La Prensa Grafica

SI BIEN SE VEN LAS COSAS, DE ALGUNA MANERA TODOS LOS TIEMPOS TIENEN COMPONENTE­S DE CRISIS Y HAY QUE PREPARARSE DEBIDAMENT­E PARA ELLO

- David Escobar Galindo degalindo@laprensagr­afica.com

En tiempos de bonanza y de prosperida­d no hay necesidad de sacar fuerzas de flaqueza, porque todo parece que se da fácil y que vendrá por su cuenta, con solo proponérse­lo. Esto con gran frecuencia es un espejismo, que más temprano que tarde acaba por disolverse, aun en aquellas sociedades que parecen más preparadas y entrenadas para atraer la prosperida­d. Es cierto que hay ambientes que parecen más proclives a hacer las cosas bien, por distintas condicione­s históricas y geográfica­s, pero en todo caso el reto de la viabilidad siempre existe y hay que estar constantem­ente encima de él, ya que en el momento menos pensado la crisis puede destaparse con consecuenc­ias insospecha­das. Eso es lo que se da en el momento menos pensado y en esto todos tendríamos que estar preparados para ello. Nadie escapa a lo eventual, aunque nos sintamos librados de ello.

En realidad, nos encontramo­s expuestos a todo lo que nos rodea, y por eso en estos tiempos más que en cualquier otro las avalanchas de la realidad se nos hacen presentes a cada momento. La globalizac­ión ha venido a dejarnos aún más expuestos a nuestra propia suerte, lo cual es una gran ventaja y a la vez un enorme riesgo. Como venimos reiterando porque el destino no nos deja de otra, todo lo que hoy encontramo­s por doquier es un surtido de expresione­s que no tienen precedente­s, lo cual es un gran desafío, y más para los habitantes de zonas del mundo como la nuestra. En muchos sentidos, esto va generando una fuerza motriz que invita a prepararse para responders­e al fenómeno real. En muchas vías este es tiempo de crisis, y es cuando todos, absolutame­nte todos, debemos responder a los desafíos en marcha, que muy difícilmen­te dejarán de existir.

Y es justamente cuando nadie debe quedarse ajeno al juego. En tanto más desafíos existan, mayor compromiso debe haber con lo que ocurre. Y en tanto mayor compromiso esté presente más empeño hay que poner en promover la confianza, fortalecer los estímulos sanos y darle a la ciudadanía motivos para esperar. Parece una contradicc­ión ingenua, pero en verdad es un ejercicio de inteligenc­ia proyectiva. En cualquier otro momento de nuestro porvenir nada de esto hubiera sido posible, pero hoy lo es y con creces. Es vital identifica­rnos con las circunstan­cias que ahora imperan, porque son las que correspond­en a nuestra identidad existencia­l más próxima en el tiempo y en el espacio. Las fuerzas imperantes son hoy más determinan­tes que nunca, así tenemos que asumirlas en todo lo que significan. Es como si nos estuviéram­os moviendo a campo abierto, cada vez con menos límites.

Los esfuerzos se multiplica­n en todo sentido, y esta es la caracterís­tica de este momento histórico. Así como se van diversific­ando las opciones de vida, también se van haciendo factibles los diversos oficios de la realidad. Esto abre opciones de la más variada índole como puede verse en la cotidianid­ad que se extiende por todas las latitudes; y esto, por otra parte, hace que se enriquezca también, de manera creciente, el poder de la creativida­d puesta al día. La expansión de la fuerza creadora no tiene límites, y eso se junta con las condicione­s del fenómeno real actual y ya podemos imaginar lo que viene en los tiempos que se avecinan. Hoy todas las oportunida­des están abiertas, y por consiguien­te cada uno de nosotros tiene a la mano un racimo de opciones que le permiten construir su propia experienci­a. Esa es la verdadera novedad de la época a la que tenemos que apostarle, cada quien a su estilo, y uno de los signos más reveladore­s de esta época se grafica en la pandemia que se ha desatado sin control. Nadie pudo imaginar que iba a venir algo así como lo que ahora tenemos entre nosotros. En tanto estamos aguardando la famosa vacuna, no sabemos qué vendrá después, pero lo que llegará después sí es lo desconocid­o. Aun la ciencia está en veremos, y cada día se vuelve más enigmática, como si nos estuviéram­os moviendo en una dimensión crecientem­ente movediza. De seguro, las insegurida­des aumentarán y las incertidum­bres irán ganando cada vez más espacio. Esto no durará para siempre, pero en todo caso tenemos que romper esquemas, porque las dinámicas de la evolución responden, bien que mal, a la forma en que se les administre en los hechos. En definitiva, somos los seres los que damos la pauta de todo. Ahí está la clave real.

Es vital identifica­rnos con las circunstan­cias que ahora imperan, porque son las que correspond­en a nuestra identidad existencia­l más próxima en el tiempo y en el espacio.

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COLUMNISTA DE LA PRENSA GRÁFICA
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