Centroamérica se mantiene con incertidumbre para 2020
Los países de la región centroamericana luchan por un crecimiento sostenido, pero factores como la ralentización del comercio mundial y la situación fiscal interna son los obstáculos que tendrán que vencer este nuevo año que está por iniciar.
En el mapa, es apenas una línea delgada que une a dos Américas, las más grandes. En esa estrecha franja habitan más de 50 millones de personas, en seis países, y están en el centro del continente. Y aunque son el centro, la realidad de Centroamérica está ligada y apunta al norte, hacia Estados Unidos. Por eso, para entender cómo estará la situación, el punto de partida siempre es Estados Unidos, en lo económico y en lo social.
La economía estadounidense se ha ralentizado, es decir, ha detenido el ritmo de crecimiento que traía. La dura guerra de aranceles que sostiene con China, ha impactado en el comercio mundial lo que, a su vez, ya afectó a las exportaciones de región, llevándolas a la baja.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), en las últimas proyecciones de crecimiento publicó que Estados Unidos crecerá este año 2.4 %, mientras que para el 2020 será al ritmo de 2.1 %, ambas cifras inferiores al 2.9 % de 2018.
Este año en Centroamérica, Panamá y Guatemala registrarán crecimiento, mientras que Costa Rica, Honduras crecerán menos, El Salvador se mantendría y Nicaragua continúa su franca caída en números rojos.
Para los economistas, la región está estancada y sin un mejor panorama hasta nuevo aviso.
Seynabou Sakho, directora del Banco Mundial para Centroamérica, señala que el organismo tampoco estima un crecimiento más alentador este año en comparación con los anteriores: “De acuerdo a los últimos datos del Banco Mundial, se espera que Centroamérica crezca un 1.8 % en 2019, un porcentaje superior al de América Latina y el Caribe, que se espera que sea del 0.9 %. Sin embargo, al igual que en otras partes del mundo, Centroamérica se está desacelerando respecto a 2017 y 2018”.
Sakho indicó que este comportamiento se vio propiciado en parte por la situación de Nicaragua con su impacto en las exportaciones, la caída de los precios internacionales de los productos agrícolas, y una clara menor demanda interna ocasionada por incertidumbre interna y a escala global.
En su análisis, lo que está moviendo el crecimiento, principalmente en el Triángulo Norte, son las remesas. Siendo el motor del consumo de los hogares.
LA PALABRA DE 2019: ESTANCAMIENTO
“Este año ha sido complicado para Centroamérica”, señala Enrique Bolaños, rector de Incae Business School sobre el contexto padecido este 2019.
Recorriendo con lupa esta delgada franja que une a las Américas, Panamá sigue creciendo, y si logra el 4.3 % este 2019, será la tasa más alta de la región, y aunque seguirá creciendo, no lo está haciendo al 8 % que alcanzó en 2010, indica Milton Ayón, presidente de la línea de negocios de KPMG en Centroamérica y socio director en Panamá.
Pese a que Panamá mantiene un crecimiento por encima del resto del istmo, su tasa de desempleo sigue subiendo. Este indicador ha pasado de un 4 %, hace cinco años, a un 7 %, actualmente, lo que ha afectado el retail. Así como el fortalecimiento del dólar que ha diezmado la llegada de extranjeros a comprar.
Ayón explica que este efecto lo ha resentido la economía, sobre todo porque otros sectores como el de la construcción, que en otro tiempo tuvieron un boom, ahora están estancados. El crecimiento va apuntalado desde luego por el hub logístico.
La segunda economía que siempre ha sido saludable y con mejores expectativas ha sido Costa Rica, pero este año no ha dejado de verse golpeada por su segundo socio comercial más importante: Nicaragua.
Reinaldo Herrera, Director Corporativo de Finanzas del Banco Nacional de Costa Rica, asegura que este año la economía estuvo marcada por la desaceleración. En el primer semestre a penas crecía a un 1.4 %, cuando en 2018 lo hacía un 3.37 %.
Sin embargo, la desaceleración no ha afectado a todos los sectores por igual. Para el caso las exportaciones de servicios siguen creciendo a una tasa del 4.29 %, siendo este el motor de la economía. Aquí los servicios de información y comunicación, por la demanda de desarrollos tecnológicos de las empresas, así como la industria manufacturera, por las exportaciones de productos médicos, se han visto favorecidos.
“En contraste, agricultura, construcción y el comercio son las actividades que han presentado contracciones. La actividad agrícola se vio fuertemente golpeada por el fenómeno del Niño, y la baja en el precio internacional de la piña, aunque recientemente está mostrando signos de recuperación”, dijo Herrera.
Pamela Jiménez Fontana, investigadora del Programa Estado de la Nación, agrega sobre el análisis de Costa Rica, que si bien es cierto la economía continúa creciendo aunque a un menor ritmo, sí destaca que el empleo no ha crecido de igual manera.
“Desde la crisis de 2008, el país ha venido recuperándose y crece, pero en el empleo no crece igual. Es decir, que hay sectores que crecen pero sin gene
“Se espera que C.A. crezca un 1.8 % en 2019, un porcentaje superior al de América Latina... Sin embargo, al igual que en otras partes del mundo, C.A. se está desacelerando respecto a 2017 y 2018”.
SEYNABOU SAKHO,
DIRECTORA DEL BANCO MUNDIAL PARA CENTROAMÉRICA
rar más empleo”, señala.
La situación de El Salvador es particular. Una economía rezagada, sin sobresaltos, si se cumple la estimación este año volverá a crecer un 2.5 %. Un valor que para una economía que requiere generar 50,000 empleos para absorber a los nuevos profesionales, solo alcanza para generar 6,000 empleos, de los que la mitad surgieron del sector público, señala Pedro Argumedo, economista de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades).
Sin embargo, la nota positiva es que, ante el cambio de gobierno, las expectativas de los consumidores y de los empresarios está positiva.
Si en los próximos meses el gobierno establece una hoja de ruta con un plan quinquenal que incluya metas, resultados y ante todo, el cómo se hará, entonces las expectativas positivas podrían dar un paso más de confianza de parte de las empresas y crear nuevas inversiones, expone Argumedo.
“El Salvador no consigue despegar, pero no decrece. Está bastante estancado”, apunta Ayón de KPMG.
El consumo interno de esta economía está atado directamente con las remesas que llegan a ser casi un 20 % del PIB. Es decir, casi una cuarta parte de la riqueza que genera el país debido a los millones de salvadoreños que han migrado, en su mayoría a Estados Unidos, por la falta de oportunidades y la inseguridad.
Las exportaciones sí han visto un impacto negativo en la maquila, uno de los principales productos del comercio internacional.
Vale mencionar, que el positivismo de los empre sarios y de los consumidores con mejores expectativas también surge de una percepción mejorada sobre la inseguridad ciudadana en los últimos meses, como resultado de la nueva administración gubernamental, según Fusades.
Juan Pablo Zapata, director ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), por su parte celebra un mejor año para Guatemala con la expectativa de crecimiento de un 3.5 %, según la última cifra revelada por el Banco Central, a principios de noviembre: “si se logra sería muy positivo, tomando en cuenta la desaceleración de México y el resto de los países de Centroamérica”.
El experto de KPMG coincide en la incidencia que tiene la cercanía de Guatemala con México por que muchos de los componentes de carros que requiere la industria automotriz en el país azteca llega de su vecino centroamericano.
El cambio de gobierno que asumirá en enero de 2020 también ha dado mejores expectativas a los empresarios, señaló Zapata.
En el caso de Honduras, los economistas esperan un crecimiento continúo pese a los problemas políticos hace un año. Este es otro de los países del istmo con una gran dependencia de las remesas.
Si se cumplen las estimaciones, Honduras crecerá este año un 3.4 %, con una leve alza del 0.3 %. La maquila sigue siendo su bandera de exportación.
La complicada situación de Nicaragua truncó una economía que empezaba a dar luces de crecimiento sostenido. Bolaños del INCAE lamenta que el tamaño de esta economía se haya reducido. El año pasado su contracción fue del -3.8 %, y este año se espera un dramático -5 %.
CONFIANDO EN UN BUEN 2020
Para este nuevo año, a pesar del optimismo ciudadano en los países con nuevos gobernantes, no se esperan grandes sorpresas por el poco margen de maniobra que tienen los gobiernos.
