La Prensa Grafica

LOS QUE MADRUGARON A LA AVENIDA ESPAÑA

Cientos de personas fueron ocupando desde temprano una de las principale­s vías de Panamá. Hay de todas las nacionalid­ades y edades. No les importó la aglomeraci­ón, el sol ni el calor.

- PANAMÁ social@laprensagr­afica.com

Tengo 82 años, la edad del papa”: así dice Eyra Meléndez, quien sentada en su silla de ruedas se ha situado en una acera de la avenida España, en el centro de Panamá. Tiene dolencias en las rodillas desde hace dos años y esto la obliga a desplazars­e en su silla. No quiere quedarse sin ver a Francisco. Como para muchos panameños, considera que la visita del sumo pontífice a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es una bendición, eso es precisamen­te lo que busca ella.

Llegó casi desde las 9 de la mañana, pero ya le había tocado madrugar porque vive en el área revertida de Howard, “después del puente de las Américas”, dice Luis Antonio Cerraud, su hijo, quien se encargará de cuidarla durante la actividad.

Eyra asegura que no tiene ningún temor de que vaya a caer con la aglomeraci­ón de personas que comienza a situarse en la vía.

“Yo la protejo”, dice el hijo, “todo está programado: tenemos comida, agua, sombreros y hasta pode- mos echar una jugadita”, dice, y señala un casino que ha quedado justo a sus espaldas.

¿Qué espera Eyra de la visita del papa Francisco? Es su hijo quien responde: “Dios mío, ojalá que le dé la bendición para que se pueda recuperar o tener una mejor calidad de vida”.

En la avenida se puede ver gente de muchas nacionalid­ades.

Recostada con toda la comodidad y bajo pleno sol, en una de las bancas, Carolina es una costarrice­nse que llegó desde las 10 de la mañana. Está en Panamá desde el sábado y se irá hasta el final de toda la jornada.

Solo a unos metros más adelante se encuentra Nenice, porta un sombrero brasileño y dice que es de Río de Janeiro. Vive en Panamá desde hace dos años.

Como ella, se puede encontrar dominicano­s, mexicanos, peruanos, ingleses y cientos de jóvenes más de otras nacionalid­ades, todos caminan para buscar un lugar.

Gina Vargas y su hija Valeria también son de Costa Rica, han llegado desde las 9 de la mañana. También se mudó a vivir en Panamá. Cree que la JMJ es un evento muy grande: “Vendrá mucha gente y quiero tener la certeza de ver bien de cerca al papa Francisco. Al que madruga Dios le ayuda”.

Como muchos otros, ha tomado todas las previsione­s del caso para no pasar apuros en el lugar. “Traje de todo: agua, merienda, gorra, bloqueador. Es como un día en la playa, pero con un mar de gente”.

Silvia salió desde las 6 de la mañana desde Santiago de Veragua con su hijo de dos años Dilan. Tres horas después, a las 9 de la mañana, ya estaba en una acera de la avenida España con otro grupo de personas. Son privilegia­dos, están a la sombra de un árbol, pero también tienen todo lo necesario para pasar el día.

Dice que no tiene temor de que a Dilan le vayan a hacer daño con el tumulto; está convencida de que van a ver al papa y no les pasará nada. Lo que sí poco soportan son los 35 grados Celsius durante el mediodía y la mitad de la tarde.

La avenida España también fue tomada por personal de la Dirección de Protección Civil y el ejército. Ninguno de los miembros de las institucio­nes allí presentes sabe qué cantidad exacta de personas ha desplegado para resguardar a todos los asistentes. De Protección Civil dicen que tienen varias ambulancia­s, agua y otros insumos en varios puestos y los militares están colocados desde la salida del aeropuerto de Tocumen, por toda la avenida España hasta al antigua base militar de Clayton, donde está la nunciatura apostólica.

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ESPERA. CON FE Y ESPERANZA SE FUERON AGLUTINAND­O DE A POCO LOS FELIGRESES EN LA AVENIDA ESPAÑA PARA PRESENCIAR EN PRIMERA FILA EL RECORRIDO DEL PAPA FRANCISCO.
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