Analista: Trump usa a MS-13 para terminar asilo a menores de C. A.
El presidente estaría usando el caso de dos adolescentes brutalmente asesinadas por pandilleros para preparar terreno para pedir el fin de las protecciones a menores migrantes.
“Trump ocupa la imagen de la violencia pandillera para demonizar a todos estos menores de edad y preparar el colchón político para despojarles de la posibilidad de encontrar alivio migratorio”. ÓSCAR CHACÓN, DE ALIANZA AMÉRICAS
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llevó el martes pasado a su discurso sobre el estado de la nación a los padres de dos jóvenes que fueron asesinadas por pandilleros de la Mara Salvatrucha 13 (MS-13), dirigió a ellos sus aplausos y les dijo que todo el país estaba con ellos en su dolor. Luego pidió al Congreso que le autorizara $25,000 millones para la construcción de un muro en la frontera sur, apretar la inmigración regular e irregular y dotar de recursos a Inmigración. Esto, dijo el presidente, para evitar que más pandilleros entren al país de forma irregular como menores no acompañados.
Pero esa no fue una acción aislada, Trump viene preparando ese terreno desde julio del año pasado.
Con sus comentarios acerca de la pandilla MS-13, lo que busca Trump es “despojar a los centroamericanos de alivios migratorios”, opinó el experto Óscar Chacón en el programa de Aristegui Noticias en CNN esta semana.
En septiembre de 2016, los cadáveres de Nisa Mickens, de 15 años, y Kayla Cuevas, de 16, quienes eran mejores amigas, fueron encontrados en un barrio de Brentwood, Nueva York, cerca de la escuela a la que asistían. Fueron asesinadas por pandilleros de la MS-13. Tres meses después, el entonces presidente electo, Donald Trump, decía que asesinos como estos llegan a Estados Unidos “desde Centroamérica”.
El asesinato de las jóvenes fue atribuido a pandilleros, quienes las cazaron y ultimaron utilizando machetes y bates.
Este ha sido el caso que Trump ha elegido para “demonizar”, como lo reflexionan activistas y legisladores demócratas, a los inmigrantes latinos y en especial a los menores indocumentados.
El presidente asegura que los “agujeros” en el sistema de inmigración potenciados por la administración del expresidente Barack Obama permitieron que pandilleros como los que acabaron con la vida de Nisa y Kayla entraran al país.
En abril de 2017 fue el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, quien dijo que Trump le había ordenado acabar con la MS-13.
Pero ya en julio de ese mismo año, el presidente ofreció un discurso desde Nueva York, estado golpeado por la violencia de la pandilla, para decir que su administración detendría a los “animales” de la MS-13. Chacón afirma que desde julio de 2017, con ese discurso, Trump ya estaba preparando el terreno para “lo que ahora es una frase muy sonada de su discurso del Estado de la Unión Americana. Se refiere a extraer el caso específico de un horrendo crimen que, ciertamente, sucedió, y ocupa este caso para generalizar el ataque en contra de una ley que ya ha victimizado a decenas de miles de niños mexicanos”. “Esto es de lo que el presidente está hablando y ocupa la imagen de la violencia pandillera de una organización como la MS-13 para demonizar a todos estos meno- res de edad y esencialmente preparar el colchón político para despojarles, de la misma manera que se hizo para los niños mexicanos, de la posibilidad de encontrar alivio migratorio”, advirtió Chacón.
En el paquete de propuestas que el presidente Trump hizo llegar al Congreso en octubre de 2017 se pide terminar con dos regulaciones que velan por los derechos de los menores migrantes no acompañados que, en su mayoría, son originarios de El Salvador, Honduras y Guatemala.
Trump pidió terminar con el Acta William Wilberforce –contra la trata de personas, de acuerdo con la que los menores que llegaron solos a la frontera, pero que no son originarios de un país fronterizo, deben pasar a la custodia de servicios sociales y luego tienen la posibilidad de ser entregados a sus familiares que se encuentran en Estados Unidos.
Según el acta, los menores de Canadá y de México son retornados a sus países de origen en un lapso no mayor a 48 horas. Así, ese es el trato que Trump estaría promoviendo para los niños que vienen de Centroamérica.
Con el caso de Nisa y Kayla, dijo Chacón, Trump estaría persistiendo en terminar con las posibilidades de los centroamericanos para encontrar protección en Estados Unidos.