Inicia diálogo nacional con la demanda de salida de Ortega
Una tensa apertura al diálogo encontró la Iglesia, que sirve como mediadora entre el gobierno de Ortega y los estudiantes que han sido la médula de las protestas.
“Como usted es jefe de la Policía y del Ejército, le decimos que ordene el cese de los ataques de la Policía, los paramilitares y las turbas”. LESTHER ALEMÁN, LÍDER UNIVERSITARIO “Si (el Gobierno) quiere usted desmontar esta revolución, no será a fuerza de represión de balas de goma ni de plomo”. ABELARDO MATTA, OBISPO
Los estudiantes exigieron ayer la dimisión del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y el cese de la represión, al inicio de un diálogo entre el Gobierno, la sociedad civil y el sector privado para poner fin a las protestas y a la crisis que azota al país desde hace casi un mes. El diálogo nacional, convocado bajo mediación de la Iglesia católica, quedó instalado en la sede del Seminario Nuestra Señora de Fátima, sector suroeste de Managua, con la presencia del propio Ortega y de la vicepresidenta, Rosario Murillo.
Ortega y Murillo arribaron en una gran caravana de vehículos blindados Mercedes Benz, bajo una fuerte protección policial y fueron abucheados por manifestantes reunidos en las afueras del local, que les gritaron “asesinos” y “que se vayan”.
Iniciada la ceremonia y antes de que Ortega empezara a hablar, uno de los líderes universitarios, Lesther Alemán, le exigió “que ordene el cese inmediato de la represión”.
“Esta no es una mesa de diálogo, es una mesa para negociar su salida. Ríndase ante todo este pueblo, ordene el cese al fuego ahorita mismo. Lo que se ha cometido en este país ha sido un genocidio”, le dijo el joven a Ortega.
“Como usted es jefe de la Policía y del Ejército, le decimos que ordene el cese de los ataques de la Policía, los paramilitares y las turbas adeptas al Gobierno”, agregó Alemán, mientras algunos religiosos elevaban oraciones y manipulaban sus rosarios.
Es la primera vez que al presidente nicaragüense, un exguerrillero sandinista, de 72 años, se le interrumpe durante un discurso público, comentó una reportera de la televisión oficial.
Ortega gobernó de 1979 a 1990 y volvió al poder hace 11 años.
En medio de gritos y abucheos, Daniel Ortega respondió que la policía fue “víctima” de los manifestantes y que los antimotines “tienen orden de no disparar”.
Aseguró que en las cárceles no hay “un solo preso político” porque los detenidos fueron liberados.
Dijo que Nicaragua está “profundamente herida” por esta crisis y que las protestas hacen peligrar 130,000 empleos en las zonas francas (maquiladoras).
También pidió a los obispos entregarle “la lista de los muertos” que, según ha dicho Murillo, son “inventados”.
“Estos no son angelitos”, afirmó el mandatario al referirse a los estudiantes, a los que culpó por numerosas acciones de saqueo y vandalismo que los universitarios y testigos de los ataques atribuyen a fuerzas paramilitares ligadas al Gobierno.