LA CUNA DEL SANTO VIVE SU MEJOR SUEÑO
La lluvia que cayó sobre Ciudad Barrios, San Miguel, no fue ningún impedimento para que cientos de fieles católicos se reunieran frente al atrio de la iglesia del pueblo que vio nacer al profeta-mártir y santo Óscar Arnulfo Romero. Tanto los peregrinos, que llegaron de diversos puntos del país y hasta del extranjero, así como los ciudadbarrenses fueron testigos de la misa de canonización, que se transmitió en vivo desde una pantalla gigante colocada en una tarima donde se desarrolló una vigilia en honor del santo salvadoreño. Al mismo tiempo vivieron todo el fervor religioso del pueblo que vio nacer al primer santo salvadoreño.
Las actividades religiosas y culturales iniciaron con una procesión de farolitos que partió de diferentes puntos de la ciudad y finalizó en el atrio de la iglesia, donde los grupos de alabanza ya entonaban cantos en honor de Romero.
“Les invito a que con el Espíritu Santo, vivamos con alegría y gratitud de esta gran liturgia pascual en honor de Monseñor Romero”, dijo el párroco David Torres, durante el inicio de la vigilia que se prolongó durante toda la noche y parte de la madrugada.
Durante el acto se presentaron alrededor de 10 ministerios de alabanza y grupos de danza que mantuvieron encendidos los ánimos de los fieles católicos, que nunca decayeron a pesar de la persistente llovizna que cayó durante toda la noche.
En la jornada se presentó el tema “Camino de santificación de Óscar Arnulfo Romero que relata los valores de la familia y la vocación del niño Oscarito y sus diversas etapas”, así como la presentación de poemas alusivos a Monseñor Romero.
“Aquí nos estamos mojando, pero no importa, porque estamos enfrente a la iglesia para celebrar la canonización de Monseñor Romero, que nació en Ciudad Barrios y es nuestro máximo orgullo. Nunca me imaginé que yo viviría para po-
“Mis padres me inculcaron que Monseñor Romero era una persona humilde que velaba por su pueblo”. NORMA GUILLÉN, CIUDADANA
der ver el día en que nuestro profeta fuera elevado a los altares”, dice Norma Guillén, de 70 años.
Una de las personas que asistió a la celebración fue Marta Fuentes. Ella llegó, en compañía de su hijo Nelson Amílcar, de 15 años, quien sirvió como acólito durante la misa de consagración de San Romero. Para la ciudadbarrense, el participar en las actividades de la celebración es algo que ha esperado durante décadas.
“Mis padres me inculcaron que Monseñor Romero era una persona humilde que velaba por su pueblo. Siempre ha sido un santo y ahora estamos felices porque lo han elevado a los altares”, dice la mujer que salió de su casa, cuando caía buena fuerte tormenta, con tal de asistir a la fiesta de celebración por el nuevo santo salvadoreño.
No solo en el atrio de la iglesia se vivió el fervor romerista, ya que en diversas casas del pueblo se montaron murales y espacios dedicados a la vida y obra de San Óscar Arnulfo Romero. Uno de los estands, colocado a un lado de la iglesia, fue elaborado por los empleados del Hospital Nacional de Ciudad Barrios.
En el pequeño espacio, de un canopy blanco, se expusieron fotografías de Romero, en sus diferentes etapas, desde que era un niño hasta su periodo de sacerdote y arzobispo de San Salvador, así como objetos representativos de su vida, tales como la máquina donde escribía sus homilías.