EL PRESIDENTE CAMBIA LA HISTORIA NACIONAL. SEGUNDA ENTREGA
En el artículo anterior analizamos el discurso del presidente Bukele en la graduación de la Escuela Militar, centrándonos en la crítica a su posición respecto a la guerra y a los Acuerdos de Paz. Este artículo lo dedicaremos a un tema de igual importancia, cual es la visión sobre las Fuerzas Armadas que el presidente expresa, tanto desde la perspectiva histórica como de las funciones de esta institución.
Dice así el mandatario: “Nosotros dijimos que tenemos una nueva fuerza armada; en muchos aspectos no era una nueva fuerza armada, en muchos aspectos es la misma fuerza armada: la libertad es la misma fuerza armada que rinde honor a Arce y Gerardo Barrios, es la misma fuerza armada, con su mismo escudo, su mismo honor, su misma disciplina, su mismo funcionamiento, su misma nobleza”. Afirmas esto es un insulto a las fuerzas armadas actuales al meterlas en el mismo saco con las conductas de las del pasado, las que dominaron la política violentando las Constituciones, las que organizaban y ejecutaban los fraudes electorales, las que cometieron no una sino múltiples masacres y un sinnúmero de asesinatos, desapariciones y torturas. Sin embargo, recuerdo que uno de sus decretos iniciales fue la orden de borrar el nombre del coronel Domingo Monterrosa del cuartel de San Miguel, quien comandó las tropas que perpetraron la masacre de El Mozote, pero que ahora se niega a entregarle la documentación pertinente al juez que sigue la causa penal; ¿fue aquello solo pura propaganda y ahora estamos viendo su verdadera posición? Triste cambio.
A partir de los Acuerdos de Paz, en estas tres décadas las Fuerzas Armadas se han ido sujetando a su papel constitucional, abandonando el control del gobierno, se han concentrado más en su profesión, eliminando su participación fraudulenta en las elecciones y en golpes de Estado y han logrado un grado de respeto y confianza de parte de la población al dejar atrás las décadas de temor, dolor y angustia a los ciudadanos que no aceptaban el régimen militar y luchaban por la democracia; el presidente es incapaz de asumir esta historia y su política busca volver a unas Fuerzas Armadas represivas como las del pasado; sus incitaciones a que ejerzan la violencia y participen en la política a favor de su grupo son indicadores de ello.
El presidente pretende ignorar que una de las causas principales de nuestra guerra civil fue el comportamiento represivo, de abusos con impunidad y de corrupción de no pocos de sus miembros y que los Acuerdos de Paz redefinieron el papel de la institución castrense en la reforma de la Constitución y la nueva Ley Orgánica que la rigen actualmente. Surge entonces la pregunta: ¿Qué de nuevo aporta el presidente a la institución militar?, lo respondió en su discurso con estas palabras: “La diferencia entre la Fuerza Armada y la de ahora no son sus principios, sino su comandancia, la diferencia es que antes la fuerza armada estaba abandonada y ahora ya no, la diferencia es que ahora tiene un comandante general que no permitirá que le quiten los 30 millones de su presupuesto, sino que incrementará su presupuesto para que todos nuestros soldados y tropa puedan lograr un aumento de otros 100 dólares mensuales unidos a los 100 dólares del año pasado”. En otras palabras es decir lo nuevo soy yo y los estoy sobornando.
Sin quererlo el presidente Bukele se ha retratado completamente con estos dos
“cambios”, primero afirmando que los militares fueron abandonados por los Acuerdos de Paz o es más que un juego de palabras malintencionado, porque estos en ningún momento mandan dejar abandonada a las Fuerzas Armadas; lo que claramente dicen es que las Fuerzas Armadas deben abandonar el control de la política y dedicarse a su tarea constitucional y que es común práctica de todo ejército en el mundo que al terminar la guerra se reduzca el número de sus efectivos, pero ignora que al iniciar el conflicto la institución contaba con no más de 15,000 efectivos y que los Acuerdos de Paz llegó a 31,000, amén del avance sustancial en su respeto a la institucionalidad democrática. Lo que esto demuestra es la actitud ególatra del presidente y su política de poner a las Fuerzas Armadas a su servicio mediante sobornos.
El jueves 10 de diciembre, aniversario del inicio de la masacre de El Mozote, el presidente Bukele repitió que “la guerra fue un fracaso como los Acuerdos de Paz” y ante criticas de estarlo mancillando respondió: “Sí, los mancillo porque fueron una farsa, una farsa”. La mejor respuesta a su diatriba es citar las palabras de su padre, el Dr. Armando Bukele: “Los Acuerdos de Paz fueron una fecha histórica y trascendental en la historia de nuestro país, dos triunfos espectaculares, el fin de la lucha armada y dando así inicio a una paz duradera”.
Lo que esto demuestra es la actitud ególatra del presidente y su política de poner a las Fuerzas Armadas a su servicio mediante sobornos.