¿REINVENTARSE O MORIR?
Han pasado un poco más de 6 meses desde aquel 11 de marzo cuando alrededor de las 4 de la tarde, en la frontera, tomé la sabia decisión de bajarme de un bus que me llevaría a Guatemala en un viaje de trabajo. No quiero ni pensar en lo que hubiera sucedido si no lo hago. Aunque debo confesar que en aquel momento, tampoco podría imaginar todo lo que me esperaba. Cambios radicales de planes, “encerrarme” en mi casa, pensar en nuevas ideas de negocio para tratar de sustituir las fuentes de ingreso, actualizar mis conocimientos para mantenerme vigente profesionalmente, controlar esa mezcla de sentimientos que inevitablemente provoca una situación como esta y en especial, no dejar que las adversidades se llevaran mi optimismo y fe en el futuro.
Estoy segura de que han sido muchas personas las que han estado en mis mismas condiciones y hasta más difíciles, quizás han sido pocas las que se han salvado. En cuestión de días el contexto cambió y nos exigió nuevos comportamientos, para los cuales no estábamos preparados, tanto en el plano personal como en el empresarial o profesional, es decir que los desafíos han sido dobles.
Y empiezan entonces a aparecer todos aquellos webinars, blogs, artículos, videos, etcétera, con los mensajes acerca de la necesidad de transformarnos, reinventarnos, evolucionar para poder enfrentar exitosamente los retos. Reconozco que yo también he apoyado esta idea. Pero ahora pienso que podríamos estar siendo demasiado fuertes con esto y estar propiciando reacciones de agobio y angustia, entre aquellos que no están siendo capaces de lograrlo y apenas están logrando sobrevivir. Porque, por si fuera poco haber enfrentado la cuarentena con sus múltiples y variadas implicaciones, ahora nos tenemos que preparar para la “nueva normalidad”, que realmente no sabemos qué es y que está llena de incertidumbre.
Considero que uno de los temas más agobiantes, por decirlo de alguna manera, es el del