¿Por qué El Salvador necesita una legislación que apoye el emprendimiento?
El Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su estudio “Startup América Latina” detalla que los países de la región siguen invirtiendo poco en ciencia, tecnología e innovación. La inversión en investigación y desarrollo (I+D) de cada país en promedio con relación en el PIB pasó de 0.63 % a 0.74 % entre 2009 y 2014, contrario a los países que forman parte de la OCDE que invierten alrededor del 2.3 % del PIB en I+D.
Las políticas gubernamentales en algunos países de América Latina sobre el fomento a las empresas emergentes se encuentra generando nueva información para explicar mejor este fenómeno, por ejemplo, Chile, según datos de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), cuenta con 1 unicornio, 4 centauros y 31 little ponies; por otro lado México, según datos de la Asociación Mexicana de Capital Privado (AMEXCAP), cuenta con 1 centauro y 26 little ponies. Estos datos son comparables únicamente con potencias como Singapur que cuentan con un universo de aproximadamente 1,000 “start-ups” con 2 unicornios, 12 centauros y 27 little ponies.
A pesar de los excelentes ecosistemas de emprendimiento con que cuenta tanto Chile, Argentina o México, el resto de países de la región latinoamericana no se encuentra en la misma página, las “start-ups” no nacen por generación espontánea, necesitan de políticas públicas, instituciones y redes para su creación y expansión, así como la existencia de una buena base científica, un entorno favorable a los negocios, seguridad jurídica y un sector financiero disponible para invertir en proyectos de alto riesgo. De acuerdo con el estudio de la OCDE, las cinco áreas en las cuales se deben fomentar las políticas públicas de apoyo al ecosistema emprendedor son las siguientes. Brecha financiera Asimetría de información Ausencia de demanda Escasa cultura empresarial e innovadora Barreras legales y administrativas. El Salvador cuenta actualmente con programas e iniciativas impulsadas por diversas instituciones tanto del sector público como privado, lastimosamente muchos de estos esfuerzos se encuentran dispersos, lo cual no permite los impactos sustanciales que necesita el ecosistema emprendedor salvadoreño.
Dicho lo anterior, se vuelve imperativa la creación de una legislación que regule y permita el desarrollo de las áreas previamente identificadas por la OCDE, como la creación de programas de capital semilla efectivos, incentivos al sector financiero para el apoyo a “start-ups”, fomento al capital de riesgo (VC), inversionistas ángeles, financiamiento colectivo, servicios de apoyo para los emprendedores, como plataformas, redes de mentores, plataformas de conexión entre grandes contribuyentes y “start-ups”, reformas de sistemas legales y administrativos enfocados en atención a los diversos requerimientos particulares de las “start-ups”. Es así que luego de más 12 meses de diversas gestiones, El Salvador iniciará con un amplio proceso técnico que incluirá el desarrollo del anteproyecto de una legislación que apoye el ecosistema emprendedor la que regulará algunas de las siguientes áreas.
1. Creación de un registro de instituciones que apoyen al ecosistema emprendedor (RIEE)
2. Beneficios impositivos (BIM)
3. Fondo mixto para el desarrollo financiero del ecosistema emprendedor (FMIX)
4. Sistemas de financiamiento colectivo (SIFICO)
5. Reformas al sistema societario salvadoreño para la inclusión de las Sociedades de Acciones Simplificadas (SAS)
6. Constitución y registro exprés de vehículos societarios (CYREX-VS).