UNAN da apoyo a perseguidos políticos
Los estudiantes organizados mostraron su respaldo con los que han tenido que escapar.
Los estudiantes de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (Unan-managua) se solidarizaron ayer con sus compañeros que son perseguidos por protestar contra el gobierno de Daniel Ortega, en una crisis que ha dejado entre 317 y 448 muertos. “Nos solidarizamos con aquellos que han tenido que huir del país, con los que tienen que vivir clandestinamente, principalmente con los presos políticos”, informó en redes sociales un grupo de estudiantes expulsado del campus de la Unan-managua por un ataque armado del Gobierno, que dejó dos muertos, el 13 de julio pasado.
Los estudiantes emitieron el mensaje un día después de conocerse que el defensor de los derechos humanos Álvaro Leiva se vio obligado a exiliarse por “amenazas” contra su vida.
Al igual que Leiva, cientos de estudiantes universitarios que piensan distinto al Gobierno han tenido que huir de Nicaragua o vivir escondidos en “casas de seguridad”, para evitar ser “secuestrados” por civiles encapuchados y armados, que operan junto con la Policía Nacional, según organizaciones.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha advertido que Nicaragua vive una “tercera fase” de represión gubernamental, “más ruda, más explícita y burocrática”, que es la “criminalización de manifestantes”, tras haber reprimido con violencia las protestas en una primera etapa, y aplicar la Operación Limpieza en la segunda, con saldos mortales.
La CIDH y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH)
responsabilizan al Gobierno de Nicaragua de “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias”, lo que el presidente Ortega ha negado.
“Condenamos todas las violaciones a los derechos humanos que sufren nuestros compañeros”, sostuvieron los estudiantes.
Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, también con Ortega en la presidencia.
Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Murillo, comenzaron por las reformas a la seguridad social, que finalmente se retiraron y se convirtieron en la exigencia para su renuncia.