La impresora 3D de piel humana: ¿cuál es su futuro?
ordenador y se hace ordenadamente en una placa que luego va a la incubadora a 37 grados.
Los componentes son los mismos que los utilizados en la creación de piel a mano, pero adaptados a esta impresión en 3D que, en definitiva, intenta automatizar un proceso que bien se puede hacer a partir de piel autóloga –creada a partir de células del propio paciente para usos terapéuticos como quemaduras graves–, o bien piel alogénica, a partir de cualquier persona donante –mejor para testar químicos.
En ambos casos hay que extraer las células del paciente/donante a través de una pequeña biopsia, cultivarlas en el laboratorio y conseguir su multiplicación; el proceso hasta tener la piel artificial puede durar dos o tres semanas, depende de su uso.
Con la piel artificial hecha a mano se han hecho ya pruebas en varios hospitales, por ejemplo, de Madrid y Valencia, en pacientes con heridas, para lograr que estas cicatricen, y con quemados; el siguiente paso será seguir perfeccionándola gracias a esta nueva impresora 3D.
“Desde el punto de vista terapéutico, el problema está en los grandes quemados, donde los pacientes pierden mucho líquido”, así que proteger esa superficie quemada supondría un avance muy importante, subraya a Efe Juan Francisco Cañizo, de la Universidad Complutense de Madrid.