En las actuales circunstancias, lo que más importa es preservar la estabilidad y habilitar el desarrollo
ES DETERMINANTE IR DANDO SEÑALES QUE INDIQUEN CUÁLES SERÁN LAS LÍNEAS POR LAS QUE AVANZARÁ EL PAÍS EN LOS PRÓXIMOS MESES Y AÑOS. EN TAL SENTIDO, LA CONFIGURACIÓN DEL EQUIPO DE TRABAJO DE LA ADMINISTRACIÓN QUE VIENE ES DETERMINANTE.
En los momentos que corren, nuestro país está viviendo una experiencia política sin precedentes, que nos pone a todos los salvadoreños ante una serie de expectativas que en muchos sentidos tienen al ambiente en ascuas, porque faltan señales concretas sobre lo que podría venir en el futuro inmediato. La ciudadanía lanzó desde las urnas un mensaje contundente para los partidos tradicionales que venían alternando en el ejercicio del poder en los últimos 30 años, y hoy estamos en muchos sentidos ante lo imprevisible; y por eso hay que mantener la vigilancia ciudadana y el seguimiento institucional activados al máximo, para asegurar que no haya ningún desvío que ponga al proceso nacional en riesgo cierto.
Esto que pasa se veía venir, y son las fuerzas políticas y sus liderazgos los que en primer lugar tienen la tarea urgente de recomponerse para entrar en una nueva etapa de ordenamiento propio que conduzca hacia el ordenamiento nacional, en la que el quehacer y el actuar políticos e institucionales se comporten en plena armonía con lo que los ciudadanos necesitan, esperan y demandan. Pero, desde luego, esa será una tarea compleja y de largo aliento; y lo que ahora viene de aquí al 1 de junio, y sobre todo del 1 de junio en adelante, es un ejercicio concreto que requiere que los políticos dediquen mucha lucidez y una gran sensatez al trabajo de hacer que las cosas salgan bien, dentro del respeto a la lógica democrática, haciendo valer inteligentemente los pesos y contrapesos, y, sobre todo, alineando voluntades en pro del bien común.
Es determinante ir dando señales que indiquen cuáles serán las líneas por las que avanzará el país en los próximos meses y años. En tal sentido, la configuración del equipo de trabajo de la Administración que viene es determinante. Lo pertinente sería escoger personas que cuenten con la idoneidad, con el compromiso y con la probidad indispensables, más allá de toda duda o sospecha. En esto se podrá juzgar de entrada la confiabilidad del desempeño gubernamental que viene, y ese será el mejor medidor inicial para calibrar el seguimiento del proceso.
Hay que destacar el rol que tienen que jugar en todo esto los criterios de respeto a la estabilidad institucional, asegurando que todas las entidades gubernamentales y los que las conducen ajusten sus comportamientos al esquema establecido por la normativa constitucional y legal. Es decir, hay que evitar y no hay que permitir ningún desborde en el ejercicio del poder, para que se pueda ir consolidando la confianza en el orden establecido.
Los salvadoreños estamos urgidos de abrirle rutas verdaderamente transitables al desarrollo en todos los sentidos. Como hemos dicho de manera reiterada, el desarrollo hay que tratarlo en sus diversas expresiones, comenzando por el desarrollo humano, que está en la base de todo. No hay tiempo que perder, y los actores nacionales, comenzando por los políticos, tienen que unirse en el esfuerzo.
Debemos darle al país un voto de confianza para que las energías disponibles se vayan convirtiendo en iniciativas consistentes. Nos hallamos en un momento crucial, y eso hay que manejarlo con la responsabilidad que las condiciones exigen.