REZANDO JUNTOS, Domingo 28º TO. San Marcos 10. 17-30
Meditemos en el Evangelio de San Marcos 10. 17-30: Señor, sale a tu encuentro un joven se pone delante de tì, se arrodilla, en señal de humildad y total disposición, había escuchado tu mensaje y en un momento de claridad, te pregunta, “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Como todo joven se cuestiona sobre el sentido de su vida y del más allá, su fe le dice, que existe la vida eterna y la quiere alcanzar. Señor le contestas por qué te llama bueno, porque nadie es bueno sino solo Dios. La primera condición que le preguntas es si cumple los mandamientos, él con toda seguridad y convicción te dice, que todo eso lo ha vivido desde pequeño. Este joven afirma públicamente que su hoja de servicio es ejemplar, intachable. Es decir, nos encontramos ante un joven sano, bueno, cumplidor, responsable, su vida no está solo llena de cosas sino también llena de virtudes y de cualidades. Este joven era un joven inquieto, buscaba algo más, y sabe que en esa búsqueda se ha encontrado contigo, por eso ahora, ya en un terreno de generosidad y ya no de negociación plantea las cosas de otra manera: ¿Qué me falta? ¿Por qué con todo lo que tengo y con todo lo que disfruto mi vida no es una vida llena de sentido?
Esta respuesta te gana su corazón y sin duda la admiración, tanto es así, que lo miras con amor. Lo amas porque viste en aquel joven un alma abierta, con unas posibilidades enormes. Mientras la mayoría de los hombres se cierran en el corto radio de su egoísmo (familia, amigos, carrera, profesión, bienes materiales, comodidades, posición social), aquel joven tenía el alma abierta al infinito. Cristo ves la posibilidad de hacer maravillas con aquel joven: ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda creatura.
De ahí tu último requisito, “solo te falta una cosa: ve vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y asì tendrás un tesoro en los cielos. Después ven y sígueme”.
La respuesta del joven fue voltearse y salir triste. Chocó contra Tu amor y se fue con el torrente de los avaros, de los egoístas, de los flojos, en fin, de los que no aman a Dios sobre todas las cosas.
¿Cuáles son las condiciones que te pongo para seguirte?: Mis criterios, mis preferencias, que la obediencia se acomode a mis gustos, por eso no obedezco a mis papás, maestros, hermanos mayores.