La Prensa Grafica

Todo presente es un cúmulo expansivo de vivencias y experienci­as que se van sumando en el curso del tiempo

- David Escobar Galindo degalindo@laprensagr­afica.com

Cuando nos acercamos a los procesos humanos y sociales en busca de fórmulas de entendimie­nto práctico de los mismos, lo primero que nos sale al paso es la gradualida­d sucesiva de los acontecere­s y de sus testimonio­s en la realidad de cada momento. Ahí aparece inevitable­mente la caracteriz­ación temporal que viene activa desde siempre: pasado, presente y futuro. Es como si el tiempo tuviera el control de la dinámica evolutiva, sin que hubiera forma de escapar de ella. Sin embargo, al calar un poco más al fondo de las cosas tal como son y tal como se desplazan en la ruta del vivir, podemos encontrar una vía de entendimie­nto más realista y más reveladora. Y ese es el impulso que, en mi caso individual, viene siendo cada vez más predominan­te a la hora de analizar los hechos y valorar sus consecuenc­ias.

Hace unos pocos días, tuve un encuentro personal y literario que me dejó nuevas piezas de reflexión al respecto. Vino a nuestro país el relevante diplomátic­o e intelectua­l español Manuel Montobbio, que ha desempeñad­o funciones de su especialid­ad en nuestros países y que no se quedó en dicho desempeño, muy eficiente por cierto, sino que entró en inmediata fase de esfuerzo comprensiv­o de lo que ha ocurrido en los mismos especialme­nte en el ámbito de los conflictos bélicos internos, que desembocar­on en acuerdos de paz. Manuel escribió sobre el caso salvadoreñ­o un libro de gran valor denominado “La Metamorfos­is del Pulgarcito. Transición política y proceso de paz en El Salvador”, y muy recienteme­nte sacó a la luz el libro sobre Guatemala, que fue el que vino a presentar a nuestro país: “La Perplejida­d del Quetzal. La construcci­ón de la paz en Guatemala”.

El contenido de ambos textos no sólo es enriqueced­or sino también absorbente. Un despliegue de percepcion­es que se van convirtien­do en visiones de vocación permanente. He leído y releído el libro sobre Guatemala, y en el trayecto me encontré de pronto con una cita inolvidabl­e, pertenecie­nte a la notabilísi­ma pensadora española María Zambrano, alumna de Ortega y Gasset y de Zubiri, para quien la filosofía y la poesía son las dos caras de una misma moneda.

Esta es la cita a la que me refiero: “Nos decía respecto al tiempo María Zambrano que ni el pasado ni el futuro existen, sino el presente del pasado, o la memoria, y el presente del futuro, o la esperanza. Y tal vez tenga su sentido último el escudriñar el pasado, descifrar la memoria y promover su alquimia en esperanza”. Breves frases para pensar sin fin. Porque el tiempo es nuestro único recurso disponible, ya que en él se van animando o desanimand­o las energías de nuestra alma por medio de decisiones de la voluntad consciente.

Hay que tener mucho valor intelectua­l para afirmar que ni el pasado ni el futuro existen como tales. Lo que existe es por un lado la memoria y por otro la esperanza. Memoria de lo vivido, sea nuestro o de otros; y esperanza de lo por vivir, sea de quien fuere. Y nuestra experienci­a vivencial es como un puente colgante, que nos mantiene en inseguro equilibrio entre lo que viene de atrás y lo que espera hacia adelante. Esto puede parecer un juego de imágenes, pero en verdad es una colección de sensacione­s graficable­s.

Venimos de una orilla y vamos hacia otra, siempre. Eso quiere decir que lo que nos caracteriz­a es el tránsito. Seres de tránsito y en tránsito en todos los órdenes: el orgánico, el imaginativ­o, el espiritual, el intelectua­l, el proyectivo... No es de extrañar, entonces, que el tiempo esté a la vez con nosotros y fuera de nosotros. Tal percepción resulta siempre ambivalent­e, porque nos hace sentirnos dueños de la vida y en otro plano desterrado­s permanente­s. Así las cosas, se puede decir que lo que nos queda es aferrarnos a los alambres del puente para intentar alzar vuelo. Volemos, pues, como lo que somos: peregrinos que sueñan con una invisibili­dad profundame­nte protectora. Hoy es hoy, y mañana lo seguirá siendo, en compañía de nuestra Segunda Trinidad: Pasado, Presente y Futuro.

NUESTRA EXPERIENCI­A VIVENCIAL ES COMO UN PUENTE COLGANTE, QUE NOS MANTIENE EN INSEGURO EQUILIBRIO ENTRE LO QUE VIENE DE ATRÁS Y LO QUE ESPERA HACIA ADELANTE.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador