“Me siento honrada y agradecida”
Anabel Tinoco de Meza, presidenta de Fundación San Andrés y ganadora del premio Ad Vitam, se siente feliz y satisfecha de poder ayudar al prójimo.
El premio Ad Vitam, entregado en la Noche de Solidaridad, de FUSADES, con el lema “La tormenta no depende de ti, superarla sí” y en su tercera edición, fue recibido por Anabel Tinoco de Meza, fundadora y presidenta de Fundación San Andrés, una mujer amante de Dios, de su familia, empresaria, apasionada de deportes ecuestres y sobre todo comprometida con el bienestar de los niños, jóvenes y personas mayores más necesitadas del Valle San Andrés.
Haciendo referencia al tema de la gala, Tinoco de Meza, que dice sentirse satisfecha de que con el tiempo la Fundación San Andrés ha ido fortaleciéndose y desarrolla su labor, expresó: “En mi caso he logrado superar el cáncer, por obra y gracia de Dios y el apoyo de mi familia. El haber superado esta prueba fue una verdadera inyección de energía para trabajar aún más por los más necesitados. Si el Señor me sigue dando vida, es por una razón”.
Este premio fue entregado por Miguel Ángel Simán, presidente de Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), durante el evento en el que se celebra el espíritu de servicio y las buenas obras hechas en El Salvador.
Aquí se destacó la labor y larga trayectoria solidaria de doña Anabel, quien dijo: “Es gratificante recibir este reconocimiento, pues me confirma la alegría de entregarme a los demás”.
Asimismo, expresó una de las frases de solidaridad de la Santa Teresa de Calcuta: “Hay que dar hasta que duela”. A veces, dar puede ser difícil y requiere esfuerzo, pero cuando nos damos, ganamos mucho más de lo que creemos, porque estamos ayudando al prójimo, a un hijo de Dios”.
Según la galardonada, integrante de diversas entidades que velan por el bienestar de los salvadoreños más desprotegidos, desde joven sintió el llamado de ayudar y soñaba con ser enfermera y que fue así como se le presentó la oportunidad de ayudar en algunos hospitales fuera del país y en el Hospital Rosales, a su regreso a El Salvador, después de terminar sus estudios, en los años setenta.
DEJA HUELLAS IMBORRABLES
Su trabajo solidario lo inició con una pequeña clínica en un local en el área del antiguo Izalco Jockey Club, en el Valle de San Andrés, con el apoyo de dos personas que tenían el deseo de ayudar: Rafael Meza Ayau y Pablito Tesak.
Desde el año 2000, De Meza preside la Fundación San Andrés, entidad que desarrolla proyectos sociales en beneficio de los más necesitados de la zona del Valle de San Andrés, trabajo que le ha sido reconocido con diversos premios.
Durante su intervención en la Noche de Solidaridad, la señora De Meza hizo saber que, durante los terremotos en 2001, la Fundación San Andrés junto con los lugareños del Valle San Andrés se unieron para trasladar a la gente de los lugares peligrosos a los albergues.
“Gracias a donaciones de Inglaterra, España y Japón, y el apoyo de Cemento CESSA, coordinamos la construcción de 1,000 casas en el Valle de San Andrés para gente damnificada de todo el país”, aseguró.
RECONOCIMIENTOS A SU DESTACADA LABOR HUMANITARIA
Anabel Tinoco de Meza, que ha dejado huella en el país y quien nació el 29 de agosto de 1938, en el seno del hogar formado por Rodrigo Tinoco e Irma Guirola de Tinoco, ha sido galardonada con diversos reconocimientos, de los cuales se siente orgullosa y honrada y los que ha compartido con su familia, que ha sido su apoyo incondicional.
Algunos de estos son la distinción en la Asamblea Legislativa por equinoterapia y atleta ecuestre (2007); mujer destacada, por la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador (2008); reconocimiento del INDES por promover la disciplina ecuestre y equinoterapia (2009); 100 salvadoreñas que han dejado huella (2011); 50 mujeres más poderosas de Centroamérica, por FORBES (2015); 30 mujeres que dejan huella, según revista Ella de LA PRENSA GRÁFICA (2017); y el reconocimiento Paladín Rotario (2017).