“Yo creo que en el 2020 Guatemala será igual; Costa Rica seguirá golpeado por los problemas fiscales; Honduras tal vez un poco más estable; ojalá El Salvador logre avanzar, pero no lo estoy viendo creo que va a estar igual; y, Nicaragua con sus problemas políticos seguirá con sus cifras negativas, quizá no tan fuerte como ahora. La región en general se va a mantener, no va a ser nada maravilloso ni desastroso, es lo mismo de siempre. Veo que definitivamente seguirá estancada. Mientras sigamos enviando inmigrantes afuera seguimos estancados. Los mandamos porque el crecimiento mayor que hay son las remesas y eso no debería de ser así. Tenemos que repensar Centroamérica, o por lo menos, el CA-4”, sentenció Bolaños del INCAE.
Para este nuevo año las perspectivas se mantienen en la misma tónica, pero desde luego hay desafíos y retos.
Ayón de KPMG, explica que el optimismo para países como Guatemala, Panamá y El Salvador con gobernantes que no tienen ni un año, debe ser aprovechado y tomar la confianza que la gente les ha depositado para levantar las economías.
Sakho, del Banco Mundial dice que para el 2020 se espera que la región logre crecer un 2.6 %.
Este año los motores de recuperación serán los comunes: las exportaciones, a partir de mejores términos de intercambio, pero también por que la inversión privada repuntará gracias a condiciones crediticias más estables ante tasas bajas.
“Por otra parte, vemos con optimismo el ímpetu
“La región se va a mantener estancada, no va a ser nada maravilloso ni desastroso, es lo mismo de siempre... Mientras sigamos enviando inmigrantes afuera seguimos estancados”.
ENRIQUE BOLAÑOS,
RECTOR DEL INCAE
que las nuevas administraciones (por ejemplo, en El Salvador, Guatemala y Panamá) le están dando al tema de mejora en el clima de negocios y generación de empleo”, agregó.
Zapata, de Fundesa señaló que en el caso particular guatemalteco será importante que la nueva administración retome la agenda económica, pero también que se incluya como punto primordial mejorar la conectividad, una tarea pendiente y que afecta al crecimiento.
“El mayor desafío es el índice de conectividad, Guatemala está rezagada. Aquí hay un metro de red vial por habitante, cuando países como Costa Rica tienen ocho, El Salvador 2.5 y Estados Unidos 20”, dijo Zapata.
Jiménez Fontana, del Programa de la Nación, dijo que Costa Rica requiere de una política productiva que no esté concentrada en la zona metropolitana en donde se desarrolla el 80 % de la actividad, sino que también llegue a otras regiones.
En general, Bolaños lamenta que la región “no ha hecho la tarea para tener mejores perspectivas”. Como ejemplo de lo insuficiente que ha sido el desempeño económico retoma la siguiente estadística: “hace 50 años, por cada dólar que producía Estados Unidos, la región producía $0.08 y los asiáticos $0.11. Actualmente, la relación del istmo por dólar es de apenas $0.05, mientras que los asiáticos remontaron y es de $0.58”.
En opinión del rector del INCAE, la fórmula para revertir el rumbo comienza en mejorar la institucionalidad en el istmo, todo lo relacionado con combate a la corrupción, reglas claras, y gobiernos eficientes.
El segundo pilar es un mejor clima de negocios, eliminar la burocracia. Y el tercer pilar, es el bienestar de la población y el progreso social.
“Yo quisiera ver a Centroamérica crecer al 6 % o 7 %, eso es lo que necesita para empezar a darle oxígeno a la población, expectativas, esperanza”, concluyó Bolaños.
LA ETERNA PESADILLA: SITUACIÓN FISCAL
Todos los planes y las perspectivas de cada gobierno pueden verse limitadas si no hay dinero. La administración de este dinero está en la parte fiscal, la otra arista que permite, o no, lograr crecimiento y bienestar.
Abelardo Medina, encargado del área macrofiscal del Instituto Centroamericano de Estudios
Fiscales (ICEFI) tiene milimétricamente analizado el panorama fiscal, un tema que se ve de manera secundaria y no prioritaria en toda la región.
De allí se desprenden varios problemas que se comparten: “Lo que buscan los países es evitar que el déficit fiscal crezca. Entonces hacen su planificación en un sentido inverso, no para mejorar las condiciones sociales de los ciudadanos, sino a partir de controlar el déficit. Al ver a El Salvador, Honduras, Costa Rica, y Nicaragua han hecho lo posible de tener déficit controlados por la deuda”.
La regla de la región es que en un 90 % a un 94 % sus ingresos provienen de impuestos.
Sin embargo, por temas eminentemente políticos los gobiernos se rehusan a aumentar impuestos, entonces lo que hacen es recortar gastos que a la larga siempre impactan a la población porque lo social suele ser una de las partidas de fácil recorte.
“Casi el común denominador en la región es: mire no hay más impuestos, pero tampoco alcanza, entonces recortemos gasto”, agrega Medina.
En general, la suficiencia de los recursos es un reto compartido. No solo por que la recaudación es baja, sino porque también hay grandes problemas de rigidez. Se estima que entre el 80 % al 90 % los presupuestos anuales de cada país centroamericano ya están comprometidos y en su mayoría destinados a remuneraciones. Mientras que otra gran carga del presupuesto es el pago de la deuda.
Para el 2020, Medina no observa grandes giros de timón en el área fiscal, al contrario, considera que será más de lo mismo.
“En materia fiscal, solo mantendrán la situación. Como decimos de manera sencilla: solo van a sostener la peña, según vemos los presupuestos presentados. No hay esfuerzos para mejorar la situación de la gente. Cuando las finanzas son la única herramienta para mejorar las condiciones. El 2020 será un calco de 2019”, explica Medina.
De hecho, las reformas fiscales como las ejecutadas en El Salvador y la reciente aplicada en Costa Rica, son derivadas de la necesidad de contener la deuda y el alto déficit.
Estas suelen dar respiros de corto o mediano plazo, pero no entran de lleno a resolver el problema de fondo y a ordenar las finanzas de acuerdo con las prioridades de bienestar de la población.
Otros países, como Guatemala, lo que hacen es contener el gasto sin tocar impuestos o aumentar la deuda. Esto desde luego repercute y deja al país como de los más grandes deudores en materia social.
En esa medida, el Icefi señala la falta de rendición de cuentas de los fondos públicos, no hay transparencia, pero tampoco hay eficiencia, porque no basta con informar sobre las contrataciones o ejecutar los presupuestos, sino también hacerlo al mejor precio sin sacrificar la calidad. “El problema es que la inversión si llega, pero no al mejor precio”, señala.
Entre las recomendaciones, el énfasis siempre está en disminuir la evasión y eliminar las exenciones tributarias que no rindan en igual medida con generación de empleos.
En la región, hay estimaciones de cuánto se evade en IVA y Renta, recursos con los que bien podrían achicarse los huecos fiscales, disminuir la deuda y dar mejores servicios de salud y educación a la población.
En Guatemala se calcula que hay un 40 % de evasión en IVA, mientras que de renta llega a niveles del 80 %.
En Costa Rica el nivel es de un 35 % de IVA y un 70 % en renta. Mientras que en El Salvador solo se sabe que un nivel de evasión del 16 % en IVA, no hay cálculo en renta.
De cualquier manera, queda en manos de los gobernantes llevar a primer plano un mejor manejo de las finanzas. Porque a fin de cuentas, esta es la única herramienta que tienen para mejorar las condiciones de la población.
“Desde la crisis económica de 2008, Costa Rica ha venido recuperándose y crece, pero en el empleo no crece igual. Es decir, que hay sectores que crecen pero sin generar más empleo”.
PAMELA JIMÉNEZ FONTANA,
INVESTIGADORA DEL PROGRAMA ESTADO DE LA NACIÓN
“Lo que buscan los países es evitar que el déficit fiscal crezca. Entonces hacen su planificación en un sentido inverso, no para mejorar las condiciones sociales de los ciudadanos, sino a partir de controlar el déficit”. ABELARDO MEDINA, ENCARGADO DEL ÁREA MACROFISCAL DEL ICEFI