¿Y tú qué piensas?
El periódico español El País implementa una campaña que podría servirle de ejemplo o referencia a los partidos políticos salvadoreños (tradicionales y no tradicionales). La pregunta que le hacen a los lectores es: ¿Y tú qué piensas? La premisa es que hay valores que unen a los lectores y al periódico: las libertades y los derechos de las personas, el progreso social y la igualdad. Es decir, lo que se busca es armonizar el proyecto de dicho periódico con los anhelos e inquietudes de los lectores.
Si los partidos políticos escucharan a los salvadoreños que viven dentro y fuera del país (seguidores, opositores, partidarios y no partidarios) entre julio/2019 y marzo/2020 (período no electoral), podrían alinear sus planes de trabajo a las necesidades y sensibilidades de los ciudadanos. Un ejercicio de esta naturaleza ayudaría a que las cúpulas partidarias pusieran los pies en la tierra y actuaran en función de la realidad nacional. La clave es conciliar las actuaciones partidarias con las prioridades y aspiraciones de la población.
En tal sentido y dada la transformación de la sociedad salvadoreña en las últimas décadas (guerra civil, dolarización, éxodo, desintegración familiar, urbanización, crimen, violencia social, transculturización, telefonía móvil, libertad de expresión y elecciones democráticas), es imperativo que los gobernantes entiendan a El Salvador de hoy día.
Un punto crítico es el barullo de las finanzas públicas y el riesgo de que el gobierno entrante, la Asamblea Legislativa y la banca de desarrollo (BCIE, BID, BIRF y otros) “pongan los bueyes delante de la carreta”. Por ejemplo, hacer una reforma fiscal sin que la sociedad y el Estado alcancen un acuerdo alrededor de objetivos comunes. Seguidamente se presentan tres retos a consideración de la ciudadanía.
Reto 1. Recuperar el control territorial. La descomposición social y la penetración del crimen han propiciado la anarquía (la ley del más fuerte) en incontables barrios, colonias y cantones. Urge, entonces, invertir en capital humano y social para reconstituir las unidades primarias de la sociedad (familia, escuela y comunidad), hacer respetar la autoridad y usar legítimamente la fuerza pública.
Reto 2. Enmarcar la prevención de la violencia dentro de la política social. Este “golpe de timón” crearía más oportunidades para los jóvenes en riesgo, detendría el prolongado involucramiento del Ejército en tareas de seguridad pública y debilitaría el centralismo. Consiguientemente, el Estado y la sociedad deberían generar sinergias en tres áreas estratégicas: (1) ayudar a personas vulnerables a ser autosuficientes, (2) inserción laboral juvenil y (3) educación continua y formación ocupacional.
Reto 3. Minimizar la migración irregular. El Salvador es expulsor de población (30 % de coterráneos vive en el exterior y miles de compatriotas desean emigrar). El asunto es que esta válvula de escape se está cerrando (medidas antiinmigrantes a nivel internacional), por lo que el Estado y la sociedad deberían enfocarse en (1) generar oportunidades para progresar y (2) mejorar la calidad de vida de la población en su lugar de origen.
Conclusión: los partidos políticos necesitan comunicarse asertivamente con los ciudadanos para salir del atolladero. Una comunicación no electoral (objetiva y confiable) les ayudaría a saber qué piensa la población y cuáles son los valores, actitudes y preferencias de los salvadoreños de a pie, caballo, bus, pick up, moto y carro.