La Prensa Grafica

Meditemos en el evangelio de san Mateo 18, 15-20

- Por P. Dennis Doren,

Hoy, Señor, nos recuerdas algunas exigencias de la vida cristiana, y es lo que dices a tus discípulos: “Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando a solas con él”. La primera es la corrección fraterna, que nace de las obras de misericord­ia espiritual­es, corregir al que yerra y enseñar al ignorante; y la segunda, la de la oración común: cuando dos se ponen de acuerdo para pedir algo, se los dará mi Padre que está en los cielos.

Medito en la corrección fraterna. Palabra poco usual en nuestro lenguaje cristiano y del mundo en general, más bien saldría casi espontáneo el deseo de venganza por lo que se me ha dicho o hecho; el rencor que queda en mi corazón por la injuria recibida, la humillació­n e indiferenc­ia por la que tiene que pasar la otra persona para pagar su delito; todo el mundo lo tiene que saber. Por el contrario, tu mensaje es totalmente diferente, su sentido, su actuación, su modo de enfrentarl­o es totalmente visto bajo otra perspectiv­a, otro prisma, pues nace del amor, nace del deseo de ayudar, de enseñar, hacer que el hombre vaya por el camino recto y no se desvíe.

Es una actitud de finura evangélica: Si tu hermano peca, repréndelo a solas. No es llegar y hablar, es esperar el momento oportuno, con las palabras exactas, con finura, en el lugar convenient­e. Si te hace caso –continúa el Evangelio–, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos.

Te lo confieso, Señor, muchas veces nos falta valentía para obrar así, nos falta la madurez, la virtud cristiana, la humildad y el sincero deseo de ayudar, y queremos pagar con la misma moneda.

O lo hacemos con una acusación en público, sin estar él presente evitando ese a solas que nos indicas y que es expresión de la discreta caridad, porque nos falta la fortaleza del amor verdadero y humilde.

Esto alude la otra de tus frases: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

La novedad es estar reunidos en tu nombre, atentos a tu palabra, haciendo memoria de tus enseñanzas y de tu vida.

Mi propósito en este día es aprender a ser iglesia, a hacer iglesia, a partir de esta exigencia fundamenta­l de la palabra de Dios que hemos escuchado hoy.

Ser un auténtico, coherente centinela, guardián de nuestro patrimonio (espiritual, de valores, de principios, esperando la venida del Señor). Estar unidos en la oración, vivir unidos buscando el bien de los otros, con Jesús en medio.

(Legionofch­rist.com; Regnumchri­sti.com).

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