Sindicatos y “chalecos amarillos” desafían a Macron en las navidades
Sindicalistas pidieron el sábado volver a exigir la retirada de la reforma de las pensiones
De poco han servido los llamamientos del Gobierno francés a una tregua navideña de las movilizaciones, y miles de personas se manifestaron el sábado en París, convocadas por los sindicatos y los “chalecos amarillos”, para volver a exigir la retirada de la reforma de las pensiones. La marcha, que recorrió entre consignas y pancartas varias avenidas del centro de la capital, se sumó a la huelga convocada en la compañía estatal ferroviaria SNCF y en el transporte metropolitano de París, que hoy cumplió su día 26. El paro ya ha superado las 22 jornadas seguidas que se registraron en 1995 contra otra serie de reformas sociales del entonces primer ministro Alain Juppé. Como consecuencia de la huelga, solo seis de cada diez líneas de alta velocidad circulan este fin de semana, aunque el porcentaje bajará hasta el 35 % el 1 de enero. La manifestación del sábado contó con la particularidad de unir a dos grupos, que no siempre han gozado de las mejores relaciones, los sindicatos más radicales, encabezados por la CGT, y el movimiento ciudadano de los “chalecos amarillos”, que nació hace poco más de un año con el rechazo a las organizaciones tradicionales por bandera. Los “chalecos amarillos”, no más de tres centenares, se congregaron antes de la manifestación en la Plaza de la Bolsa y desfilaron por París hasta la Estación del Norte, donde comenzaba la marcha convocada por sindicatos. Para el líder de la CGT, Philippe Martinez, “si el Gobierno contaba con una tregua por navidades, debe de estar muy decepcionado, porque la movilización sigue”. El propio presidente, Emmanuel Macron, que hasta ahora apenas ha intervenido públicamente sobre las protestas, pidió hace unos días que la contestación cesase durante las fiestas navideñas para permitir a los franceses desplazarse estos días. Desde el Gobierno se trata de profundizar en la división entre las centrales reformistas, más dispuestas a encontrar un acuerdo, y las que parten de posiciones maximalistas y rechazan cualquier compromiso. “La CGT practica una forma de sindicalismo que rechaza cualquier reforma. Pero hay otras formas de sindicalismo, con la CFDT o la UNSA, que es más constructivo que el de la oposición sistemática”, dijo el secretario de Estado de Transporte, Jean Baptiste Djebbari.