2021: RETOS PARA EL SALVADOR Y EL MUNDO
Cada vez que hay una emergencia nacional en Alemania se forman coaliciones gubernamentales con las principales fuerzas políticas a fin de afrontarla exitosamente.
Nada impide en El Salvador una formación de este calado, un frente común contra la crisis económica, el desempleo, la delincuencia, la pobreza, la pandemia covid 19; sin embargo esto suena a misión imposible. Las tradicionales fuerzas y partidos políticos siguen sin comprender los códigos de esta nueva era sociocultural con actores insospechados como una juventud despierta políticamente, movimientos feministas, gays, LGBT, iglesias cristianas, redes sociales, voto en el exterior y una cimentada internacional millennial de la tecnología digital.
Los aprietos económicos aumentarán en el país, según el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) y otros centros especializados. La deuda externa actual ronda un 92,1 % del Producto Interno Bruto (PIB). Para El Salvador, con una producción económica agroindustrial incipiente, cuya mayor producción es de gente, para exportarla como mano de obra esclava, esta es una catástrofe programada.
Por todo ello es necesario una Coalición Patriótica de nuevo tipo con actores que ya no tengan el pensamiento obsoleto y las mañas de los políticos tradicionales. Hay que unir las nuevas fuerzas vivas del interior y exterior del país para afrontar los grandes retos de nación que nos aguardan los próximos años.
Todos los análisis prospectivos pronostican un tsunami arrollador del oficialismo para las elecciones de febrero lo cual les permitiría controlar los tres poderes del Estado y realizar operaciones quirúrgicas de “limpieza” burocrática con funcionarios de segundo grado. Sin embargo el control absoluto del Estado puede ser una trampa cazabobos pues implicaría la responsabilidad total de las medidas gubernamentales sin más excusas para culpar a la oposición.
Según el calendario chino 2021 será el año del buey dorado, pletórico de felicidad y prosperidad. Pero en El Salvador y el mundo tendremos que esperar tiempos mejores. Sobre todo en este planeta tripolar (Eua-rusia-china), con actores cruciales como Israel, Irán, Turquía, India, Corea del Norte, capaces de cambiar el equilibrio mundial hacia crisis inéditas. La paz está amenazada en el Medio Oriente, en el Transcáucaso possoviético y en el Indostán, donde seis potencias atómicas tienen sus peones listos para un jaque mate a escala planetaria (India, Pakistán, China, Israel, Corea del Norte, Irán).
Hay lucha hegemónica entre India y China, que agotará su desarrollo a mediados de siglo y a finales del mismo la hiperpotencia emergente será India. Europa, vieja dama cansada, será una antigualla de museo comparada con las nuevas revoluciones tecnológicas, industriales, cibernéticas y de inteligencia artificial que se avecinan en China, India, Rusia y EUA.
Sobre EUA pende la espada de Damocles de China, su mayor tenedor de deuda pública, que destrozaría su economía si pasa su intercambio monetario del dólar al yuan, casus belli que significaría guerra nuclear.
En geopolítica planetaria, este caos de hegemonías propiciaría una estabilidad forzada, tipo “Saloon Far West”, donde todos los tahúres tienen los revólveres sin seguro bajo la mesa del póker, gatillo en ristre, pero nadie dispara por temor a morir.
Adiós Pax americana, bienvenido nuevo orden mundial pospandemia.
En El Salvador ha sonado la hora del ciudadano patriota y de un frente amplio de nuevo cuño. Feliz Año Nuevo 2021, queridos lectores, a pesar de los pesares.