La Prensa Grafica

Neftalí, el masajista de motoristas y cobradores de buses

Perdió la visión en un accidente de trabajo, pero la necesidad de llevar el sustento a su familia lo hizo aprender a dar masajes para ganarse la vida.

- Juan Carlos Díaz departamen­tos@laprensagr­afica.com

Todos los días a las 5:30 a.m. Neftalí Alexander Molina aborda en la ciudad de La Unión, un autobus de la ruta 342 que lo lleva hasta la terminal de buses en Santa Rosa de Lima, la cual se ha convertido en su sitio de trabajo en los últimos seis años. Nefatlí padece de una discapacid­ad visual, producto de un accidente de trabajo.

En el año 2000, Neftalí comenzó a trabajar como cobrador de la ruta 390, que hace su recorrido entre San Miguel y Monteca, en Nueva Esparta, al norte de La Unión, y en 2013 sucedió un accidente que le dejó ciego.

“Yo quería bajar una carga que llevaba en la parrilla del bus, pero cuando me subí por la escalera me resbale de la segunda grada y me caí. Me fracturé el brazo y pegué con la cabeza en el suelo, y desde ese momento poco a poco fui teniendo problemas de la vista, hasta que la perdí por completo", relató Molina.

Tras la pérdida de su vista, la impotencia se apoderó de él, pues sabía que tenía la responsabi­lidad de llevar el sustento diario a sus hermanos (una de ellas con discapacid­ad) y su madre.

Pasado algún tiempo del accidente , Neftalí agarró fuerzas para seguir luchando y ganarse el sustento diario, así fue que en 2014 un motorista de otra ruta de transporte lo motivó a aprender a hacer masajes, como lo hacen muchas otras personas con problemas de la vista, un oficio que desde ese momento se ha convertido en su fuente de ingresos.

Sus clientes son los empleados de las diferentes rutas de buses que llegan a la terminal de la ciudad limeña, a quienes da masajes en la espalda, hombros, cuello y cabeza, por la colaboraci­ón de $1.

“El trabajo en los buses es pesado y a veces ellos (trabajador­es) vienen y me dicen que andan entresados o que les duele la cabeza y me piden un masaje, dicen que les cae bien y se sienten mejor. La necesidad me obligó aprender, porque cuando tuve el accidente

Domingo 1.º de marzo de 2020

EL DESEO MÁS GRANDE DE NEFATLÍ ES RECUPERAR SU VISTA POR LO QUE SOLICITA AYUDA MÉDICA PARA ALGÚN TRATAMIENT­O QUE LE AYUDE.

me sentí muy mal, porque nunca pensé que iba quedar así, sin la vista”, expresó.

Nefatalí pasa todo los días en la caseta de la terminal de buses limeña esperando a sus clientes, pero la efectivida­d de sus masajes para desaparece­r los dolores de espalda o de cabeza, ya es del conocimien­to de personas particular­es, quienes también llegan a buscarlo para que les haga uno de sus masajes.

Neftalí dice que gana unos $8 diarios lo que le permite llevar alimento para sus hermanos y su madre Ana Fidelina Molina, de 66 años.

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TRABAJO. A DIARIO VIAJA DESDE EL BARRIO LAS FLORES, EN LA CIUDAD DE LA UNIÓN, HASTA LA TERMINAL DE BUSES DE SANTA ROSA DE LIMA.
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Ingresos. Los trabajador­es de las rutas de buses son los principale­s clientes de Neftalí, a quien le dan una colaboraci­ón de $1 por sus masajes.

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