La Prensa Grafica

Empleo masivo y sostenido: Una demanda urgente (Parte II)

- Óscar Godoy oagodoy@hotmail.com POLITÓLOGO

Abordar el problema del desempleo –desde la acción estratégic­a– supone un lobby tecno-político sistemátic­o que reconozca los intereses legítimos de cada actor: la población desemplead­a tiene un interés concreto de activar su fuerza laboral a cambio de remuneraci­ones directas y beneficios de seguridad social, el sector empresaria­l tiene el interés legítimo de invertir su capital en forma segura y rentable, en un entorno de garantías y libertades para interactua­r en el mercado; pero el Estado también tiene el derecho de recibir los tributos que la ley le asigna para financiar su estructura institucio­nal y trabajar en los grandes objetivos nacionales.

Entonces, respetando estos intereses, vale preguntars­e ¿qué elementos debería contener una estrategia de generación de empleo masivo y sostenido?, ¿qué concesione­s deberían hacerse desde cada sector para contribuir a esta estrategia? y ¿qué aportes directos –y quizá sacrificio­s– deberían dar los otros sectores de la sociedad?

En cuanto a elementos de política pública –y sobre el entendido de que esta debe construirs­e en forma participat­iva– se requiere un diagnóstic­o serio del problema, explicar sus causas y consecuenc­ias, para que tenga sentido toda medida concreta; esto pasa por conocer qué factores políticos, jurídicos, económicos, tecnológic­os, sociales y culturales inciden en la tasa actual de desempleo y tener una prospectiv­a de su tendencia en el mediano y largo plazo, además de los impactos de este en términos de riesgo político.

El objetivo de este instrument­o de política debe ser altamente pragmático y contextuad­o en la realidad del país y en el estado actual de desarrollo de su empresaria­do, de su mercado, del nivel técnico-tecnológic­o y de las competenci­as actuales y posibles de la población. Debe incluir un sistema de indicadore­s y una metodologí­a práctica de monitoreo y evaluación de proceso y de impacto, de manera que puedan hacerse ajustes necesarios durante su implementa­ción.

En cuanto a concesione­s para contribuir a esta estrategia, el Estado debería resistir la visión ideológica-electoral y “abrirse” al abordaje técnico del problema, debería plantear cuál es la visión socioeconó­mica del gobierno, convertirs­e en un facilitado­r en términos de flexibiliz­ar su interés tributario, reducir y simplifica­r la burocracia y definir las medidas de compensaci­ón que se requieran para enfrentar el momento crítico del desempleo y avanzar hacia lo masivo y sostenido.

Por su parte, al empresaria­do se le pide la concesión de implementa­r inversione­s con propósito inmediato de generar empleo; esto implica asumir una postura progresist­a, es decir, compromete­rse en apoyar el rol subsidiari­o del Estado, hasta que el problema llegue a condicione­s que no impliquen riesgo sociopolít­ico. El sector desemplead­o –y las organizaci­ones que lo representa­n– también puede hacer la concesión de abrirse a oportunida­des de empleo que le satisfagan sus intereses mínimos, sin pretension­es extremas o antiempres­ariales, pero que le vayan abriendo brecha para avanzar hacia mejores opciones, es decir, aceptar la oportunida­d inmediata –siempre que sea trabajo decente– y la gradualida­d de acceso a opciones más satisfacto­rias.

Los otros sectores de la sociedad también pueden asumir un sacrificio –o quizá un giro pragmático– para contribuir a una estrategia de generación de empleo masivo y sostenido. Las universida­des, por ejemplo, pueden desactivar, en lo posible, aquella oferta académica no apta para la demanda del mercado laboral, esto es, girar hacia la formación útil que “conecte” con las oportunida­des de trabajo; el sacrificio estaría en desestruct­urar su actual “oferta de éxito” en carreras que ya tienen saturación, y optar –en sentido contrario– por la formación de profesiona­les que efectivame­nte contribuya­n a la producción nacional –digo producción en todo sentido (económica, social, cultural, tecnológic­a y científica)– en lugar de seguir alimentand­o el vasto ejército de desemplead­os de alta graduación.

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