“La violencia intrafamiliar es progresiva y termina en tragedia”
La madre de una víctima lamenta no haber denunciado los abusos que sufría su hija de parte de su pareja, un policía que terminó matándola y suicidándose.
Ella nunca creyó que Roberto la podía matar. Él me decía que nunca se atrevería a hacerle daño a la mujer que amaba, pero le disparó”. Así recuerda Delmy, la relación que tenía la menor de sus hijas, Ingrid Esmeralda Ruano Contreras, de 28 años, con Roberto Antonio Ramírez de 40 años, un agente de la Policía Nacional Civil (PNC) que tras asesinarla, también se pego un tiro.
“Yo veía como él (José Roberto) ponía la gran pistolota sobre la mesa o cualquier otro lugar y le preguntaba a ella ¿no te da miedo que te haga algo? y ella como tenía un carácter fuerte le decía que no, que nunca le iba a hacer nada. Ella se confió en eso”, añade Delmy.
Ingrid había procreado con José Roberto un niño a quien llamaron Gerson, pero también era mamá de una infante de 8 años, producto de una relación sentimental anterior.
Delmy baja la cabeza y deja escapar unas lágrimas que rápidamente seca con sus manos y exclama con voz de enojo que, desde la noche del 12 de abril del año pasado, las noches de lluvias ya no le son agradables y por el contrario le traen muy tristes recuerdos.
“Esa noche, la noche en que todo pasó había llovido. Eran bien noche y ellos habían discutido, solo escuché un ruido, pero pensé que era algún gato que había tirado alguna lámina, pero después cuando la lluvia se calmó un poco escuche que la niña gritaba y lloraba y fue cuando entonces me levanté y fui a abrir la puerta” explicó la mujer.
Afirmó que de su mente no puede borrar la terrible escena que encontró tras al entrar a la vivienda. Su hija estaba abrazando a Gerson, en ese entonces de 11 meses, porque lo estaba amamantando y ambos estaban tirados en el suelo. De la cabeza de Ingrid aún brotaba la sangre, mientras que a unos metros de ella estaba Roberto Antonio también herido, pero respirando por lo que fue llevado a bordo de una patrulla policial al hospital nacional de Ahuachapán, sin embargo murió horas después del hecho.
“Lo único que se me ocurrió hacer es quitarle el niño a ella de los brazos, abrazarlo y sacar a la niña del cuarto. Mis vecinos me gritaban desde la calle que los dejara entrar pero yo estaba aturdida, sorprendida, dolida con lo que veía” manifestó la mujer mientras las lágrimas vuelven a rodar por sus mejillas.
Jueves 2 de enero de 2020
“Muchas veces se permiten cosas pequeñas que después se van haciendo más grandes y más grandes hasta que terminan, en la mayoría de los casos, en tragedias” XOCHIL SIERRA, FISCAL
Xochil Sierra, Jefa de la Unidad de delitos relativos a la niñez la adolescencia y la mujer en su relación familiar, de la oficina fiscal de Ahuachapán, manifestó que la violencia intrafamiliar se vuelve gradual. “La violencia de pareja, intrafamiliar es progresiva. Muchas veces se permiten cosas pequeñas que después se van haciendo más grandes y más grandes hasta que terminan, en la mayoría de los casos, en tragedias” sostuvo la fiscal ahuachapaneca.
Delmy aseguró que Ingrid o ella nunca denunciaron los episodios de violencia que casi a diario tenía la pareja. “Nosotros pensábamos que para qué, que como él era policía, que le iban a hacer sus amigos, llevárselo a pasear en la patrulla”, añadió.
Manifestó que desde el siguiente día de la tragedia, la niña de 8 años fue llevada con su familia paterna, mientras que Gerson quedó bajo su cuido.
“Ha sido un año muy largo, muy difícil. La niña la tiene la familia del papá y yo logré después de mucho tiempo quedarme con Gerson, ya tengo su tutela, pero muchas veces en el camino desfallecí, pero la gente me decía que el niño es un pedacito de mi hija que debía seguir por ella”, comenta Delmy, mientras mira a su nieto jugar frente a la vivienda donde la violencia intrafamiliar, los dejó huérfanos a él y a su hermana.