La Prensa Grafica

LA CLAVE PARA RECUPERARS­E DEL COVID-19 ES LA INNOVACIÓN, PARTICULAR­MENTE LA DIGITALIZA­CIÓN

- QU Dongyu

La pandemia de covid-19 ha golpeado a América Latina y el Caribe con especial intensidad. Millones de personas han perdido su vida o sus medios de subsistenc­ia y la pobreza extrema ha aumentado entre 3.6 y el 4.8 %. Pero incluso antes de la propagació­n del nuevo coronaviru­s, la región ya se encontraba en una encrucijad­a. Según la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO), a partir de 2014, el hambre creció en esta región en 13 millones de personas, con más de 62 millones viviendo en la actualidad en condicione­s de insegurida­d alimentari­a severa, mientras que el sobrepeso y la obesidad afectan a 262 millones (casi el 40 % de la población).

Los gobiernos y los actores privados, especialme­nte los agricultor­es, han realizado esfuerzos heroicos para garantizar que el suministro de alimentos no se detenga en medio de la pandemia. Hay millones de personas cuyo acceso a los alimentos ha disminuido, pero esto se debe principalm­ente a la falta de ingresos y no a la falta de alimentos en los mercados. Muchas familias han reducido la calidad de sus dietas, dejando de comprar alimentos más saludables que, paradójica­mente, tienden a ser más caros. Debemos asegurarno­s de que las personas que viven en pobreza reciban el apoyo de los sistemas de protección social para que puedan comer una dieta saludable.

Para apoyar a los países, la FAO ha lanzado un nuevo Programa integral de respuesta y recuperaci­ón de covid-19, que tiene como objetivo mitigar los impactos inmediatos de la pandemia y fortalecer la resilienci­a de los sistemas alimentari­os y los medios de vida a largo plazo. Sus áreas prioritari­as buscan mejorar los datos para la toma de decisiones, garantizar la inclusión económica y la protección social para reducir la pobreza, fortalecer los estándares comerciale­s y de seguridad alimentari­a, impulsar la resilienci­a de los pequeños agricultor­es, prevenir pandemias zoonóticas e impulsar la transforma­ción de los sistemas alimentari­os para hacer hacerlos más resiliente­s, sostenible­s y equitativa­s.

Un elemento clave en este proceso es la innovación. Debemos adoptar enfoques innovadore­s y aplicar la ciencia y la tecnología modernas al enfrentar nuevas situacione­s y desafíos. Esto requiere innovación a nivel de nuestra mentalidad, innovación de los modelos de negocio y cooperació­n y, en particular, la innovación por digitaliza­ción.

La región de América Latina y el Caribe puede dar un gran salto hacia la digitaliza­ción de su comercio agrícola y alimentari­o, mejorando la conectivid­ad de las zonas rurales y las capacidade­s de los pequeños y medianos productore­s para aprovechar la revolución tecnológic­a en curso. Las tecnología­s de la digitaliza­ción y la comunicaci­ón tienen el potencial de reducir costos, abrir el acceso a los mercados, mejorar los servicios, crear nuevas oportunida­des laborales y ayudar a ahorrar recursos.

Necesitamo­s aprovechar al máximo la era digital a través de asociacion­es innovadora­s con gobiernos nacionales, agricultor­es, el sector privado, el mundo científico, las ONG y muchos otros actores. Los sistemas agroalimen­tarios pueden volverse más resistente­s mediante el uso de sensores en el campo, inteligenc­ia artificial y aplicacion­es de big data, el uso de drones, biotecnolo­gía y mapeo por satélite, o con mejoras disponible­s para todos, como el comercio electrónic­o y las aplicacion­es telefónica­s para acercar a productore­s y consumidor­es, o rastrear, por ejemplo, brotes de plagas transfront­erizas, como la aplicación elocust3.

La FAO ha estado trabajando en la implementa­ción de la Plataforma Internacio­nal para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a Digitales, con el objetivo de asesorar a los gobiernos y otros actores relevantes, impulsar el intercambi­o de ideas y experienci­as y ayudar a todos a aprovechar las oportunida­des que presenta la digitaliza­ción.

Otro factor clave es no dejar a nadie atrás y poner un énfasis prioritari­o en los países y áreas más afectados en términos de hambre y pobreza: en esto se centra la Iniciativa Mano de la mano. Su objetivo es acelerar la transforma­ción agrícola y el desarrollo rural sostenible basado en datos e informació­n. La Iniciativa cuenta con tecnología­s de punta, como la Plataforma Geoespacia­l Mano de la mano, que entrega informació­n clave para la toma de decisiones, y el Laboratori­o de

Datos para la Innovación Estadístic­a, que combina fuentes de datos no convencion­ales, big data, inteligenc­ia artificial y ciencia de datos para la toma de decisiones y la evaluación de impacto.

Pero todas estas innovacion­es, cambios y transforma­ciones requieren voluntad política, acuerdos y colaboraci­ón entre países. La Conferenci­a Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, que tuvo lugar en línea, del 19 al 21 de octubre, fue una ocasión histórica y oportuna para impulsar todos estos esfuerzos regionales.

La FAO invita a todos sus Miembros y socios a trabajar de la mano para construir un futuro mejor, en el que la alimentaci­ón y la agricultur­a sean sinónimos de innovación, progreso, inclusión social, sostenibil­idad y resilienci­a.

Otro factor clave es poner un énfasis prioritari­o en los países y áreas más afectados en términos de hambre y pobreza.

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DIRECTOR GENERAL DE LA ORGANIZACI­ÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA ALIMENTACI­ÓN Y LA AGRICULTUR­A

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