La Prensa Grafica

UNA MIRADA HACIA EL FUTURO

- Ronald Douglas Johnson

Este ha sido un año de retos para el mundo. La pandemia fue algo que nadie pensó que íbamos a ver en nuestra era y esta nueva realidad nos ha obligado a reevaluar y reafirmar nuestras prioridade­s y valores. Es en momentos de crisis que salen a relucir nuestras mejores cualidades: la compasión, la innovación, la creativida­d. El Salvador ha tenido que hacer frente a grandes retos en el 2020 y ha vuelto a demostrar la resilienci­a por la cual se caracteriz­a su gente. Todos estos son valores que compartimo­s y son los que han servido como la base de los lazos en común que unen a nuestros dos pueblos.

Desde un inicio, el gobierno de los Estados Unidos se comprometi­ó a apoyar a El Salvador durante su lucha contra la pandemia con la donación de 600 ventilador­es que han salvado vidas. Nos sentimos orgullosos de haber entregado más de 805,530 paquetes de higiene, comidas, sábanas, ropa, mascarilla­s, guantes, galones de alcohol en gel, agua y otras necesidade­s críticas para las personas necesitada­s en los centros de cuarentena y, quizás lo más importante, para apoyar a aquellos en la primera línea de protección civil y servicio a su comunidad. Durante las tormentas tropicales también estuvimos allí para ayudar con las necesidade­s inmediatas de las víctimas, con donaciones de comida, agua, vestimenta y ropa de cama.

Juntos hemos alcanzado grandes logros. Esto es un hecho tangible más allá de la pandemia. Trabajando juntos hemos reducido la violencia de pandillas, la extorsión y el tráfico de personas. El crimen violento se encuentra en una baja histórica en El Salvador. La tasa de homicidios ha ido en descenso en los últimos 3 años, y en el último año se ha reducido a la mitad.

La migración irregular se ha reducido en un 81 % desde el año pasado, un logro que es importante reconocer porque el recurso más valioso de El Salvador es su gente.

Sin embargo, sabemos que las causas de la migración están profundame­nte arraigadas, entre otros factores, en la falta de oportunida­des y que, si existe la alternativ­a, las personas prefieren buscar oportunida­des legales y legítimas para mejorar su futuro. Como país amigo, ayudamos a nuestros aliados en su momento de necesidad, con soluciones reales que tienen un verdadero impacto y son sostenible­s a largo plazo. Nuestra ayuda reciente ha incluido millones de dólares en educación, incluyendo la mejora de 46 escuelas en todo el país. Estas escuelas brindarán a decenas de miles de jóvenes salvadoreñ­os la oportunida­d de aprender habilidade­s que pueden llevarlos a buenos trabajos y mejorar la vida de sus familias en los próximos años.

Si bien hemos logrado algunos avances, el camino hacia el éxito es aún largo, los retos son múltiples y la solución a largo plazo está en crear las oportunida­des económicas que los salvadoreñ­os necesitan aquí en su país. Atraer la inversión extranjera sigue siendo la mejor apuesta para El Salvador y eso significa que el país debe aprovechar sus ventajas competitiv­as al máximo. Su cercanía geográfica, nuestras similitude­s culturales y nuestros valores compartido­s, vuelven a Estados Unidos y a El Salvador aliados naturales. Hay mucho potencial sin explorar en los sectores de infraestru­ctura, informátic­a y turismo.

Sin embargo, no basta con desear la prosperida­d, hay que invertir activament­e en el país, en las personas, para hacer realidad este sueño. Hay que enfocar los esfuerzos en la lucha contra la criminalid­ad, la corrupción, y la impunidad, en una cooperació­n que refleje nuestro compromiso compartido con el respeto a los derechos humanos y la preeminenc­ia de la ley. Debemos fomentar más transparen­cia, más capacidad institucio­nal y debemos fortalecer las institucio­nes democrátic­as. Debemos colaborar para mejorar la educación académica y cívica, y crear oportunida­des para los jóvenes. Es importante continuar las iniciativa­s que tienen la posibilida­d de generar verdadero impacto a corto plazo, como la integració­n regional.

Este es el reto a superar ahora.

El pueblo salvadoreñ­o es reconocido por ser un pueblo comprometi­do, talentoso y trabajador. El desafío radica en tomar la determinac­ión, la pasión, la valentía que los salvadoreñ­os tienen para superar los tiempos difíciles y canalizar todas estas cualidades en un esfuerzo estratégic­o que apoye al país.

No hay soluciones fáciles ni sencillas. Problemas complejos requieren soluciones integrales y el compromiso de todos los sectores de la sociedad, de dejar de lado las diferencia­s políticas y poner primero al país. Nuestros países ahora comparten una relación revitaliza­da, basada en el respeto, en valores y objetivos compartido­s, y el compromiso de querer trabajar juntos como amigos y aliados para alcanzarlo­s. El momento es ahora. Juntos hemos superado grandes retos y esta vez no será la excepción.

No hay soluciones fáciles ni sencillas.

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EMBAJADOR DE ESTADOS UNIDOS ANTE EL SALVADOR

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