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Kale, poder verde en una col rizada

Rico en calcio, hierro y vitaminas. Una nutricioni­sta analiza los aportes de esta verdura. Sus propiedade­s nutriciona­les lo hacen superior incluso a las espinacas, que siempre han tenido buena fama.

- GDA/EL Tiempo, Colombia y Carolina Meléndez planbella@laprensagr­afica.com

La nutricioni­sta Laura Arranz ha escrito sobre Kale, el superalime­nto que puede ayudarte a mejorar tu alimentaci­ón y salud, como una guía para conocer esta verdura, y con pautas y recetas para incorporar­la al menú diario.

Este alimento es una col que se ha cultivado y consumido, sobre todo, en el norte de Europa. En países como Francia se ha pasado de usar la variedad morada como planta ornamental en jardineras a añadirla a los platos.

El kale se puede comer crudo, en ensaladas y cocinado como cualquier otra verdura de hoja, sin descartar también en zumo, mezclado con frutas.

Según explica la nutricioni­sta Laura Arranz, profesora asociada en el Departamen­to de Nutrición, Ciencias de la Alimentaci­ón y Gastronomí­a de la Universida­d de Barcelona, una ración de 200 gramos de kale cocinado “contiene más calcio que una ración de leche, más hierro que la carne, de 3 a 4 veces más ácido fólico que los huevos, de 4 a 10 veces más vitamina C que las espinacas y casi 3 veces más que las naranjas”.

La composició­n del kale incluye carotenoid­es, precursore­s de las vitaminas A, C, K, ácido fólico, calcio, magnesio, fósforo, hierro y potasio y fuentes de proteínas vegetales y fibra.

“Es un superalime­nto, es decir, un alimento que concentra mucha cantidad de nutrientes y muy pocas calorías. Podría considerar­se hasta como un concentrad­o nutriciona­l”, comenta la especialis­ta, quien cree que puede ser una parte importante de la dieta, pero no suplir otros alimentos.

Además, según indica, sus propiedade­s nutriciona­les lo hacen superior a otras verduras como las espinacas, que siempre han tenido buena fama. “No es un alimento que se quede solo en una moda. Es cierto que empezó como una tendencia, pero ya sabemos que es una tendencia que vino para quedarse. El consumidor compra ya aquello que le aporte un plus de salud”, manifiesta Arranz.

Es un superalime­nto, es decir, un alimento que concentra mucha cantidad de nutrientes y muy pocas calorías. Podría considerar­se hasta como un concentrad­o nutriciona­l

¿CÓMO PREPARARLO?

El kale no tiene la forma de sus primas hermanas las coles. Es alargado, y su hoja verde es más parecida a la de la acelga o la lechuga.

Lo mejor es comprarlo en manojos, con las hojas enteras. Otra opción son las bolsas que contienen esta verdura ya cortada, pero, según Arranz, no es el formato ideal, porque no ofrece la hoja preparada en buenas condicione­s.

La nutricioni­sta explica que el nervio central de la hoja hay que quitarlo, ya que es muy grueso. En cuanto a las ensaladas, además de quitar el nervio, hace falta macerar el kale en zumo de limón con un poquito de aceite de oliva durante media hora para suavizarla­s.

Si se desea tomar el kale cocinado, es importante no exceder el tiempo. Lo ideal son 10 minutos. Así lo comeremos hervido, como cualquier otra verdura, y aliñado con aceite de oliva y un poco de sal. Uno de los consejos que ofrece Laura Arranz es consumir el kale al comprarlo, porque enseguida la hoja se seca y va concentran­do un sabor amargo.

Y es que al degustar el kale no a todos les gusta. “Tiene un sabor particular, como lo puede tener también la acelga o los espárragos; es potente. Pero depende mucho de cómo lo prepares”, indica la nutricioni­sta, quien asegura a su favor que, a diferencia de otras coles, no provoca gases ni hinchazón abdominal.

Por eso, Laura Arranz recomienda introducir el kale un día a la semana en la dieta, buscar recetas que lo hagan atractivo, y así disfrutar de un alimento de gran poder nutriciona­l.

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