Tenemos un intercesor más en el cielo
Esta madrugada –para nosotros–, el Papa Francisco canonizará, en la Plaza de San Pedro, en Roma, al Beato Óscar Arnulfo Romero Galdámez, quien en vida fuera arzobispo de San Salvador y que fue asesinado el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la Santa Misa en la capilla del Hospital La Divina Providencia, en San Salvador.
Su cuerpo reposa en la cripta de la Catedral Metropolitana donde es visitado continuamente por muchísimas personas de todas las clases de la sociedad y de muchas procedencias, incluso extranjeras.
Los santos que están en el cielo interceden ante Dios por las personas de quienes se les pide un favor. En realidad, el que hace el milagro es Dios. Pero el santo puede interceder ante el Señor para pedirle un favor para otra persona.
En este caso, los salvadoreños estamos muy contentos porque tendremos un intercesor en el cielo, que ahora será alguien de nuestra tierra, a la que tanto amó y por la que llegó incluso a dar su vida por ella.
Monseñor Romero fue, como reza la bula de beatificación, “pastor según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo heroico del Reino de Dios”.
Esta bella descripción del testigo de Cristo el mismo Papa Francisco la completó al día siguiente, a la hora del Regina Coeli, al señalar que “este diligente pastor, siguiendo el ejemplo de Jesús, eligió estar en medio de su pueblo, especialmente de los pobres y los oprimidos,
incluso a costa de su vida” (24 de mayo 2015). En todo momento estaba atento a ayudar a las personas necesitadas. Por ello, se acercaba continuamente a las zonas más pobres, donde las personas que habitaban allí requerían del auxilio de muchas personas generosas. Y él era una de ellas. Les llevaba lo que podía, pero sobre todo su bendición y su aliento. En los niños ponía más atención y cariño.
Para la ceremonia de canonización, muchísimos salvadoreños han viajado a la Ciudad Eterna para estar presentes en el momento que el Papa Francisco lo declare santo y por lo tanto, digno de recibir culto público en todas partes del mundo.
Durante los meses anteriores a la canonización, se han realizado distintas actividades relacionadas con la misma: misas –por ejemplo todos los sacerdotes han ofrecido la Santa Misa todos los lunes por el Beato Romero–, peregrinaciones, conferencias... Y en Roma celebrará una vigilia de oración la noche anterior a la ceremonia y misas de Acción de Gracias en los días posteriores. Actividades semejantes se tendrán también en El Salvador.
Acudamos al Beato Óscar Romero para pedirle que interceda ante Dios por nuestro país, él que tanto lo amó en esta tierra, ayudó a las personas necesitadas, proclamó su palabra en muchos lugares y ofrendó su vida por su causa, es indudable que ahora en el cielo pida al Señor y a la Santísima Virgen –a quien tanto amó durante toda su vida– que nos ayude a los que aún estamos en esta tierra tan necesitada de la ayuda divina, para salir adelante y producir en el seno de todas las familias frutos de santidad: personas que estén muy cerca de Dios y ayuden a los demás a santificarse.