Quinquenio cerró con $603.7 millones en pérdidas agrícolas
Según cifras de CAMPO, de los granos básicos, el maíz ha sido el cultivo que más ha sufrido pérdidas en las últimas cinco cosechas. Expertos señalan que la crisis que vive la agricultura en el corredor seco centroamericano ha provocado más migración hacia
El sector de granos básicos ha sufrido fuertes pérdidas en las últimas cinco cosechas. Estas superan los 33.4 millones de quintales y equivalen a más de $603.7 millones a costo de producción o casi $778 millones a precios de venta a mayoreo, de acuerdo con la Asociación Cámara de Medianos y Pequeños Productores Agropecuarios (CAMPO).
El maíz fue el cultivo más afectado, pues registró fuertes pérdidas en tres de los cinco años agrícolas. Así, se reportó 8.2 millones de quintales perdidos en la cosecha 2014-2015, luego 11.6 millones en la de 2015-2016 y 6.4 millones para la pasada, 2018-2019.
Esto implica una pérdida monetaria de casi $447.5 millones o de $548.7 millones si se toman en cuenta los precios de venta.
El frijol, por su parte, registró pérdidas en los cinco años de cosecha: desde los 142,885 quintales reportados en 2014-2015 hasta los 822,000 quintales de 2018-2019. Esto implica una pérdida de $88 millones al costo o de $123.6 millones al tomar como referencia el valor en el mercado.
En el caso del sorgo fueron tres años de pérdidas. El mayor im
pacto fue en 2016-2017, cuando CAMPO estima que se perdió toda la producción. Este cultivo, además de daños por sequías fue golpeado por la plaga del pulgón amarillo.
Las pérdidas de sorgo sumaron $68.2 millones y casi $105.6 millones a precio de venta.
La situación de la agricultura de El Salvador, así como la de sus vecinos centroamericanos, ha preocupado a la comunidad internacional, pues el clima golpea cada vez con más frecuencia a un sector ya vulnerable. Esto ha resultado en más migración.
“Muchos migrantes están circulando por nuestra región. Esta migración está siendo provocada por las pérdidas de la agricultura que hoy es un fenómeno más frecuente”, dijo Héctor Aguirre, gerente de la Mancomunidad Trinacional del Río Lempa.
El “clima nos está destrozando. En nuestro país le llamamos canícula a la interrupción de las lluvias. Esa interrupción, en el pasado, tardaba 15 días, luego 20 días, ahora tarda 38 a 40 días. Esa interrupción automáticamente destruye los cultivos y es una de las principales causas de la migración”, explicó Rodolfo Chicas, de la Universidad San Carlos de Guatemala.
Señaló que además de los cultivos ya mencionados, el café también está en crisis, pero “el café es otro nivel, otro tipo de agricultor”. Explicó que es urgente un cambio de comportamiento dentro del sector. Así como un cambio en la asistencia que se da al agricultor, que a la fecha ha consistido en semillas y fertilizantes. La apuesta debe ser por hacer reservorios para captar agua lluvia, instalar sistemas de riego y el desarrollo de variedades de semilla precoces resistentes a la sequía y fertilizantes orgánicos.
Aguirre por su parte indicó que otro reto es el de adaptar las políticas de apoyo al sector a la velocidad con la que se agrava el cambio climático. “Lo que sucede es que el clima tiene velocidades superiores a las capacidades de los estados de revisar las políticas, innovarlas y transformarse en respuestas a los problemas, en este caso de la agricultura de hoy. La agricultura de hoy no es la misma de hace 20 años”.