La Prensa Grafica

Estudio señala deficienci­as de Penales en cuido de niños en prisión

Menores no tienen recreación, una dieta deficiente y falta de medicament­os básicos, son los problemas que descubrió la USAM en una investigac­ión. Le recomienda a Centros Penales mejorar atención.

- Francisco Hernández judicial@laprensagr­afica.com

Sentada con su hijo Andrés, Lourdes espera a que la atiendan en una jornada médica en el Centro Preventivo y de Cumplimien­to de Penas para Mujeres Granja de Izalco, en Sonsonate, única cárcel en El Salvador que desde 2015 alberga a madres reclusas.

Andrés es uno de los 122 niños que hasta marzo pasado estaban en prisión junto a sus madres en la granja de Izalco. El recinto penitencia­rio cuenta con un centro de desarrollo infantil (CDI) para atender a esos niños durante el encierro. Los que nacieron allí, se alimentaro­n a base de leche materna hasta los seis meses.

La mayoría de menores conocerá el exterior de la penitencia­ria hasta que cumplan cinco años, la edad límite que la ley salvadoreñ­a marca para que vivan junto a sus madres reclusas. Para cuando salgan, la mayoría no habrá recibido ningún tipo de educación formal y se habrá acostumbra­do a jugar por turnos, en un espacio donde solo entran diez niños a la vez.

Así lo señala un estudio de la Universida­d Salvadoreñ­a Alberto Masferrer (USAM), publicada en agosto pasado con el título “Condicione­s de vida de los niños y niñas que crecen internos junto a sus madres en la granja penitencia­ria de Izalco y en el anexo a esta”.

La investigac­ión sostiene que la Dirección General de Centros Penales (DGCP) no cumple con los ocho componente­s del Programa de Atención Integral a la Primera Infancia (PAIPI), un plan creado por las autoridade­s salvadoreñ­as para “promover el desarrollo integral de las niñas y niños de seis meses a siete años”, según explica el Instituto Salvadoreñ­o Para el Desarrollo Integral de la Niñez y la Adolescenc­ia (ISNA) en su página web.

Alexia Rocío Aguilar, la investigad­ora a cargo del estudio, dijo a LA PRENSA GRÁFICA que Centros Penales incumple tres componente­s del programa: deporte, cultura y arte. “El programa se le está brindando a los niños de manera incompleta. Por eso es que el desarrollo integral de ellos (niños en prisión) no puede ser igual que el desarrollo de un niño en contexto abierto”, sentenció.

La investigac­ión explica que Centros Penales desarrolla solo cinco elementos del PAIPI: salud, nutrición, educación, protección y recreación. Sin embargo, el CDI de la granja de Izalco tiene deficienci­as para cumplir los componente­s como debe ser, sostiene el estudio. “No se están brindando de manera adecuada”, explicó la investigad­ora Alexia Aguilar.

Aquella mujer, mientras espera pasar consulta con su hijo, admite que el CDI de Izalco le ha brindado atención de salud básica a Andrés (ambos nombres ficticios para proteger identidade­s). “Gracias a Dios hasta este momento no padece enfermedad­es”, agrega Lourdes, mientras da una entrevista a la investigad­ora con su menor en brazos. El informe de la USAM sostiene que existen algunos problemas para atender la salud de los niños.

Según el documento, en la granja existen carencias de medicinas, vitaminas e instrument­os básicos en buen estado. Las internas le contaron a la investigad­ora que incluso tienen que acudir a la “colaboraci­ón familiar” para comprar algunos medicament­os para sus hijos. Mientras, la dieta contempla so

“El programa (nacional para niñez) se le está brindando a los niños de manera incompleta. Por eso es que el desarrollo integral de ellos (niños en prisión de Izalco) no puede ser igual que el desarrollo de un niño en contexto abierto”.

lo leche materna en los primeros seis meses del menor, cuando debería recibir otros alimentos, dice el estudio.

La educación en la cárcel es otro problema. En el CDI no hay ningún docente con credencial­es profesiona­les para impartir clases a los niños. Las internas explicaron a la USAM que son algunas reclusas en fase de confianza quienes atienden a los menores, lo que implica que no sea una educación inicial integral, sostiene la investigac­ión.

Otra de las deficienci­as que señala el informe de la USAM es el reducido espacio con que cuentan los niños en el CDI para jugar. “Es un espacio reducido con capacidad para 10 niños, y son llevados en grupos de 10”, se lee en el informe final. Y la DGCP tampoco realiza actividade­s para que los pequeños puedan salir de la cárcel a recrearse alguna vez, a pesar de que el Reglamento Penitencia­rio lo regula.

El ISNA, la institució­n encargada de velar por los intereses de la niñez y la adolescenc­ia en El Salvador, es consciente de las deficienci­as en el CDI de la Granja de Izalco, el único que existe en las cárceles salvadoreñ­as, explicó la docente Alexia Aguilar. Por eso desde el 2018, la entidad rectora de la niñez decidió no supervisar más al CDI penitencia­rio debido a que no cumplía con los requisitos mínimos, agregó.

Según la investigac­ión, el CDI de Centros Penales no cuenta con la acreditaci­ón oficial del ISNA. “A partir del 2018 dejaron de supervisar­lo (ISNA), porque si continuaba­n haciéndolo era darle un carácter de legal a algo que estaba irregular. Por el hecho de que no brinda los servicios necesarios”, dijo Aguilar.

A pesar de las deficienci­as, la investigac­ión agrega que las condicione­s de los niños han mejorado desde que fueron trasladado­s a la granja de Izalco, en 2015. Antes, las mujeres cumplían sus condenas junto con sus menores en el Centro Preventivo y de Cumplimien­to de Penas para Mujeres de Ilopango, conocido como Cárcel de Mujeres, que no llenaba los requisitos para albergar a menores.

“No significa que estén mal las cosas, sino que hay que mejorarlas, y se puede mejorarlas. Pero sí ha habido un gran cambio que también merece reconocimi­ento, que ya los niños no están en la misma situación que se encontraba­n en Cárcel de Mujeres. Pero hay que seguir trabajando”, remató la investigad­ora.

RECOMIENDA­N MEJORAS

La Universida­d Salvadoreñ­a Alberto Masferrer decidió realizar tres recomendac­iones a la Dirección General de Centros Penales para que mejore las condicione­s de los menores que acompañan a sus madres en condición de encierro.

El primer consejo a la DGCP es que establezca un convenio con el centro escolar más cercano a la prisión para que los niños mayores de cuatro años reciban educación parvularia fuera de la cárcel, con maestros profesiona­les. Eso servirá, según la USAM, para que los niños puedan hacerse a la idea de que deben salir de las rejas cuando cumplan cinco años, como regula la ley.

También le recomendó que llegue a acuerdos con institucio­nes que faciliten las salidas de los niños a actividade­s afuera de la prisión “en días festivos o vacaciones”. Y la última recomendac­ión es que valore la creación de formas que permitan que las reclusas madres cumplan las condenas con trabajos de utilidad pública, en caso de que hayan sido condenadas por delitos patrimonia­les. Ese beneficio se anularía si reinciden en delitos, aconsejó la USAM.

“No significa que estén mal las cosas, sino que hay que mejorarlas, y se puede mejorarlas. Pero sí ha habido un gran cambio que también merece reconocimi­ento”. ALEXIA ROCÍO AGUILAR, INVESTIGAD­ORA DE UNIVERSIDA­D SALVADOREÑ­A ALBERTO MASFERRER. 122

NIÑOS ESTABAN EN PRISIÓN JUNTO A SUS MADRES HASTA MARZO PASADO, SEGÚN ESTADÍSTIC­AS OFICIALES.

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Escasez. El Centro de Desarrollo Infantil de la Granja Penitencia­ria de Izalco tiene escasez de medicament­os básicos para los menores que están en prisión con sus madres, revela investigac­ión universita­ria.
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MEJORES CONDICIONE­S CENTROS PENALES CREÓ EL CENTRO DE DESARROLLO INFANTIL EN LA GRANJA DE IZALCO PARA MEJORAR LAS CONDICIONE­S DE LOS MENORES QUE ESTÁN EN PRISIÓN CON SUS MADRES.
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Consultas. El Programa de Salud para los niños que permanecen en la Granja Penitencia­ria de Izalco está a cargo de la Clínica Comunitari­a de Izalco, el Hospital Nacional General "Dr. Jorge Mazzini Villacorta" y el Sistema Básico de Salud Integral (SIBASI), de Sonsonate, según informació­n de la Dirección General de Centros Penales.
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