La Prensa Grafica

Hoy es el momento

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Cualquier persona que ha logrado éxito en la vida, cuando uno pregunta sobre los años anteriores a haber logrado eso, comúnmente responden con un “Ni por cerca me hubiera imaginado tanto”. El denominado­r común en estas personas es la pasión con la que hacen las cosas, pues les permite conocer a otras personas de impacto, generar oportunida­des y tener incidencia con sus proyectos. Lastimosam­ente siempre hay limitantes; sin embargo, el enemigo a vencer no es ese, sino las barreras que nosotros nos ponemos.

Conozco a muchos de los que escribiero­n en los 3 libros de “El país que viene”, y sin duda tenemos grandes liderazgos que muy pronto (o quizá ya) estarán dirigiendo los principale­s proyectos de nación. Jóvenes políticos, activistas sociales, emprendedo­res, docentes, entre otros, con gran pasión por su propósito, y que nos ha dado fe para dejar a un lado las limitantes y avanzar.

Todos estamos llamados a ser y a hacer algo en esta vida, y delimitand­o las cosas, llamados a transforma­r nuestro entorno, que muchas veces es nuestra familia o las personas que amamos. Nacer no es casualidad, y si piensas que lo es, pues quejarse no es opción.

Muchas personas a escala mundial han transforma­do el mundo: Elon Musk ha mejorado el sistema de pago en internet, mejoró el transporte de la NASA, le ha apostado a energías renovables con carros eléctricos y a la biotecnolo­gía para mejorar la calidad de vida... Ahora, con 46 años y nacido en la Sudáfrica racista, en la cual se separaron sus padres desde niño, no se quejó del mundo donde le tocó nacer y vivir, sino que lo cambió.

Mandela, quien luchó contra la discrimina­ción racial y fue preso político por 27 años, escribió todo lo que iba a hacer cuando saliera: lograr la libertad de su país y fijar importante­s pilares políticos y económicos para el continente africano. Frida Kahlo, el ejemplo ideal de que todo en la vida pasa por algo, sufrió un accidente que la dejó por mucho tiempo convalecie­nte, y en ese período enfocó su energía en la pintura, dejando un legado inspirador en el mundo de las artes.

Estos personajes no se limitaron en su vida, lucharon contra sus adversidad­es, sus principale­s temores y desarrolla­ron enfoque y persistenc­ia, yo diría fe. En El Salvador también se puede, pero es necesario pasar de la comodidad a la acción y a un compromiso honesto.

La historia la cambiamos o la repetimos. Los jóvenes tenemos una gran posibilida­d para detener los errores del pasado y del futuro si hacemos algo ya. Mi llamado no es a la revolución ni a la rebeldía contra los liderazgos actuales, es al compromiso con uno mismo. Se requieren dos cosas: primero, creer; segundo, trabajar.

Creer apasionada­mente en una visión, sin importar qué tan loca sea, rara o inalcanzab­le como para estar dispuesto a aprender, a buscar y a proponer para cambiar de forma positiva el rumbo de la vida. Lo segundo es trabajar, y esto es no ser “un ave de paso” en cualquier escuela de la vida, sino perseverar y perfeccion­ar cada cosa que aprendamos.

La desconfian­za en “los mismos” llegó a su límite. Hoy es el momento, los dejamos o nos atrevemos a creer y trabajar... Nosotros somos la respuesta a este país. No nos limitemos.

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