contexto y dada la confianza que los salvadoreñ­os le tienen a la ONU, convendría hacer público el informe del mediador para conocer las razones que llevaron a terminar dicha facilitaci­ón. Al respecto y desde una perspectiv­a ciudadana, el retiro del conciliado­r y el cambio cualitativ­o de los buenos oficios de la ONU son noticias adversas para la gobernabil­idad democrátic­a y sacan a flote cuatro puntos débiles de la política nacional.

Punto 1. Los tomadores de decisión no aprendiero­n la lección entre 1992-2017. Prueba de ello es que los dirigentes partidario­s prefieren enfocarse en las próximas elecciones y luchar por el control del aparato estatal, que hacerle frente a la realidad nacional: 2.5 millones de salvadoreñ­os viviendo en la pobreza, el deterioro de la calidad de vida de la clase media y bandas delincuenc­iales ejerciendo el control en incontable­s cantones, barrios y comunidade­s.

Punto 2. Los dirigentes partidario­s favorecen la polarizaci­ón ideológica y obstaculiz­an el diálogo colaborati­vo. Esta forma de gobernar propicia la manipulaci­ón mediática, protege el statu quo y aleja a miles de ciudadanos de las urnas. Por lo tanto, es absurdo gobernar con base en desacuerdo­s y pretender ganarse la confianza de la ciudadanía y la comunidad internacio­nal.

Punto 3. La dispersión de la sociedad civil limita su incidencia en la gestión pública. En tal sentido, la ONU podría ayudar –en la nueva etapa– a mejorar la capacidad propositiv­a de las organizaci­ones civiles, construir una agenda ciudadana y neutraliza­r la intriga partidaria. El reto de los gobernados es defender democrátic­amente sus derechos e intereses.

Punto 4. Los gobernante­s pretenden que los gobernados les sigan confiando –sin fiscalizac­ión– el destino del país. Esto es crítico porque (a) la próxima Asamblea Legislativ­a nombrará una nueva Sala de lo Constituci­onal y fiscal general, (b) el siguiente GOES aplicará duras medidas fiscales, y (c) la insolvenci­a financiera hará que numerosas propuestas municipale­s, legislativ­as y presidenci­ales sean inviables. Es clave, entonces, que los conciudada­nos acudan a las urnas y voten inteligent­emente en 2018 y 2019.

Conclusión: la misión del mediador de la ONU terminó el pasado mes de julio porque no había las condicione­s para construir un Acuerdo de Nación. Al quedar inconclusa la facilitaci­ón de la ONU en El Salvador surgen dos hipótesis: (1) los tomadores de decisión prefieren confrontar que pactar, y (2) aumenta el riesgo que en el país se pretenda gobernar a través del caos y la fuerza.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador